visitas

NUEVO ENTRENADOR


 Las luces del campo ya estaban encendidas, los muchachos llegaban poco a poco, la alegría y felicidad se reflejaba en sus caras, los gritos para saludarse se escuchaban a lo lejos.

—-hola, juan— —hola Jesús— —hola Andrés— uno a uno se saludaban todos, el correspondiente choque de manos entre ellos, reflejaba el buen rollo que existía en este equipo, un equipo de barriada, todos se conocían y una madre traía a varios y otra madre o padre se los llevaba hasta su casa. De esta manera dos días a la semana de entrenos y otro día de partido, todo eran sonrisas, hoy era diferente el entrenador de los dos últimos años se despedía, y les presentarían al nuevo. Antonio el entrenador que se marchaba, les dio una charla para despedirse de ellos y se le saltaron las lágrimas cuando los 20 chavales lo empezaron a aplaudir mientras le daban un regalo comprado entre todos los padres y madres. El nuevo entrenador se presentó a los muchachos. —buenas tardes, soy Manuel y seré su entrenador— —espero que todos tengan la suficiente disciplina para acatar todas mis órdenes— —aparte de entrenador soy fisioterapeuta y los que tengan más desgaste en los partidos pasaran por mi casa y les daré masajes relajantes, será como un premio al esfuerzo que hagan sobre el campo, nada más empecemos el entreno— los chicos se esforzaban al máximo, querían impresionar al entrenador y que los pusiera de titulares, sudaban muchísimo y se refrescaban con la botella de agua que les daba el entrenador. Cuando acabo el entreno, el mister los reunió en el centro del campo. —número 8 como te llamas— pregunto —Miguel, mister—contesto el chico —número 22 y tú como te llamas— —Antonio entrenador—dijo el chico tímidamente mañana como premio a vuestro esfuerzo pasaros por mi consulta que os haré un masaje para que los músculos estén relajados que habéis hecho un gran esfuerzo. Los dos chicos salieron del entreno y les explicaron a sus padres el premio que les dio el entrenador y que mañana tenían que ir a su consulta después del colegio para un masaje. Los chicos se sintieron importantes y a todo el mundo lo explicaban, al día siguiente al salir del colegio los dos se dirigieron hacia la dirección de su entrenador. —¿Antonio estás nervioso?—pregunto Miguel —mucho —contesto Antonio llegaron a la consulta, llamaron tímidamente a la puerta. —adelante—se escuchó desde el interior —buenas tardes, chicos, que tal estáis— —bien—contestaron los dos al unísono pasar uno primero y luego el otro. —quien quiere empezar—pregunto el entrenador —yo—contesto miguel —vamos a empezar, tu Antonio espérate en la sala leyendo o haciendo deberes si tienes— —Miguel quítate la ropa y túmbate en la camilla—ordeno el mister Miguel era muy vergonzoso y accedió a regañadientes su pudor le impedía mostrarse natural, empezó el masaje untándose aceite en las manos, frotándole poco a poco todos los músculos del cuerpo, donde más incidía era en las ingles, estuvo más de media hora en manos del entrenador. —adelante Antonio te toca a ti— no era tan tímido como Miguel y no le costó nada desnudarse delante del masajista. —túmbate