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ESPIRAL DE MALA SUERTE


 


Nací en un pueblo de la costa catalana, viví junto a mis padres y mi hermano casi toda la vida, y ahora estoy durmiendo en un portal en el cuarto donde se guardan las bicicletas. Una situación desesperada, intentaré que la comprendáis explicándola. Mis padres una pareja normal y trabajadora, siempre trabajando para ahorrar y comprarse un piso, él trabajaba en la construcción ella limpiando casas, portales, locales cualquier cosa que le ofrecieran era bueno para ganarse unas pesetas, si, cuando empieza esta historia estaban las famosas pesetas que tanto echamos en falta actualmente. Hace años cuando mis padres estaban luchando a tope, nací yo y cuatro años después mi hermano, a mi hermano lo quiero mucho, pero tengo que decir que me ha jodido la vida. Sí, suena duro, sin embargo, es la auténtica verdad, lo entenderéis cuando el relato llegue al final. Cuando mis padres ya tenían el piso de sus sueños pagado, se relajaron, ya tenían lo que querían, mi padre se acostumbró a frecuentar los bares del barrio donde vivíamos, y desgraciadamente mi madre también, los dos frecuentaban los bares, mi madre se empezó a acostumbrar a jugar a las máquinas tragaperras, el nivel de ahorros fue bajando y la economía mermando. Al final mi padre se puso enfermo, y tuvo que dejar de trabajar, cada día estaba peor de salud, y al final sucedió, falleció de cirrosis, tanto tiempo en los bares era de esperar el final. Después de enterrarlo, nuestra vida continuo igual, solo que sin mi padre. Yo ya estaba en edad de trabajar, y empece a trabajar, en un restaurante de nivel, era un buen camarero según decían, tenía un horario bastante bueno hacia el pase de la comida y el de la cena, estaba bien considerado por los jefes. Empecé a tontear con la hija del jefe, una chica rubia y simpática (según las malas lenguas, un poco promiscua), lo nuestro duro, lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks (que bien lo explico sabina). Después de ella seguí teniendo romances con otras chicas, debido a mi timidez no me duraban mucho, es un problema que tengo la timidez me puede. Mientras mi hermano estaba en casa a mesa y mantel.no necesitaba de nada, todo lo que quería lo tenía mi madre no tenía reparos en darle todo lo que pedía, ser el pequeño de la familia le daban esos privilegios, a veces si quería comprar una camisa me la pedía a mí para que se la trajera de la tienda, se la probaba en casa y si no le estaba bien, yo tenía que volver a la tienda y traerle otra, a veces hasta cinco cambios, él no se movía de casa, solo para salir de fiesta con sus amigos y amigas, yo no sabía decirle que no (a día de hoy todavía no sé decir no). Yo trabajaba y salía también con algunos amigos, las chicas eran otra cosa, tenía gancho para ellas, pero no me duraban nada, por mi timidez con ellas. El ritmo de mi madre con las tragaperras continuo, y se gastaba prácticamente todo lo que ganaba y gran parte de mi sueldo, lo que quedaba era pagar los gastos del piso, que cada vez estaba más deteriorado se hacía lo justo en él. Un día mi madre se empezó a encontrar mal, fue al médico, y el resultado fue que tenía lo mismo que mi padre cirrosis, el alcohol acabo con los dos, y yo estaba empezando a pasarme con mis visitas a los bares. Falleció mi madre y solo quedemos mi hermano y yo, él seguía sin trabajar, nos manteníamos con mi sueldo, no podía ahorrar no obstante al menos podíamos vivir. Varios años después del fallecimiento de mi madre y mi hermano sin trabajar, al fin me dio una buena noticia, empezaba a trabajar en una portería de conserje, eran dos bloques de pisos y cada uno tenía un conserje, uno de ellos se jubiló, y pudo entrar mi hermano. Al menos los gastos esperaba compartirlos con él, estaba equivocado él no aportaba nada para la casa, ni comida, ni para luz, agua etc. etc. nada. Esa situación la aguanté durante varios años, hasta que un día, mi hermano me dijo. --tete estoy saliendo con una chica y nos vamos a ir a vivir juntos-- --me alegro—le contesté --es que necesito dinero ella tiene una casa grande y quiere hacer un jardín nuevo y poner ascensor y no tiene dinero y como la casa es suya yo correré con esos gastos-- --no tengo dinero para dejarte—respondí --no, no quiero que me prestes dinero, quiero que me des el valor de la mitad del piso-- --no puedo, yo no tengo ese dinero-- --es fácil vas al banco y pides un préstamo, con el aval del piso te lo darán—me sorprendió su respuesta --¿de cuánto dinero hablas?-- --lo que me corresponda, avisaré un tasador y que lo valore-- yo no quería, porque veía que no podría hacer frente a ese préstamo, pero como dije anteriormente no sé decir no. El tasador lo valoro en un precio alto (estábamos en plena burbuja inmobiliaria), y empece a pagar, después de darle el dinero a mi hermano. Entre en depresión al ver que no podría hacer frente a los pagos. Mi hermano se fue a vivir con su amorcito, y yo quede solo y deprimido. Tuve que dejar el trabajo, no podía trabajar imposible centrarme, no podía hacerle la faena a los jefes que siempre se portaron bien conmigo, me fui al paro durante dos años. En este tiempo la bebida empezó a dominarme también, lo que cobraba prácticamente era para la bebida, de pagar préstamo nada de nada, me empece a retrasar en los pagos y el banco empezó a apretar. Al fin encuentre otro trabajo, de vigilante en una fábrica, estuve varios años, muchas veces cuando tenía que empezar a trabajar a las ocho de la noche, me dormía, a causa de estar bebiendo toda la tarde, llegaba tarde, me lo aguantaron un tiempo hasta que se cansaron, despedido otra vez, se portaron bien y me arreglaron los papeles para cobrar el paro. Con lo del paro pagaba un mes de cada dos del préstamo, de mi hermano no sabía nada hasta que un día apareció otra vez, llego a casa con una maleta. --Hola tete—fue su saludo --como estás hace tiempo que no sabía nada de ti—le conteste --me vengo a vivir contigo un tiempo-- como siempre no supe decir no. Él se había gastado todo el dinero que le di por la mitad del piso, y ahora volvía sin trabajo ni dinero, que tenía que hacer yo, era mi hermano pequeño y tenía que ayudarle. Al pesar de ver lo mal que estaba la situación, ni se le ocurrió poner un céntimo para los gastos, lo poco que se pagaba era lo mío, él se compraba ropa y salía a divertirse. Pasado un año, salía con otra chica y se decidió. --me voy a vivir con ella, alquilaré un piso y nos vamos a vivir juntos-- para ayudarme a mí no tenía, pero para alquilar un piso para vivir con una chica sí. Se fueron a vivir a veinte kilómetros, pasaba el tiempo y todo continuo igual yo bebiendo y pagando algo y mi hermano feliz con su chica. Un día volvió a aparecer mi hermano por casa para pedirme un favor. --necesito que te empadrones en mi casa—es lo que me pidió --porque si yo vivo aquí—conteste después de mucho explicármelo lo entendí, solicito una ayuda económica al ayuntamiento y para que se la concedieran necesitaba un familiar más a su cargo y ese era yo. Como siempre la palabra no, no salió de mi boca, en menos de una semana mi hermano me dio de baja en el padrón de mi ciudad y me empadrono en su casa, y por supuesto su casa no la pise nunca. Paso un año más y yo ya no pagaba nada ni cobraba ya el paro, la deuda con el banco se fue haciendo más grande, avisaron de desahucio, y gracias a una asociación y algunos vecinos no me echaron, la luz la cortaron, el agua la cortaron y algunos vecinos se quejaban por la peste que había en mi piso, supongo que era cierto, ya que limpiar no limpiaba nada hace mucho tiempo, y reconozco que la dejadez era muy grande. Un día a las ocho de la mañana me echaron del piso que compraron mis padres, y que gracias a mi hermano perdimos, por supuesto e intentando ponerme en contacto con mi hermano, pero se ha cambiado de teléfono y no contesta, intente pedir ayuda a la asistencia social de mi pueblo y me la deniegan. La causa de que la denieguen es que no estoy empadronado en ese lugar, y el final ya lo sabéis estoy durmiendo en una habitación junto a las bicicletas de momento, porque un día los vecinos se cansaran y me echaran también a la calle, esta es mi historia, nada especial porque como la mía hay muchas. FELICES NAVIDADES

EXTRAÑO SUCESO


  Siempre estaban alerta, eran una familia muy conocida que económicamente estaban bien, sus empresas ganaban mucho dinero, ellos solían ayudar siempre a muchas personas que lo necesitaban, pero los últimos anónimos eran inquietantes, amenazaban con secuestrar y matar a su hijo de cuatro años, decidieron ponerle un guardaespaldas, que lo vigilara todo el día, por la noche en casa estaban ellos dos y varios vigilantes que tenían en los alrededores de la casa.

Se acercaban las navidades, ya hacía más de un año de la última amenaza, se relajaban un poco, parecía que toda había sido la broma de algún desaprensivo. Esas navidades sería especiales el chico cumplía seis años y querían darle unas navidades en familia sin tantos guardaespaldas ellos solos en la intimidad, los tres celebrando juntos unas fiestas sin desconocidos en la casa ni sus alrededores. La noche del 24 nochebuena, cenarían los tres en casa, la madre encargo la comida en un catering de la ciudad, la recogerían a media tarde, en casa le darían un toque de horno y listo para comer. La mesa que preparo la mamá era espectacular todo en su sitio, todos los detalles bien colocados la vajilla regalo de su abuela, adornaba la mesa igual que la cristalería. El vino para ellos dos y el cava estaba en la nevera. La cena fue espectacular eran una familia normal disfrutando en navidad, al día siguiente desde la misma empresa de catering les traería la comida a casa preparada para comer. Pasaron todo el día los tres juntos en la casa y los jardines que rodeaban la casa, cuando se acercaba la hora de la comida, la madre fue a preparar la mesa, mientras el padre y el hijo jugaban, faltaban pocos minutos para las dos, cuando llamaron al interfono de la entrada, eran del catering que les traían la comida, el padre dejo de jugar con el chico y se acercó para abrir la puerta de la finca, abrió la puerta después de comprobar quienes eran, el golpe que recibió en cara le tiro de espaldas, una vez en el suelo otro golpe en la cabeza le dejo inconsciente y sangrando. El chico al ver la escena salió corriendo hacia la casa, la puerta estaba cerrada y no podía esperar a que su madre se diera cuenta lo que sucedía, siguió corriendo hacia la parte trasera en busca de un escondite. La madre abrió la puerta pensando que eran ellos dos con la comida, solo pudo sentir una mano que con un pañuelo mojado en un líquido pestilente le tapaban la nariz y la boca haciéndola caer en un profundo sueño. Los dos hombres siguieron los pasos del chico. ¿Dónde estaría el maldito niño? El chico se escondió en la leñera, tenía espacio suficiente para entrar y no ser advertido, los dos hombres seguían buscando por toda la parte trasera de la casa. No se podían marchar sin el chaval, tenían que encontrarlo, no estaba entre los árboles, ni rastro del crío, uno de los hombres se acercó a la leñera, vio unas pisadas cerca de ella y sabía que estaba ali escondido, abrió despacio la puerta, una llamarada desde el lado derecho le quemo toda la cara, sus gritos se escucharon en todos los alrededores, su compañero se asustó y se fue acercando hacia el lugar donde estaba su compañero gritando desde el suelo, se horrorizó viendo la cara desfigurada por el fuego. El muchacho no observó nada tenía los ojos cerrados por el miedo, cuando los abrió solo reparó en un hombre envuelto en fuego chillando, salió de su escondite y empezó a correr en dirección de los árboles que rodeaban la casa. El único perseguidor se acercaba a él en su huida, aunque intento esconderse no pudo se echó al suelo y empezó a llorar, sabía lo que le pasaría. El hombre se acercó con cara de rabia al niño, cuando lo intento coger únicamente pudo sentir como una rama de pino lo atravesaba desde el corazón y saliendo por la espalada. El muchacho abrió los ojos cuando una voz le decía, tranquilo somos policías. —¿qué paso?—pregunto al policía —no lo sé, él me defendió— —quien es él— —un hombre con barba blanca— —¿dónde está?— —se fue hacia arriba—dijo el niño señalando el cielo los policías se miraron uno a otro, no sabían que pensar, después de que los padres se recuperaran en el hospital, los interrogaron y no podían explicar nada, viendo las imágenes de las cámaras de seguridad, vieron como un anciano con barba blanca después de acabar con ellos, se elevó entre los árboles en una cosa que parecía un carro tirado por renos, no quisieron decírselo a nadie, no querían ser tratados como locos, pero ellos sabían lo que habían visto, y no lo podían contar.