boca abajo— las manos del experto masajista, relajaron mucho al chico, casi se quedaba dormido, las manos se explayaron con las ingles también, hasta alguna vez frotaba levemente el pene del muchacho. —ya estamos por hoy podéis marcharos— —gracias mister— contestaron los dos al día siguiente en el entreno explicaron a todos lo bien que estaban después del masaje, al final del entreno, otra vez todos al centro del campo. —mañana pasarán por la camilla de masaje Antonio y juan— otra vez le tocaba a Antonio, otra vez volvió a suceder lo mismo, mucho rato de masaje y varias veces rozo el pene del muchacho. De esta manera cada semana Antonio pasaba por la camilla de masajes, y los roces en sus partes íntimas cada vez eran mayores, un día el mister le regalo 100 € a cambio de que no se dijera a nadie, —ponlo en tu hucha que te voy a regalar también—y le dio una hucha de lata cada semana le daba algún dinero para la hucha, a cambio de su silencio, dinero para él, pero que no se lo dijera a nadie. Pasados varios meses de la primera vez, un día estando en la camilla, el entrenador sin ningún tipo de reparo le acaricio las partes íntimas, el chico se levantó y le dijo. —voy a contarle a mi padre lo que acabas de hacer— —si le cuentas esto a alguien yo dire que me has robado dinero—respondió el monitor —y como explicaras todo el dinero que tienes en la hucha—dijo con una sonrisa en la boca el chico salió de aquel lugar, casi llorando, pero no podía explicarle a nadie lo sucedido, lo acusarían de ladrón. Esto duro un tiempo, el chico empezó a faltar a entrenos y a partidos, excusándose en centrarse en los estudios, las llamadas del entrenador eran diarias al chico y a su padre. —el equipo lo necesita es el mejor— después de cada partido o entreno siempre salía su nombre para pasar por los masajes, ya no podía más era un llanto diario, no quería ir, pero no se podía negar. Un día escribió aquella nota, explicándole a sus padres porque iba a hacer lo que tenía pensado. Dejo la nota encima de su mesita y salió con rumbo al final. El padre llegó ese día pronto y fue a saludar a su hijo, encontró la nota y la leyó, ya sabia donde estaría un lugar que le encantaba y siempre quería ir, unas rocas al final del puerto con un gran precipicio. El padre llegó antes que él, cuando llego Antonio se encontró a su padre esperando, lo vio y lo abrazo fuertemente y lloro desconsoladamente. No llores hijo esto se solucionará hoy, vamos al centro de masajes. Antonio entró como si nada, mirando fijamente al masajista, —necesito un masaje— la sonrisa del masajista ilumino toda la sala. —desnúdate y túmbate —ordeno el chico obedeció y cuando el masajista empezó con las caricias íntimas, de una patada la puerta cayó al suelo, tres policías y el padre entraron y detuvieron al pedófilo, disfrazado de entrenador. Antonio lloró largamente en brazos de su padre, que solo le repetía. —nunca calles nada, estoy para que no te pase nada malo en la vida— el entrenador fue castigado con 15 años de prisión, Antonio acabo siendo profesional de futbol, y su padre le acompaño a todos los partidos y entrenos.