YO NO SOY ESE


 LUISA

. Voy a contar la experiencia de mi vida sobre mi identidad de género, nací en 1961, por lo que en esa época la información era nula y cualquier referencia a la transexualidad estaba mal vista y asociada a la prostitución, al vicio y a la mala vida. Lo primero que recuerdo, es que me sentía rara a los 9 o 10 años, porque me sentía mejor con las amigas que con los amigos, mi afinidad con ellas era mayor, los juegos de los chicos aunque no los rechazaba no me hacían sentir bien, al poco tiempo cuando mis amigas empezaron a cambiar y yo no, me preguntaba porque, y cada noche al ir a dormir rogaba por despertarme por la mañana con algún cambio como el de ellas, por la mañana solo había decepción, pero siempre había la esperanza que fuese mañana. Le quitaba ropa olvidada a mi madre y la escondía para vestirme a solas, y me encantaba ponerme sus zapatillas de ballet a escondidas En aquellos tiempos la masculinidad era algo que se inculcaba a los niños varones de una manera muy poco delicada, era habitual que dijeran, no llores que pareces una niña, o, tienes menos fuerza que una niña, corres como una niña, eso es de niñas, y mil frases desafortunadas más, que a mí, más que ofenderme me hacían sentir mejor, aunque tuviera que esconder ese sentimiento, y tuviera que hacer el esfuerzo para parecer masculino. A los 14 años tenía una vecina más o menos de mi edad que nos hicimos muy amigos, y nos considerábamos novios, no había besos, ni caricias, pero si nos escondíamos para estar a solas y hablar, para mí era una amiga intima, y me gustaba más su compañía que la de los chicos, eso también me confundía mucho, pero a esa edad tampoco sabía identificar cual era la razón, y a los dos años sus padres vendieron la casa y perdimos el contacto, y yo seguía vistiéndome a escondidas, ahora ya con ropa de mi hermana 5 años menor, mi madre me pillo unas cuantas veces, pero hizo como si no viera nada, y nunca me dijo nada. A los 16 años conocí a otra chica que ya tuvimos un romance de adolescencia, y sus padres y toda su familia lo apoyaban, siempre estaba en su casa, su madre nos dejaba a solas con excusas poco elaboradas, nunca hubo sexo porque yo me resistía, no me sentía a gusto haciendo el papel de varón, pero la relación duró hasta que me fui al servicio militar, entonces ella me propuso que deberíamos casarnos, y yo no veía esa opción sensata, sin haber acabado la carrera, sin trabajo estable, y por la sensación de que de que algo no iba bien en mi vida, y eso hizo que la relación acabase. Al volver del servicio militar, encontré un buen trabajo, y conocí a otra chica, que en realidad fue ella quien fue a por mí, decía que lo que le gustaba de mi, era que no era como los demás chicos, que tenía una sensibilidad diferente, y yo seguía con mis dudas, seguía vistiéndome a escondidas, ahora ya me compraba ropa con la excusa que era para la novia, ya tenía coche y debajo del asiento trasero llevaba un verdadero armario, que usaba para ir a lugares apartados y solitarios para darme un paseo de noche, tenía un sentimiento de culpa y de que algo no iba bien, pero no tenía información y incluso pensaba que era una parafilia, porque me sentía genial cuando me vestía, pero que eso iría desapareciendo con el tiempo. Después de 8 años de noviazgo, nos casamos, ahora lo tenía más fácil para vestirme, aunque me seguía preocupando porque no desaparecía esa necesidad, y me sintiera tan bien haciéndolo, en alguna ocasión también me pilló, pero lo disimule con alguna excusa y ella no le dio mucha importancia. En el año 96 apareció internet, encontré los chat, y después de conocerlos, vi que allí podía tener una identidad que me hiciera sentir tan bien como vistiéndome, me autobautice Alicia, y encontré un canal que se llamaba transgresión, ese nombre llamo mi atención, entre y el recibimiento fue tal, que me saltaron las lagrimas, me animaron a hablar y a contar mis dudas, me hicieron ver que no era ningún bicho raro, que había muchas personas con esa inquietud, había en él una chica de mi edad, y a la semana quedamos para vernos, después de hablar durante horas y contarnos nuestras vidas vimos que esto era algo más normal de lo que pensábamos, y al mes se organizó una quedada, y me fabrique un viaje de trabajo en la empresa que estaba trabajando para poder ir y conocer a las personas que hablaba a diario en el canal, se hizo en Madrid, me lleve la ropa que tenia y 4 cosméticos que malamente sabia usar, pero allí las chicas ya experimentadas me echaron una mano, y salí a la calle a mi me pareció deslumbrante, en grupo con ellas, con una emoción que jamás había sentido, me sentía yo misma, libre, a gusto, sin la obligación de controlar mis gestos, esto no era un papel que representaba, era yo. Al llegar a casa se lo conté a mi pareja, primero se lo tomo mal porque lo entendió como que era gay, que travestirse estaba asociado a la prostitución y las drogas, que le había estado engañando en mis sentimientos hacia ella, pero lo estuvimos hablando y después de contarle un poco mis secretos, entendió que era otra cosa, y la invite a venir a la siguiente reunión de Madrid, allí conoció a las otras chicas, me confesó que había tenido la sensación de hablar como con amigas suyas, y me animo a seguir saliendo con ellas, ya que eso me hacia feliz, pero que ella prefería no acompañarme, para no coartarme. Al poco tiempo, en mi ciudad hicimos un grupo, y nos hicimos con un piso para poder tener la ropa los enseres y cambiarnos sin que los vecinos de nuestras casas pudieran sospechar, y salíamos muchas noches de fin de semana, eso me hacía muy feliz, podía ser yo, salir normalmente a la calle y desarrollar lo que creía era mi parte femenina. Unos años después, el hospital clínico universitario de Barcelona, hizo un estudio sobre la transexualidad, y pidieron voluntarios para hacerlo, yo me presente creyendo que me dirían que mi caso no era la transexualidad, el resultado fue duro, aunque muy aclarador, yo era una mujer sin ninguna duda, eso desordenaba toda mi vida, y además tenía una pareja mujer, que amaba con locura, y que unos años antes por una enfermedad rara sufrió un trasplante de pulmones, le enseñe el diagnostico, me dijo que lo suponía, por mi forma de ser, y me animo a seguir adelante, que su amor no cambiaria, pero yo me negué, sabia lo dura que es la transición, sobre todo para las parejas por otras compañeras que pasaron por eso, y no quise que ella sufriera, además el sector en el que se engloba mi trabajo es muy convencional, y no habría tenido futuro, aunque eso a ella tampoco le parecía importante, me decía que solo era miedo. Pero yo me mantuve en mi decisión y seguí saliendo con las chicas como paliativo a la disforia, aunque ahora el sentimiento era ya diferente, salir unas horas para ser yo, no me llenaba como antes, y fui dejando de salir poco a poco, encerrándome en mi misma. Entre en Secondlife, con mi nombre Alicia, y allí solté mi personalidad pura, sin ningún condicionamiento como hacía en el chat, pero con la posibilidad de poder crear una vida alternativa, me hice DJ, mi pasión, tuve bastante fama, y mucha amigas, fue algo que me dio un poco de vida, me sentía como una más, querida, y como yo misma, mi pareja estaba contenta que estuviera feliz y me ayudaba muchas veces, pero seguía diciéndome que empezara con la transición o no sería nunca feliz, a lo que yo continuaba negándome porque no lo veía justo para ella. En 2010 mi pareja murió a consecuencia de la enfermedad, mi vida se desmorono totalmente, así que unos meses más tarde, me fui al psicólogo, que en dos sesiones me diagnosticó disforia de género sin ninguna duda, y empecé el tratamiento hormonal, pero solo para mi, por los problemas laborales que me provocaría el salir del armario, llevo casi 8 años de tratamiento, y sigo en la misma situación, no es cobardía, es que después de tantos años en el tema, he visto en amigas lo que ocurre, y solo en pocos casos especiales, como por ejemplo, trabajar en una empresa familiar, en la administración pública, o grandes empresas que tienen sindicatos que cuidan de los derechos de sus trabajadores, no hay garantías de no perder el trabajo o de sufrir bulling para conseguir que dimitas, en mi caso es peor aún, ya que soy autónoma, y perdería la mayoría de los clientes, que como ya he dicho estoy en un sector muy convencional. En la actualidad, estoy pensando en soluciones, ya que la disforia a veces aprieta demasiado, se siente que vives una vida que no es la tuya, que no eres feliz y no lo serás hasta que puedas desarrollar tu verdadera personalidad, es triste que un país como el nuestro, con leyes bastante avanzadas sobre los derechos de las personas homosexuales y transexuales, sea todo apariencia, la realidad y la calle demuestran la verdad, y es la intolerancia a estas personas, en mi caso entro en las dos etiquetas ya que además de transexual soy lesbiana, y me siento en una cárcel virtual. Hasta que el género de una persona deje de ser elegido por sus características físicas, se pueda detectar a muy pronta edad el género real de cada persona, y eso sea tan normal para toda la población como cualquier otra característica, como tener los ojos de un color u otro, no creo que podamos vivir normalmente. Por eso una de mis ideas es emigrar a otro país europeo con menos homofobia y transfobia, empezar de cero, ya con mi nombre y género legalizados, pero no es fácil, hay pocos países realmente liberales en ese sentido, las leyes avanzan, pero la población no, solo espero que las nuevas generaciones vayan entendiendo que esto no se elige, se nace con ello, no es una enfermedad, no se puede curar ni corregir, es la personalidad inherente, solo se puede corregir un poco el fallo físico que la naturaleza cometió, para no rechazar tanto nuestro cuerpo, sentirlo acorde con nuestra mente y poder ser un poco más felices, aunque nunca será totalmente, pero se nos acepte por nuestro género sentido normalmente y dejemos de tener etiquetas, que además no pueden definir todos los géneros que realmente existen.

LUISA.

TRABAJO SUCIO


 


Carlos empezó a trabajar en aquel sitio hace veinte años, aunque su trabajo le gustaba una parte de él no, y al día siguiente le tocaba realizar esa parte del trabajo que menos le gusta. Siempre le pasaba igual cuando le tocaba, dos días antes, se le revolvía el estómago, tenía pesadillas, le costaba mucho dormir, tenía que tomar pastillas para conseguirlo. Carlos era técnico especialista en electricidad de alto voltaje, por su cargo tenía que controlar todo lo relacionado con la corriente del lugar donde trabajaba. Juan estaba en aquel sitio desde hace quince años, nunca salió de allí, desde el día veinte de agosto de años atrás. Carlos se levantó ese lunes doce a las siete menos cuarto, como cada día, a pesar de que ya estaba despierto desde tres horas antes, ni las pastillas conseguían que durmiera, se sentó a desayunar, pero apenas se pudo beber el café con leche, intento morder una galleta, acabo escupiéndola en el cubo de la basura se le hacía una bola y era incapaz de tragársela, esta vez como las otras estaba pasándolo mal, a pesar de todo todavía recuerda alguna de las veces que después de realizar el trabajo en aquella sala que le tocaba revisar, cogía la baja por depresión, en la empresa nadie le ponía pegas, comprendían perfectamente el estado de ánimo al pasar por la dichosa sala. Juan desayunó opíparamente, café, tostadas, croissants mermelada y mantequilla, cuando acabo de desayunar, todavía le preguntaron si quería algo más, lo que él declinó, estaba muy lleno, saldría a dar un paseo solo, solo como siempre. Juan salió al patio, miro hacia el sol que le ilumino su rostro, entorno los ojos y se empapó de los cálidos rayos del rey astro, al día siguiente conocería a Carlos, únicamente lo vería unos momentos los justos para intercambiar unas palabras. Carlos cogió su coche y conducía tranquilo, no tenía ninguna prisa y ninguna ganas de llegar al trabajo, hoy tocaba comprobar la dichosa habitación, odiaba ese día, en los veinte años que llevaba trabajando había tenido que realizar esa revisión ocho veces, y siempre le pasaba lo mismo. Aparco el coche en el lugar reservado para él, miro el edificio antes de entrar, siempre le venía el mismo pensamiento, tengo que dejar este trabajo, aunque también le venía a la cabeza las facturas que tenía que pagar, no podía dejar el trabajo que estaba bien pagado, gracias a él, podía pagar los colegios y universidades de sus dos hijos. Entro en la dichosa sala verífico toda la instalación y acciono la palanca que ponía en marcha el mecanismo, el ruido de la corriente subió el volumen y a él le parecía un ruido para volverse loco, diez segundos después acciono la palanca en sentido inverso, automáticamente el ruido ceso, y Carlos abandono la sala firmando un documento donde ponía claramente que la instalación estaba ok. Acabada la comprobación se marchó a su hogar a pasar el resto del día con su familia.no quería ver a nadie, quería estar solo en su hogar, y pensar, pensar en Juan al cual conocería el día siguiente. A la noche como siempre, Carlos no ceno nada, toda la noche la pasaría sin dormir, a pesar de que toda la familia le apoyaba intentando animarlo, cosa imposible él no se podía animar sabiendo su trabajo del día siguiente, muchas veces soñaba con la dichosa sala, tenía auténticas pesadillas. A Jose le vinieron a preguntar que le apetecía cenar, de primero pidió ensalada marinera, de segundo pavo relleno y de postre tarta de queso, bebió media botella de vino rioja y cuando acabo se fumó un puro cohíbas, algo que no solía hacer nunca. Después se marchó a su habitación, al día siguiente tendría que madrugar. Carlos llegó media hora antes de lo normal, saludo a varias personas con desgana y se encerró en un pequeño despacho, hasta la hora de conocer a Jose. Se abrió la puerta de la habitación de Jose y le anunciaron. —es la hora— Jose se incorporó, ya estaba vestido para conocer a Carlos, entro en la sala y le acompañaron a su sillón. Unos minutos después entro Carlos en la sala, se acercó a Jose, lo miro fijamente y le pregunto. —como te sientes— —podía encontrarme mejor, pero no me puedo quejar—contesto Jose Carlos le puso una especie de esposas en las muñecas, y algo parecido a una corona en la cabeza, ajusto todos los puntos posibles y se alejó, en dirección a la sala de control, lugar desde donde tenía que acabar su trabajo. Unas veinte personas estaban supervisando que todo lo que sucedía en esa sala, fuera lo correcto. Carlos empuñó una palanca y en el momento que la acciono, empezó a rezar un padre nuestro. Cuando fue accionada la palanca. Jose empezó a dar convulsiones y de su cabeza empezó a salir humo, el olor a carne quemada era irrespirable en la maldita sala, Jose Manuel fue el número diez ejecutados en aquella prisión. Carlos abandono hundido, no se podía acostumbrar a ser él, el que tenía que ejecutarlos.

INFIELES


 La mesa estaba preparada, serán once personas a cenar, cinco parejas e Irene, la anfitriona.

Carmen y José, llevaban cuatro años de casados. Loli y Juan ocho años Rosa y Ernesto seis Maria y Pedro los que más 15 años Gloria y Ricardo solo un año. Ninguno sabía el motivo de la invitación, pero todos aceptaron, por ser muy amigos de Irene y de su anterior pareja Jacinto. Todos preguntaban al llegar a que se debía la invitación, porque no era ningún día especial. —ya os enteraréis al final de la cena—-contestaba Irene con una sonrisa. Irene lleva tres meses separada de su marido, ella no quiso nunca explicar las causas, todos creían que esta noche lo explicaría, (posiblemente sea de esa manera, no obstante la noche será muy entretenida) Empezaron por un exquisito pica, pica, compuesto de diversos platos, todo muy rico según los comensales. Irene personalmente se encargó de servir a cada comensal el segundo plato, muslos de pato confitados con verduras, no quiso que nadie le ayudara, era la anfitriona y quería ser responsable del trato a sus invitados. Varias veces preguntaron las chicas, el porqué de la exquisita cena, ella solo sonreía y respondía. —a su debido tiempo lo sabréis – el secreto tenía inquietos a los comensales, nunca antes una cena de este tipo, y lo más extraño el poco tiempo que hacía de su separación, únicamente tres meses. El postre fue tiramisú para todos, todos alabaron el punto tan espectacular de este postre, brindaron por la anfitriona, ella solamente sonreía. Cuando acabo la cena, Irene se levantó y empezó un pequeño discurso que tenía preparado. —como todos sabéis llevo tres meses separada, y la noticia que quería daros es que estoy embarazada— las chicas se levantaron para felicitarla, ella levantó la mano y continuo con su discurso. —sentaros que todavía no he acabado, la criatura que espero no es de mi exmarido Jacinto – las chicas sonreían pensando que Irene tenía una nueva pareja. —no, no tengo nueva pareja, el padre de la criatura es uno de los aquí presentes— todas las mujeres miraron a sus respectivas parejas, ellos movían la cabeza negativamente. —y como supongo que él lo negara, me tome la molestia de en su plato poner un tipo de veneno que hará efecto en menos de tres horas—sorprendió Irene alguno de ellos intento levantarse para marcharse del lugar. —no, no podréis salir, la puerta está bloqueada y como sabéis es brindada, desde el balcón tampoco podéis intentar nada, imposible pasarse a otro piso, nadie se moverá hasta pasadas tres horas— —una última cosa esto que veis—dijo enseñando un pequeño frasco —es el antídoto para neutralizar el veneno, solo lo daré cuando el padre de la futura criatura hable— espero al afortunado en la cocina para darle el antídoto, de lo contrario morirá— Irene se confinó en la cocina cada pareja se fue a distintos rincones de la casa. Carmen y Jose estaban en una habitación, ella miraba a su marido y lo contemplaba sudar, eso la altero un poco. —eres tú—pregunto Carmen Jose se puso a llorar, únicamente estuve una vez con ella, después de la separación ella se insinuó y no pude resistir, lo siento mucho, perdóname. —como quieres que crea que únicamente ha sido una vez, eres un monstruo, te odio—le gritaba Carmen los dos fueron a la cocina para que Irene le diera el frasquito que le salvaría. —siento defraudarte Jose, pero tú no eres, lo tuyo fue un desliz, pero no fuiste tu el causante de mi embarazo—sorprendió Irene los dos se marcharon a la habitación otra vez, para continuar con la discusión. En otra de las habitaciones Loli y Juan, también hablaban, en un momento de la charla, Juan salió corriendo al lavabo a vomitar, cuando acabo salió llorando, y confesando. —de los ocho años que llevamos casados, hace cuatro que estoy con ella—dijo mientras seguía vertiendo lágrimas. —eres un maldito hijo de p…—soltó secamente loli. Solo Juan fue a la cocina a recoger la pócima. —no Juan tú no eres el padre, tú eres estéril, puedes hacerte las pruebas y lo comprobarás— Juan se fue a la habitación para manifestárselo a Loli, que seguía llorando amargamente. Rosa y Ernesto, ya hacía un tiempo que no estaban bien del todo, y Rosa lo tenía claro el causante era Ernesto. —si me acuesto con ella, ya que tú no me das ni cariño ni sexo, ella me da lo que necesito en ese sentido—replico Ernesto sin dejar que hablara ella, Ernesto fue a la cocina se acercó a Irene para abrazarla y ella lo rechazo. —No Ernesto lo nuestro fue únicamente deseo y tú tampoco eres el padre te lo aseguro— Ernesto se fue junto a Rosa y se sentó en una butaca sin expresar ni una palabra. Maria y Pedro son una pareja liberal, sabían con quién se acostaba cada uno, solo un reproche de ella a él. —porque no te pusiste protección—pregunto ella —siempre me la puse, únicamente una vez no lo hice, pero me fui fuera, te lo aseguro— fueron los dos a la cocina y le pidieron el frasco, su respuesta les sorprendió —no Pedro, tú no eres el padre, siempre lo hacíamos con protección, y la única vez, no ocurrió te lo aseguro, ya estaba embarazada— los dos se marcharon y no entendían nada. La última pareja Gloria y Ricardo que únicamente llevaban un año también fueron a la cocina, él había confesado que en una borrachera callo en sus redes y no puso evitarlo. —No Ricardo, tú no eres el padre, estabas demasiado borracho y ni siquiera llegaste al final—contesto Irene. Irene se puso en el centro del salón, los llamo a todos, les pidió tranquilidad y un poco de silencio. —no, no estoy embarazada, solo era una motivación para que confesarais vuestras infidelidades. La verdad es que mi exmarido, era bisexual, y tenía sida, todos los hombres aquí presentes, se fueron a la cama conmigo, yo también cogí el sida, por lo tanto todos y cada uno de vosotros, tenéis muchas posibilidades de ser seropositivos, a vosotras os digo que no le echéis la culpa a vuestras parejas por ser infieles, ya que vosotras también os acostasteis con mi exmarido Jacinto, y si él no está aquí es porque no quería desenmascararos, de esta manera las posibilidades de que estéis contagiadas son muchas, os pido que os hagáis análisis y no busquéis un culpable, las cosas son de esta manera y no las podemos cambiar, la puerta está abierta y podéis marcharos. Todos fueron saliendo por la puerta con la cabeza baja y avergonzados de su actuación.