LA REGRESION


 Margarita es una adolescente alegre y divertida, siempre estaba de buen humor, muy buena amiga de todos sus amistades, pero tenía un problema, que en según que momentos le hacía la vida imposible.

Empecemos esta historia cuando Margarita tenía 3 años, solía ir a la playa con su hermana más mayor y el resto de amigos del casal de verano, al ser la más pequeña no sabía nadar y cuando todos nadaban ella se quedaba en la arena jugando con sus palitas y cubos, haciendo sus castillos de arena. Aquel día durante las prácticas de natación su hermana se quedó con ella jugando, como siempre Margarita se portaba muy bien y las monitoras estaban tranquilas con ella, porque nunca se movía de donde la dejaban aunque pasaran tres horas, era muy obediente, aquel día sería diferente, su hermana no tan responsable como ella, le propuso nadar un poquito. —-Margarita, vamos a bañarnos juntas vale— le comento su hermana Sonia —no Sonia, los monitores no nos dejan— —vamos tata no pasa nada, nos lo pasaremos bien— —no que yo no sé nadar—contesto Margarita —no te preocupes que yo si, y te salvaré si pasa algo—le dijo Sonia Aunque no estaba muy convencida, cogió de la mano a su hermana y se fue acercando a la orilla. La mar estaba tranquila y parecía una balsa, entraron poco a poco en el agua, Sonia cogió de la mano a Margarita y empezó a adentrarse en la mar, poco a poco las niñas fueron dejando atrás la orilla, y Margarita con la ayuda de su hermana iba avanzando hacia el profundo mar, cuando estaban a unos diez metros de la orilla, Sonia dejo suelta la mano de la hermana, alejándose unos metros de ella. —vamos tata ya puedes nadar tu sola—dijo Sonia girándose Los ojos se le salían de las órbitas cuando no vio a su hermana, se estaba hundiendo en el azul del mar. Los monitores se lanzaron corriendo en la busca de ella, pero no la veían, se había hundido muy rápido. Margarita al ver alejarse a su hermana se quedó bloqueada y no pudo ni gritar el agua empezó a entrar en sus pulmones muy rápido y se hundía, no tardo más de unos segundos en perder el conocimiento y dejar de intentar salir a la superficie, se hundía como un plomo, sin remedio veía la muerte en su mente. Los monitores lograron ver el cuerpo de la pequeña en el fondo del mar y sacarlo a la superficie, para practicarle la respiración boca a boca y masaje cardiaco, a los pocos segundos la niña hecho una gran bocanada de agua y empezó a toser y respirar con ansiedad, fueron unos segundos los que estuvo muerta, vio la luz al final del túnel, pero antes de traspasarla volvió a la realidad con la ayuda de los monitores, Las dos hermanas lloraron durante largo tiempo, con el tiempo se fue pasando el susto para todo el mundo, menos para Margarita. Cuando se acercaba a un lugar con abundante agua le sucedía. Se quedaba bloqueada, le daban taquicardias se caía al suelo mareada, incluso se hacía pis encima, sus padres se empezaron a preocupar y la llevaron a varios médicos, todos lo achacaban al trauma por el que paso ese día, pero nadie pudo confirmar lo que pasaba realmente, un día alguien le dio la solución, —porque no lleváis a la chica a hacer una regresión?— los padres se quedaron un poco sorprendidos ¿qué era eso, y como se hacía? Cuando lo tuvieron claro, acompañaron a Margarita a hacer una regresión hipnótica, sabrían mejor cuál es la causa de su fobia al agua en grandes cantidades. Llegaron a la consulta y hablaron con el doctor González especialista en regresiones al pasado en busca de una causa a un trauma o fobia. —lo que haremos en esta regresión es que la mente de Margarita vuelva al pasado y sabremos en qué momento cogió esa fobia— —es peligroso doctor —preguntaron los padres —no aunque verán que no lo pasara muy bien no tengan miedo todo tiene su explicación y aclararemos de donde le viene el miedo. Margarita estaba asustada, pero las palabras del doctor la tranquilizaron, estaba preparada. Margarita cerro los ojos y el doctor empezó con la hinopsis regresiva, la chica cambiaba de estado de emoción, continuamente retorciéndose en la camilla de doctor. Cuando pasaron unos minutos empezó a contorsionarse como una serpiente en el diván y a las preguntas del doctor contestaba vagamente. —donde estás—pregunto el doctor —en la playa jugando con unos cubos de arena—contesto ella —que está pasando— —mi hermana me coge de la mano y me lleva hacia el agua— —y ahora que está pasando— —me hundo en el agua, me estoy ahogando no puedo respirar— —tienes miedo— —si por lo que sucedió anteriormente— que paso anteriormente, nadie conocía nada anterior, la regresión continuo. Ella seguía dando un repaso a todo lo pasado de golpe cambio la regresión, empezó a tener convulsiones más fuertes y sudando muchísimo. —que está pasando pregunto el doctor— estoy jugando en un lugar donde hay caballos, alguien se acerca a mí por detrás y tengo mucho miedo, es un hombre con barba y viene hacia mí, no sé lo que quiere no le conozco, me coge del pelo y me tira al suelo— ahhhhhhhhhhh lanzo un grito Margarita. —que más pasa— estoy en el suelo me está golpeando, me da muchas patadas, y puñetazos, no sé por qué yo no he hecho nada— —me mete la cabeza en un abrevadero de animales— noooooooooooooo grita Margarita agarrándose el cuello —me ahogo, me ahogo que alguien me ayude— ella misma se agarraba el cuello para intentar respirar— se retorcía, se desesperaba en el diván del doctor, el doctor intentaba sacarla de la hinopsis, pero ella no regresaba al mundo real, ella estaba ahogándose en un abrevadero de animales en 1870 en el pueblo de Guadix en Granada, las manos de un bandolero la sumergía en el agua y no podía respirar, se ahogaba, se ahogaba, dejo de respirar en ese momento igual que aquel día de 1870 solo que esta vez sus padres eran testigos de su muerte y en aquel año de 1800 nadie lo vio solo un pastor que paso por allí encontró el cuerpo de una joven ahogada en el lugar donde bebían las bestias. Los diarios solo contaron como una paciente del doctor González que practicaba una regresión murió estrangulada por sus propias manos ante la vista de sus propios padres.