NUEVO ENTRENADOR


 Las luces del campo ya estaban encendidas, los muchachos llegaban poco a poco, la alegría y felicidad se reflejaba en sus caras, los gritos para saludarse se escuchaban a lo lejos.

—-hola, juan— —hola Jesús— —hola Andrés— uno a uno se saludaban todos, el correspondiente choque de manos entre ellos, reflejaba el buen rollo que existía en este equipo, un equipo de barriada, todos se conocían y una madre traía a varios y otra madre o padre se los llevaba hasta su casa. De esta manera dos días a la semana de entrenos y otro día de partido, todo eran sonrisas, hoy era diferente el entrenador de los dos últimos años se despedía, y les presentarían al nuevo. Antonio el entrenador que se marchaba, les dio una charla para despedirse de ellos y se le saltaron las lágrimas cuando los 20 chavales lo empezaron a aplaudir mientras le daban un regalo comprado entre todos los padres y madres. El nuevo entrenador se presentó a los muchachos. —buenas tardes, soy Manuel y seré su entrenador— —espero que todos tengan la suficiente disciplina para acatar todas mis órdenes— —aparte de entrenador soy fisioterapeuta y los que tengan más desgaste en los partidos pasaran por mi casa y les daré masajes relajantes, será como un premio al esfuerzo que hagan sobre el campo, nada más empecemos el entreno— los chicos se esforzaban al máximo, querían impresionar al entrenador y que los pusiera de titulares, sudaban muchísimo y se refrescaban con la botella de agua que les daba el entrenador. Cuando acabo el entreno, el mister los reunió en el centro del campo. —número 8 como te llamas— pregunto —Miguel, mister—contesto el chico —número 22 y tú como te llamas— —Antonio entrenador—dijo el chico tímidamente mañana como premio a vuestro esfuerzo pasaros por mi consulta que os haré un masaje para que los músculos estén relajados que habéis hecho un gran esfuerzo. Los dos chicos salieron del entreno y les explicaron a sus padres el premio que les dio el entrenador y que mañana tenían que ir a su consulta después del colegio para un masaje. Los chicos se sintieron importantes y a todo el mundo lo explicaban, al día siguiente al salir del colegio los dos se dirigieron hacia la dirección de su entrenador. —¿Antonio estás nervioso?—pregunto Miguel —mucho —contesto Antonio llegaron a la consulta, llamaron tímidamente a la puerta. —adelante—se escuchó desde el interior —buenas tardes, chicos, que tal estáis— —bien—contestaron los dos al unísono pasar uno primero y luego el otro. —quien quiere empezar—pregunto el entrenador —yo—contesto miguel —vamos a empezar, tu Antonio espérate en la sala leyendo o haciendo deberes si tienes— —Miguel quítate la ropa y túmbate en la camilla—ordeno el mister Miguel era muy vergonzoso y accedió a regañadientes su pudor le impedía mostrarse natural, empezó el masaje untándose aceite en las manos, frotándole poco a poco todos los músculos del cuerpo, donde más incidía era en las ingles, estuvo más de media hora en manos del entrenador. —adelante Antonio te toca a ti— no era tan tímido como Miguel y no le costó nada desnudarse delante del masajista. —túmbate boca abajo— las manos del experto masajista, relajaron mucho al chico, casi se quedaba dormido, las manos se explayaron con las ingles también, hasta alguna vez frotaba levemente el pene del muchacho. —ya estamos por hoy podéis marcharos— —gracias mister— contestaron los dos al día siguiente en el entreno explicaron a todos lo bien que estaban después del masaje, al final del entreno, otra vez todos al centro del campo. —mañana pasarán por la camilla de masaje Antonio y juan— otra vez le tocaba a Antonio, otra vez volvió a suceder lo mismo, mucho rato de masaje y varias veces rozo el pene del muchacho. De esta manera cada semana Antonio pasaba por la camilla de masajes, y los roces en sus partes íntimas cada vez eran mayores, un día el mister le regalo 100 € a cambio de que no se dijera a nadie, —ponlo en tu hucha que te voy a regalar también—y le dio una hucha de lata cada semana le daba algún dinero para la hucha, a cambio de su silencio, dinero para él, pero que no se lo dijera a nadie. Pasados varios meses de la primera vez, un día estando en la camilla, el entrenador sin ningún tipo de reparo le acaricio las partes íntimas, el chico se levantó y le dijo. —voy a contarle a mi padre lo que acabas de hacer— —si le cuentas esto a alguien yo dire que me has robado dinero—respondió el monitor —y como explicaras todo el dinero que tienes en la hucha—dijo con una sonrisa en la boca el chico salió de aquel lugar, casi llorando, pero no podía explicarle a nadie lo sucedido, lo acusarían de ladrón. Esto duro un tiempo, el chico empezó a faltar a entrenos y a partidos, excusándose en centrarse en los estudios, las llamadas del entrenador eran diarias al chico y a su padre. —el equipo lo necesita es el mejor— después de cada partido o entreno siempre salía su nombre para pasar por los masajes, ya no podía más era un llanto diario, no quería ir, pero no se podía negar. Un día escribió aquella nota, explicándole a sus padres porque iba a hacer lo que tenía pensado. Dejo la nota encima de su mesita y salió con rumbo al final. El padre llegó ese día pronto y fue a saludar a su hijo, encontró la nota y la leyó, ya sabia donde estaría un lugar que le encantaba y siempre quería ir, unas rocas al final del puerto con un gran precipicio. El padre llegó antes que él, cuando llego Antonio se encontró a su padre esperando, lo vio y lo abrazo fuertemente y lloro desconsoladamente. No llores hijo esto se solucionará hoy, vamos al centro de masajes. Antonio entró como si nada, mirando fijamente al masajista, —necesito un masaje— la sonrisa del masajista ilumino toda la sala. —desnúdate y túmbate —ordeno el chico obedeció y cuando el masajista empezó con las caricias íntimas, de una patada la puerta cayó al suelo, tres policías y el padre entraron y detuvieron al pedófilo, disfrazado de entrenador. Antonio lloró largamente en brazos de su padre, que solo le repetía. —nunca calles nada, estoy para que no te pase nada malo en la vida— el entrenador fue castigado con 15 años de prisión, Antonio acabo siendo profesional de futbol, y su padre le acompaño a todos los partidos y entrenos.

LA REGRESION


 Margarita es una adolescente alegre y divertida, siempre estaba de buen humor, muy buena amiga de todos sus amistades, pero tenía un problema, que en según que momentos le hacía la vida imposible.

Empecemos esta historia cuando Margarita tenía 3 años, solía ir a la playa con su hermana más mayor y el resto de amigos del casal de verano, al ser la más pequeña no sabía nadar y cuando todos nadaban ella se quedaba en la arena jugando con sus palitas y cubos, haciendo sus castillos de arena. Aquel día durante las prácticas de natación su hermana se quedó con ella jugando, como siempre Margarita se portaba muy bien y las monitoras estaban tranquilas con ella, porque nunca se movía de donde la dejaban aunque pasaran tres horas, era muy obediente, aquel día sería diferente, su hermana no tan responsable como ella, le propuso nadar un poquito. —-Margarita, vamos a bañarnos juntas vale— le comento su hermana Sonia —no Sonia, los monitores no nos dejan— —vamos tata no pasa nada, nos lo pasaremos bien— —no que yo no sé nadar—contesto Margarita —no te preocupes que yo si, y te salvaré si pasa algo—le dijo Sonia Aunque no estaba muy convencida, cogió de la mano a su hermana y se fue acercando a la orilla. La mar estaba tranquila y parecía una balsa, entraron poco a poco en el agua, Sonia cogió de la mano a Margarita y empezó a adentrarse en la mar, poco a poco las niñas fueron dejando atrás la orilla, y Margarita con la ayuda de su hermana iba avanzando hacia el profundo mar, cuando estaban a unos diez metros de la orilla, Sonia dejo suelta la mano de la hermana, alejándose unos metros de ella. —vamos tata ya puedes nadar tu sola—dijo Sonia girándose Los ojos se le salían de las órbitas cuando no vio a su hermana, se estaba hundiendo en el azul del mar. Los monitores se lanzaron corriendo en la busca de ella, pero no la veían, se había hundido muy rápido. Margarita al ver alejarse a su hermana se quedó bloqueada y no pudo ni gritar el agua empezó a entrar en sus pulmones muy rápido y se hundía, no tardo más de unos segundos en perder el conocimiento y dejar de intentar salir a la superficie, se hundía como un plomo, sin remedio veía la muerte en su mente. Los monitores lograron ver el cuerpo de la pequeña en el fondo del mar y sacarlo a la superficie, para practicarle la respiración boca a boca y masaje cardiaco, a los pocos segundos la niña hecho una gran bocanada de agua y empezó a toser y respirar con ansiedad, fueron unos segundos los que estuvo muerta, vio la luz al final del túnel, pero antes de traspasarla volvió a la realidad con la ayuda de los monitores, Las dos hermanas lloraron durante largo tiempo, con el tiempo se fue pasando el susto para todo el mundo, menos para Margarita. Cuando se acercaba a un lugar con abundante agua le sucedía. Se quedaba bloqueada, le daban taquicardias se caía al suelo mareada, incluso se hacía pis encima, sus padres se empezaron a preocupar y la llevaron a varios médicos, todos lo achacaban al trauma por el que paso ese día, pero nadie pudo confirmar lo que pasaba realmente, un día alguien le dio la solución, —porque no lleváis a la chica a hacer una regresión?— los padres se quedaron un poco sorprendidos ¿qué era eso, y como se hacía? Cuando lo tuvieron claro, acompañaron a Margarita a hacer una regresión hipnótica, sabrían mejor cuál es la causa de su fobia al agua en grandes cantidades. Llegaron a la consulta y hablaron con el doctor González especialista en regresiones al pasado en busca de una causa a un trauma o fobia. —lo que haremos en esta regresión es que la mente de Margarita vuelva al pasado y sabremos en qué momento cogió esa fobia— —es peligroso doctor —preguntaron los padres —no aunque verán que no lo pasara muy bien no tengan miedo todo tiene su explicación y aclararemos de donde le viene el miedo. Margarita estaba asustada, pero las palabras del doctor la tranquilizaron, estaba preparada. Margarita cerro los ojos y el doctor empezó con la hinopsis regresiva, la chica cambiaba de estado de emoción, continuamente retorciéndose en la camilla de doctor. Cuando pasaron unos minutos empezó a contorsionarse como una serpiente en el diván y a las preguntas del doctor contestaba vagamente. —donde estás—pregunto el doctor —en la playa jugando con unos cubos de arena—contesto ella —que está pasando— —mi hermana me coge de la mano y me lleva hacia el agua— —y ahora que está pasando— —me hundo en el agua, me estoy ahogando no puedo respirar— —tienes miedo— —si por lo que sucedió anteriormente— que paso anteriormente, nadie conocía nada anterior, la regresión continuo. Ella seguía dando un repaso a todo lo pasado de golpe cambio la regresión, empezó a tener convulsiones más fuertes y sudando muchísimo. —que está pasando pregunto el doctor— estoy jugando en un lugar donde hay caballos, alguien se acerca a mí por detrás y tengo mucho miedo, es un hombre con barba y viene hacia mí, no sé lo que quiere no le conozco, me coge del pelo y me tira al suelo— ahhhhhhhhhhh lanzo un grito Margarita. —que más pasa— estoy en el suelo me está golpeando, me da muchas patadas, y puñetazos, no sé por qué yo no he hecho nada— —me mete la cabeza en un abrevadero de animales— noooooooooooooo grita Margarita agarrándose el cuello —me ahogo, me ahogo que alguien me ayude— ella misma se agarraba el cuello para intentar respirar— se retorcía, se desesperaba en el diván del doctor, el doctor intentaba sacarla de la hinopsis, pero ella no regresaba al mundo real, ella estaba ahogándose en un abrevadero de animales en 1870 en el pueblo de Guadix en Granada, las manos de un bandolero la sumergía en el agua y no podía respirar, se ahogaba, se ahogaba, dejo de respirar en ese momento igual que aquel día de 1870 solo que esta vez sus padres eran testigos de su muerte y en aquel año de 1800 nadie lo vio solo un pastor que paso por allí encontró el cuerpo de una joven ahogada en el lugar donde bebían las bestias. Los diarios solo contaron como una paciente del doctor González que practicaba una regresión murió estrangulada por sus propias manos ante la vista de sus propios padres.

EL ASCENSOR


 El edificio era impresionante, la majestuosidad era visible, pocas edificaciones como aquella, era un hotel centenario, más de 100 años de pie, los actuales propietarios lo compraron hace unos 25 años, estaban pensando en venderlo para hacer apartamentos, hoy se firmaba el contrato y al día siguiente empezarían el derrumbe del emblemático edificio.

Vayamos al principio de esta historia, corría el año 1930 el hotel se inauguró con toda la pomposidad necesaria en sus tiempos, todos los asistentes eran gente de la alta burguesía y los mandamases de la ciudad, el delegado del gobierno, el alcalde y todos los concejales disfrutaban del día. Lo que más llamaba la atención era el ascensor, donde cabían hasta cinco personas, todos lo querían probar, habían escuchado cosas maravillosas del primer ascensor que funciono en España, en la calle Alcalá número 5,y aunque ya había algunos más, este era el más adelantado tecnológicamente en su época. Todos fueron subiendo y bajando hasta el piso más alto, hablando maravillas de lo bien que funcionaba, los penúltimos en subir fueron, dos periodistas de la época, acompañados de sus mujeres, cuatro personas que quisieron disfrutar el invento, el día de la inauguración. Entraron dentro del habitáculo apretando el número del piso, cerraron las puertas que todavía no eran automáticas, el ascensor empezó a subir lentamente, alguien subió caminando al mismo tiempo por las escaleras, al llegar arriba encontró el ascensor vacío y aprovechó para bajar, los de abajo que esperaban a las dos parejas se sorprendieron que no fueran ellos. —donde están nuestros amigos los periodistas?—preguntaron —no había nadie el ascensor estaba parado arriba y yo lo cogí para bajar— buscaron a las cuatro personas por todo el hotel y no aparecieron, la policía detuvo a la persona que bajo en el ascensor, acusado de hacer desaparecer a las dos parejas, a pesar de las torturas que sufrió nunca confeso ser culpable de nada, lo condenaron a 30 años de prisión. Cinco años después con el hotel a pleno rendimiento, una pareja intento subir hasta el segundo piso, se quedaron atascados entre el primero y el segundo, empezaron a chillar para que los sacaran de ese lugar, tres minutos después cuando estaban intentando ayudarles para que bajaran, todo quedo en silencio, cuando consiguieron abrir, dentro no había nadie, el gerente del hotel puso una denuncia por marcharse sin abonar la cuenta, nunca se encontraron a esas personas. Veinticinco años más tarde, una convención de empresarios textiles, cada día tenían reuniones en uno de los salones, Juan un gran empresario salió de su habitación para bajar a la reunión subió al ascensor y apretó el botón de bajar. Los encargados de las reuniones esperaban que apareciera, pues era el orador de ese día, media hora después lo fueron a buscar a su habitación y no había nadie, nunca más se supo de él, todos sospecharon que algún empresario de la competencia lo hizo desaparecer. Mediados de los 70,una pareja de recién casados en luna de miel, se hospedaban en el hotel; cada día después de comer subían en el ascensor hasta la cuarta planta para dar rienda suelta a sus deseos en su habitación, el último día que les vieron subían los dos en el ascensor muy acaramelados, pero nunca llegaron a la habitación. Mirando el diario del hotel, se podía observar que cada año, dos o tres habitaciones se marchaban sin pagar, nunca se pudo localizar a ninguno de esos estafadores, incluso varias veces vino la policía porque sus familiares pusieron denuncias por desaparición, y nunca encontraron a nadie. Muchas historias del viejo hotel, pero mañana sería derruido, la tristeza invadía a los dueños. Al día siguiente las máquinas empezaron a llegar y la esbelta figura del hotel desaparecería para siempre, a los últimos trabajadores se le caían lágrimas, perdían el trabajo y algo más, era como su segunda casa, a veces pasaban más horas aquí que en sus casas. Con permiso de los propietarios cada uno fue cogiendo un recuerdo del hotel, quedaban segundos para que desapareciera de sus vidas. La primera máquina empezó por el ala norte, esa parte ya estaba cerrada hace mucho pues no tenían clientes para llenar todo el hotel. Otra empezó por la parte sur, justo donde estaba la entrada con el vestíbulo y en el centro el elevador, todo el hotel fue cayendo poco a poco, cuando las máquinas tocaron el ascensor se escuchó un desgarrador grito que puso la piel de gallina a todo el mundo, todos pararon el trabajo se miraron unos a otros. Que había sido eso—pensaron después de hablar llegaron a la conclusión que alguna cadena de una de las máquinas se enganchó en alguna parte y produjo ese ruido. Las máquinas volvieron a la carga, al tocar nuevamente la máquina la estructura del ascensor, el grito esta vez fue más fuerte, al mismo tiempo que un trozo de hierro del ascensor salía disparado y atravesaba la cabeza del conductor de la máquina. Todo quedo en silencio y se acercaron al maquinista, estaba muerto, nadie sabía que estaba pasando, el jefe de obra ordeno que retiraran el cuerpo del obrero y otro ocupara su lugar, todos tenían miedo, nadie dio un paso al frente para hacerse cargo de la máquina. —que os pasa cobardes coger los mandos y acabemos con esto de una vez—grito el jefe de obra nadie se movió. —dire un nombre y si no obedece será automáticamente despedido— —Ángel—nadie se movió —Francisco—igual que antes nadie se movió uno a uno fue diciendo los nombre y nadie se movió —todos despedidos ahora mismo— el capataz se puso a los mandos de la máquina y embistió con fuerza la estructura del ascensor. Esta vez el grito hizo que todos se tapasen los oídos, la estructura cedió y cayó sobre la máquina conducida por el jefe de obras, cuando retiraron la estructura y la máquina se horrorizaron, debajo del ascensor había una cámara secreta, donde estaban los cuerpos de todos los que habían desaparecido en el ascensor, era el tributo que se cobraba por poner el hueco del ascensor justamente encima de una tumba del antiguo cementerio que hubo en esos terrenos. Allí estaban todos los desaparecidos, el ascensor tenía vida propia, y se cobraba su impuesto por no respetar a los muertos.