EL ASCENSOR


 El edificio era impresionante, la majestuosidad era visible, pocas edificaciones como aquella, era un hotel centenario, más de 100 años de pie, los actuales propietarios lo compraron hace unos 25 años, estaban pensando en venderlo para hacer apartamentos, hoy se firmaba el contrato y al día siguiente empezarían el derrumbe del emblemático edificio.

Vayamos al principio de esta historia, corría el año 1930 el hotel se inauguró con toda la pomposidad necesaria en sus tiempos, todos los asistentes eran gente de la alta burguesía y los mandamases de la ciudad, el delegado del gobierno, el alcalde y todos los concejales disfrutaban del día. Lo que más llamaba la atención era el ascensor, donde cabían hasta cinco personas, todos lo querían probar, habían escuchado cosas maravillosas del primer ascensor que funciono en España, en la calle Alcalá número 5,y aunque ya había algunos más, este era el más adelantado tecnológicamente en su época. Todos fueron subiendo y bajando hasta el piso más alto, hablando maravillas de lo bien que funcionaba, los penúltimos en subir fueron, dos periodistas de la época, acompañados de sus mujeres, cuatro personas que quisieron disfrutar el invento, el día de la inauguración. Entraron dentro del habitáculo apretando el número del piso, cerraron las puertas que todavía no eran automáticas, el ascensor empezó a subir lentamente, alguien subió caminando al mismo tiempo por las escaleras, al llegar arriba encontró el ascensor vacío y aprovechó para bajar, los de abajo que esperaban a las dos parejas se sorprendieron que no fueran ellos. —donde están nuestros amigos los periodistas?—preguntaron —no había nadie el ascensor estaba parado arriba y yo lo cogí para bajar— buscaron a las cuatro personas por todo el hotel y no aparecieron, la policía detuvo a la persona que bajo en el ascensor, acusado de hacer desaparecer a las dos parejas, a pesar de las torturas que sufrió nunca confeso ser culpable de nada, lo condenaron a 30 años de prisión. Cinco años después con el hotel a pleno rendimiento, una pareja intento subir hasta el segundo piso, se quedaron atascados entre el primero y el segundo, empezaron a chillar para que los sacaran de ese lugar, tres minutos después cuando estaban intentando ayudarles para que bajaran, todo quedo en silencio, cuando consiguieron abrir, dentro no había nadie, el gerente del hotel puso una denuncia por marcharse sin abonar la cuenta, nunca se encontraron a esas personas. Veinticinco años más tarde, una convención de empresarios textiles, cada día tenían reuniones en uno de los salones, Juan un gran empresario salió de su habitación para bajar a la reunión subió al ascensor y apretó el botón de bajar. Los encargados de las reuniones esperaban que apareciera, pues era el orador de ese día, media hora después lo fueron a buscar a su habitación y no había nadie, nunca más se supo de él, todos sospecharon que algún empresario de la competencia lo hizo desaparecer. Mediados de los 70,una pareja de recién casados en luna de miel, se hospedaban en el hotel; cada día después de comer subían en el ascensor hasta la cuarta planta para dar rienda suelta a sus deseos en su habitación, el último día que les vieron subían los dos en el ascensor muy acaramelados, pero nunca llegaron a la habitación. Mirando el diario del hotel, se podía observar que cada año, dos o tres habitaciones se marchaban sin pagar, nunca se pudo localizar a ninguno de esos estafadores, incluso varias veces vino la policía porque sus familiares pusieron denuncias por desaparición, y nunca encontraron a nadie. Muchas historias del viejo hotel, pero mañana sería derruido, la tristeza invadía a los dueños. Al día siguiente las máquinas empezaron a llegar y la esbelta figura del hotel desaparecería para siempre, a los últimos trabajadores se le caían lágrimas, perdían el trabajo y algo más, era como su segunda casa, a veces pasaban más horas aquí que en sus casas. Con permiso de los propietarios cada uno fue cogiendo un recuerdo del hotel, quedaban segundos para que desapareciera de sus vidas. La primera máquina empezó por el ala norte, esa parte ya estaba cerrada hace mucho pues no tenían clientes para llenar todo el hotel. Otra empezó por la parte sur, justo donde estaba la entrada con el vestíbulo y en el centro el elevador, todo el hotel fue cayendo poco a poco, cuando las máquinas tocaron el ascensor se escuchó un desgarrador grito que puso la piel de gallina a todo el mundo, todos pararon el trabajo se miraron unos a otros. Que había sido eso—pensaron después de hablar llegaron a la conclusión que alguna cadena de una de las máquinas se enganchó en alguna parte y produjo ese ruido. Las máquinas volvieron a la carga, al tocar nuevamente la máquina la estructura del ascensor, el grito esta vez fue más fuerte, al mismo tiempo que un trozo de hierro del ascensor salía disparado y atravesaba la cabeza del conductor de la máquina. Todo quedo en silencio y se acercaron al maquinista, estaba muerto, nadie sabía que estaba pasando, el jefe de obra ordeno que retiraran el cuerpo del obrero y otro ocupara su lugar, todos tenían miedo, nadie dio un paso al frente para hacerse cargo de la máquina. —que os pasa cobardes coger los mandos y acabemos con esto de una vez—grito el jefe de obra nadie se movió. —dire un nombre y si no obedece será automáticamente despedido— —Ángel—nadie se movió —Francisco—igual que antes nadie se movió uno a uno fue diciendo los nombre y nadie se movió —todos despedidos ahora mismo— el capataz se puso a los mandos de la máquina y embistió con fuerza la estructura del ascensor. Esta vez el grito hizo que todos se tapasen los oídos, la estructura cedió y cayó sobre la máquina conducida por el jefe de obras, cuando retiraron la estructura y la máquina se horrorizaron, debajo del ascensor había una cámara secreta, donde estaban los cuerpos de todos los que habían desaparecido en el ascensor, era el tributo que se cobraba por poner el hueco del ascensor justamente encima de una tumba del antiguo cementerio que hubo en esos terrenos. Allí estaban todos los desaparecidos, el ascensor tenía vida propia, y se cobraba su impuesto por no respetar a los muertos.

SALIDA DOMINICAL


 



Como cada fin de semana, Jordi salía en bicicleta de montaña junto a su hijo Marc, les gustaba mucho hacer rutas y siempre salían juntos. Jordi tenía 48 años estaba casado con Maria y su hijo Marc tenía doce, en el momento que sucedió esta historia. Salían temprano todos los domingos si hacía buen tiempo, siempre delante Jordi para enseñarle la buena ruta a Marc, y el chico siempre vigilando a su padre para no quedarse atrás.

Eran una pareja modélica el chico obedecía todas las instrucciones. —Marc cuando acabemos esta subida pararemos a almorzar en una llanura que hay en lo alto de la montaña—le comento el padre al hijo —vale papa, yo ya tengo mucha hambre— diez minutos después estaban padre e hijo bajo la sombra de un frondoso árbol, degustando los bocadillos que le había preparado Maria. —hoy llegaremos a la cima de aquella montaña—le dijo el padre al hijo —parece muy lejana papa— —si hoy llegaremos un poco más tarde a casa, pero ya se lo comente a mama para que no se preocupara— el hijo asintió con la cabeza, acabado el almuerzo hicieron un pequeño pipi junto al árbol para a continuación coger las bicicletas y reemprender la marcha. Marc empezaba a estar muy cansado, pero no se quejaba, intentaba seguir el ritmo de su padre, Jordi de vez en cuando se giraba y comprobaba que le seguía su hijo. Cuando ya estaban en la cima se pararon y Marc jadeaba fuertemente, le había costado mucho llegar, pero la felicitación de su padre le hizo olvidar todo el cansancio. —descansaremos diez minutos y empezaremos a bajar—aviso el padre —Marc hay que tener mucho cuidado en las zonas que hay arena puede ser muy peligroso si llegas muy deprisa, el freno úsalo lo justo—le aconsejo el padre el cielo empezó a ponerse muy oscuro y se levantó un poco de viento, todo parecía indicar que vendría tormenta, intentaron hacer el descenso lo más rápido posible, pero el viento no les dejaba avanzar con la celeridad que ellos querían. El estruendo que produjo el primer trueno asusto a Marc, nunca había escuchado un trueno tan fuerte la tormenta cada vez se acercaba más, y ellos no habían descendido ni una quinta parte de lo que les quedaba, las primeras gotas de agua empezaron a caer, la visión del rayo deslumbro a los dos, la tormenta se estaba acercando a marchas forzadas. El siguiente trueno sonó como un terremoto, tembló todo, Jordi no recordaba una tormenta con la fuerza de la que se estaba acercando, estaba muy preocupado por su hijo, era peligroso estar en la montaña con esa tormenta. En una de las curvas Marc derrapo con la rueda de delante de su bicicleta y cayó de bruces hacia el suelo, el golpe fue duro, pero lo más doloroso es que su padre no se había dado cuenta de su caída y seguía bajando por el camino. Marc empezó a gritar. —papá, papá, papá—pero Jordi no escuchaba nada y la lluvia le empezó a dificultar la visión. Jordi paro un momento en su bajada, para indicarle a Marc que pensaba hacer para refugiarse en algún lugar, se giró y sintió pavor al comprobar que su hijo no le seguía.