SALIDA DOMINICAL


 



Como cada fin de semana, Jordi salía en bicicleta de montaña junto a su hijo Marc, les gustaba mucho hacer rutas y siempre salían juntos. Jordi tenía 48 años estaba casado con Maria y su hijo Marc tenía doce, en el momento que sucedió esta historia. Salían temprano todos los domingos si hacía buen tiempo, siempre delante Jordi para enseñarle la buena ruta a Marc, y el chico siempre vigilando a su padre para no quedarse atrás.

Eran una pareja modélica el chico obedecía todas las instrucciones. —Marc cuando acabemos esta subida pararemos a almorzar en una llanura que hay en lo alto de la montaña—le comento el padre al hijo —vale papa, yo ya tengo mucha hambre— diez minutos después estaban padre e hijo bajo la sombra de un frondoso árbol, degustando los bocadillos que le había preparado Maria. —hoy llegaremos a la cima de aquella montaña—le dijo el padre al hijo —parece muy lejana papa— —si hoy llegaremos un poco más tarde a casa, pero ya se lo comente a mama para que no se preocupara— el hijo asintió con la cabeza, acabado el almuerzo hicieron un pequeño pipi junto al árbol para a continuación coger las bicicletas y reemprender la marcha. Marc empezaba a estar muy cansado, pero no se quejaba, intentaba seguir el ritmo de su padre, Jordi de vez en cuando se giraba y comprobaba que le seguía su hijo. Cuando ya estaban en la cima se pararon y Marc jadeaba fuertemente, le había costado mucho llegar, pero la felicitación de su padre le hizo olvidar todo el cansancio. —descansaremos diez minutos y empezaremos a bajar—aviso el padre —Marc hay que tener mucho cuidado en las zonas que hay arena puede ser muy peligroso si llegas muy deprisa, el freno úsalo lo justo—le aconsejo el padre el cielo empezó a ponerse muy oscuro y se levantó un poco de viento, todo parecía indicar que vendría tormenta, intentaron hacer el descenso lo más rápido posible, pero el viento no les dejaba avanzar con la celeridad que ellos querían. El estruendo que produjo el primer trueno asusto a Marc, nunca había escuchado un trueno tan fuerte la tormenta cada vez se acercaba más, y ellos no habían descendido ni una quinta parte de lo que les quedaba, las primeras gotas de agua empezaron a caer, la visión del rayo deslumbro a los dos, la tormenta se estaba acercando a marchas forzadas. El siguiente trueno sonó como un terremoto, tembló todo, Jordi no recordaba una tormenta con la fuerza de la que se estaba acercando, estaba muy preocupado por su hijo, era peligroso estar en la montaña con esa tormenta. En una de las curvas Marc derrapo con la rueda de delante de su bicicleta y cayó de bruces hacia el suelo, el golpe fue duro, pero lo más doloroso es que su padre no se había dado cuenta de su caída y seguía bajando por el camino. Marc empezó a gritar. —papá, papá, papá—pero Jordi no escuchaba nada y la lluvia le empezó a dificultar la visión. Jordi paro un momento en su bajada, para indicarle a Marc que pensaba hacer para refugiarse en algún lugar, se giró y sintió pavor al comprobar que su hijo no le seguía.

Giro la bicicleta para volver por lo ya andado en busca de su hijo, al llegar a lo alto de un repecho vio como Marc estaba en el suelo llorando y su bicicleta entre los matorrales. Marc miro hacia donde bajo su padre hacía un rato, y distinguió su silueta, volvía por él, intento secarse los ojos de las lágrimas, pero era imposible por la cantidad de agua que caía, su padre se acercaba poco a poco, estaba todavía a una distancia de unos cincuenta metros. El rayo cayó justamente en el árbol junto al que pasaba Jordi en ese momento, fue tan fuerte que la onda del rayo lo dejo completamente inmóvil, no podía moverse, no podía oír nada, el rayo estuvo a punto de matarlo, pero todavía estaba vivo. Marc se levantó del suelo y corrió hacia su padre, que yacía en el suelo prácticamente inconsciente. ¿Qué podía hacer él? Pensó en todo lo que le habían enseñado en el colegio sobre rayos y truenos. Empezó a arrastrar a su padre de la zona donde estaba, estar tan cerca del árbol era un peligro y más ardiendo como estaba. Miro a su padre cuando ya estaba fuera de la zona del árbol, y se horrorizó, el rayo habia quemado parte del cuerpo de su padre, Marc se puso a llorar no sabía que hacer. Fue para coger las bicicletas y llevarlas donde estaban ellos, en ese momento le vino a la memoria que en caso de estar en medio de una tormenta en la montaña, alejarse de todo lo metálico, dejo las bicicletas lo más alejadas de ellos, también saco todas las cosas metálicas de los bolsillos, y las junto a las bicis. Llevaba varias horas ya la lluvia empezó a amainar y el sol se estaba escondiendo tras las montañas, calculo el tiempo que llevaba y por la oscuridad supuso que tendría que ser media noche, seguro que los estaban buscando, su madre avisaría y los vendrían a buscar. El ruido entre la maleza le asusto, su padre prácticamente seguía inconsciente, no le podía ayudar en nada, se estuvo inmóvil hasta comprobar que eran esos ruidos. Un jabalí enorme se acercaba donde estaban ellos, y le seguían algunos más, Marc estaba temblando de miedo aquel animal enorme los podía matar si embestía contra ellos. Los animales estuvieron más de tres horas escarbando muy cerca de donde estaban ellos, y el mayor no le quitaba la vista de ellos, cuando se marcharon Marc pudo relajarse y caer rendido de sueño. —chaval, chaval—estas palabras despertaron a Marc abrio los ojos y se asustó, un hombre con una escopeta estaba frente a él. —no te asustes somos cazadores— —que paso que hacéis aquí—pregunto el cazador Marc les explico todo lo que les paso, los cazadores llamaron al 112 para pedir ayuda, unos minutos después un helicóptero aterrizaba en un lugar cercano y evacuaba al padre y el hijo. Marc salió del hospital dos días después y el padre estuvo tres meses para recuperarse del impacto del rayo, las secuelas una parte del cuerpo quemada y perdida del 80 por ciento de capacidad auditiva, pero estaba contento, porque estaban vivos los dos.