Giro la bicicleta para volver por lo ya andado en busca de su hijo, al llegar a lo alto de un repecho vio como Marc estaba en el suelo llorando y su bicicleta entre los matorrales. Marc miro hacia donde bajo su padre hacía un rato, y distinguió su silueta, volvía por él, intento secarse los ojos de las lágrimas, pero era imposible por la cantidad de agua que caía, su padre se acercaba poco a poco, estaba todavía a una distancia de unos cincuenta metros. El rayo cayó justamente en el árbol junto al que pasaba Jordi en ese momento, fue tan fuerte que la onda del rayo lo dejo completamente inmóvil, no podía moverse, no podía oír nada, el rayo estuvo a punto de matarlo, pero todavía estaba vivo. Marc se levantó del suelo y corrió hacia su padre, que yacía en el suelo prácticamente inconsciente. ¿Qué podía hacer él? Pensó en todo lo que le habían enseñado en el colegio sobre rayos y truenos. Empezó a arrastrar a su padre de la zona donde estaba, estar tan cerca del árbol era un peligro y más ardiendo como estaba. Miro a su padre cuando ya estaba fuera de la zona del árbol, y se horrorizó, el rayo habia quemado parte del cuerpo de su padre, Marc se puso a llorar no sabía que hacer. Fue para coger las bicicletas y llevarlas donde estaban ellos, en ese momento le vino a la memoria que en caso de estar en medio de una tormenta en la montaña, alejarse de todo lo metálico, dejo las bicicletas lo más alejadas de ellos, también saco todas las cosas metálicas de los bolsillos, y las junto a las bicis. Llevaba varias horas ya la lluvia empezó a amainar y el sol se estaba escondiendo tras las montañas, calculo el tiempo que llevaba y por la oscuridad supuso que tendría que ser media noche, seguro que los estaban buscando, su madre avisaría y los vendrían a buscar. El ruido entre la maleza le asusto, su padre prácticamente seguía inconsciente, no le podía ayudar en nada, se estuvo inmóvil hasta comprobar que eran esos ruidos. Un jabalí enorme se acercaba donde estaban ellos, y le seguían algunos más, Marc estaba temblando de miedo aquel animal enorme los podía matar si embestía contra ellos. Los animales estuvieron más de tres horas escarbando muy cerca de donde estaban ellos, y el mayor no le quitaba la vista de ellos, cuando se marcharon Marc pudo relajarse y caer rendido de sueño. —chaval, chaval—estas palabras despertaron a Marc abrio los ojos y se asustó, un hombre con una escopeta estaba frente a él. —no te asustes somos cazadores— —que paso que hacéis aquí—pregunto el cazador Marc les explico todo lo que les paso, los cazadores llamaron al 112 para pedir ayuda, unos minutos después un helicóptero aterrizaba en un lugar cercano y evacuaba al padre y el hijo. Marc salió del hospital dos días después y el padre estuvo tres meses para recuperarse del impacto del rayo, las secuelas una parte del cuerpo quemada y perdida del 80 por ciento de capacidad auditiva, pero estaba contento, porque estaban vivos los dos.

EL SEMAFORO

  En la ciudad de Kiruma, un sitio donde las luces de neón brillaban por las noches como destellos anticipando un nuevo día, justo en el cen...