VIL TRAICION


 


Se conocieron muy jóvenes, Inés tenía 18 años y Carlos 20. Fue un flechazo a primera vista, la primera vez fue en la discoteca de moda en el lugar de veraneo, cerca de Málaga. Cuando acabo el verano cada uno tenía que volver a su lugar de residencia, ella vivía en Madrid y él bastante cerca en Toledo, se podrían ver siempre que quisieran. Los padres de Inés eran unos grandes empresarios, tenían dos restaurantes bastante grandes con muchos empleados, todos los trabajadores apreciaban mucho al matrimonio porque los cuidaban mucho. Y ellos eran fieles con ellos, cuando nació Inés los trabajadores tuvieron todos una paga extra por la alegría que tenían los padres. También tenían una boutique de ropa, y un gran supermercado, todo les funcionaba de maravilla, ganaban mucho dinero, pero al mismo tiempo daban trabajo a mucha gente, y eso también les hacía felices. No quisieron tener más hijos, con Inés eran tan felices que se conformaban, no querían más, la niña fue a los mejores colegios y también a la universidad que eligió pues era muy buena estudiante. Cuando empezó a salir con Carlos, no lo veían muy claro, el chico era muy atento con ella y siempre muy educado, en cuanto a trabajar decía que trabajaba con internet, con compañías americanas, se ganaba bien la vida, siempre invitaba a buenos restaurantes de los mejores de la zona unos regalos para Inés que los dejaban con la boca abierta, el padre de Inés le propuso entrar en su empresa, como socio capitalista o sea le cedería la mitad de sus negocios a cambio de una cantidad pactada entre ellos, él se lo agradeció, pero les comento que tenía grandes ideas para abrir mercado en América y con el tiempo crear franquicias. Al padre de Inés esa avaricia no le gustaba, pero como su hija estaba bien y contenta y sobre todo feliz, hacia la vista gorda. Cuando se casaron fue una boda como la de un rey, no falto nada de todo lo mejor y en el mejor sitio, el gran casino de Madrid con más de 350 invitados, fue un gran banquete, todo supervisado por el gran Paco Roncero gerente del lugar. Cuando nació el primer hijo como siempre fue una gran fiesta y con la niña más todavía ya tenían la pareja y los abuelos eran los más felices del mundo. Durante el matrimonio y el noviazgo Carlos solía hacer muchos viajes, siempre decía que era para visitar a futuros inversores, casi siempre a América, New York, Brasil, Colombia, se conocía toda la zona como la palma de su mano, el matrimonio nadaba en la abundancia Inés no necesitaba trabajar se dedicaba a cuidar a sus hijos, el padre de ella seguía muy preocupado por la actividad comercial del yerno, muchos años en la familia y todavía desconocía cuál era su trabajo. En las últimas vacaciones que realizo la pareja por la rivera maya fueron dos semanas inolvidables, los niños siempre se quedaban con los padres de ella, nunca los llevaban a sus largos viajes. En el hotel de Cancún, sucedió algo que dejo preocupada a Inés, cuando estaban en una hamaca cerca del agua una lancha salió del agua a toda velocidad y fue a chocar contra sus hamacas que tuvieron el tiempo justo para abandonarlas, la explicación del patrón de la lancha fue extraña. —perdón, señores, pero cuando no se hacen las cosas bien suceden accidentes— que había querido decir con esas palabras, no paraba de pensar Inés. Cuando se dirigían al aeropuerto el conductor de la lancha, estaba a la salida del resort, con la mirada fija en ellos y sonriendo, la cara de Carlos denotaba preocupación. Llegaron a Madrid Inés les contó a sus padres lo sucedido, solo consiguió preocupar más a su padre. Durante varios días Inés observo como cerca de su casa siempre había algún coche con un par de ocupantes dentro, no decían nada, solo estaban allí. Ahora después de dos meses de su regreso de Cancún, las imágenes de la televisión le clavo un puñal en el pecho. No podía ser verdad lo que estaba viendo, era imposible, pero las imágenes no mentían y la voz del presentador no dejaba lugar a dudas. —esta mañana a las 10,30 en las cercanías del aeropuerto Adolfo Suárez Barajas, a sido detenido el sicario y narcotraficante Carlos Meléndez, acusado de numerosos asesinatos en el cono sur de América, entre ellos varios políticos y famosos empresarios, a sido detenido junto con un cargamento de 100 kilos de droga que llegaban en ese momento desde Colombia ha ingresado directamente en prisión— el mundo se le cayó encima estaban deteniendo a su marido un asesino a sueldo y narcotraficante y nadie sospecho nada durante esos años. Inés entró en una fuerte depresión, en continua visita a psicólogos, y ese día que hacía justamente tres meses de la detención y encarcelamiento se acercó a la terraza de su ático se asomó por la barandilla y estaba dispuesta a acabar con todo, se disponía a levantar la pierna, cuando una manita le cogió del pie y le dijo. —mama tengo hambre, quiero comer— Inés se agachó y abrazo fuertemente a su hijo, que sin saberlo le salvo la vida no podía dejar de llorar, y desde ese día cambio para siempre su pensamiento no podía echar de menos a la persona que tanto daño le hizo, nunca más perdió ni un minuto de su vida en un solo pensamiento hacia él.

LA MOCHILA SOBRE LAS ESPALDAS.


 Cada día se veía pasar por todo el pueblo, hoy estaba junto al colegio en su primer día de apertura, las madres y madres lo miraban con recelo y mucho temor.

Ese hombre podía hacer daño a sus hijos, su aspecto sucio y desaliñado, solo inspiraba temor, a veces se acercaba a alguien para pedirle un cigarrillo, lo cual hacía que esa persona acelerara el paso para no tener que hablar con él. Ernesto llegó a este pueblo de casualidad, se quedó temporalmente en él, como podía ser otro pueblo cualquiera, no tenía destino, no tenía futuro, no tenía presente solo tenía pasado un pasado que no podía olvidar. Ernesto solía dormir en cualquier portal, no tenía predilección, todo lo deba igual, las personas del pueblo solían llamar a la policía, no lo querían en su portal ni cerca de su casa, la policía venía y lo desalojaba, ante la rabia de Ernesto. Cada día lo mismo comía de lo que recogía en la basura, y lo que alguien le daba por pena, él no hablaba casi nada, solo a veces gruñía, como si fuera un perro enrabietado. Varias veces la policía lo recogió y lo encerró temporalmente en un psiquiátrico, pasados unos días, nunca más de una semana, lo dejaban marchar, porque según los doctores no significaba un peligro para la sociedad, él sin pagar cogía el tren o cualquier otro método de transporte, a veces incluso caminando los 35 kilómetros que le separaban y se dirigía otra vez al lugar de donde lo sacaron, ponía su mochila como almohada y se disponía a dormir no le importaba que fuera pleno día. Mucha gente lo miraba con desprecio y con cara de asco repetían. —es increíble que no se lo lleven y lo encierren—repetían la mayoría Ernesto no molestaba a nadie más haya de sus gruñidos cuando lo miraban con desprecio, era la forma de protestar contra la sociedad que de alguna manera lo discriminaban. No le importaba hacer sus necesidades en cualquier lugar, aunque fuera en plena calle, era la forma de protestar contra la sociedad que le recriminaban lo que hacía sin pudor, y al mismo tiempo le niegan la entrada a ningún establecimiento público para poder ir al lavabo. El solo tenía un recuerdo en su cabeza lo demás no le importaba. Nadie le pregunto nunca por qué se vio obligado a vivir de esa manera, a nadie le importaba, solo les importaba la imagen que daba a un pueblo turístico, lo importante era lo económico lo humano a nadie le dio por pararse a pensar que pasa por su cabeza para vivir de esa manera. Un día unas personas se lo quedaron mirando y le recriminaron su comportamiento. —porque comes desde el suelo, y escupes todo lleno de mugre, eres un foco de infecciones para este pueblo—le decían gritando. Las autoridades miraron por activa y por pasiva la forma de que ese hombre abandonara el pueblo, pero legalmente no podían más de los clásicos días que lo dejaban cerrado en el psiquiátrico cercano. Cuentan las personas que no se quería ir a una residencia para vagabundos, que solo quería estar en la calle y comer y dormir en ella, no quería convivir con nadie, él solo quería vivir buscando algo que nunca encontraría. Porque Ernesto tenía un pasado, un pasado que se remonta a 58 años atrás que es cuando nació. Fue un niño feliz con su familia los mejores colegios, los viajes a los mejores lugares con la familia, incluso estuvo de vacaciones un verano en el lugar que ahora usaba como dormitorio, ese pequeño pueblo turístico, a él en aquel tiempo le pareció un pueblo encantador bonito y con gente muy amable. De adolescente estudio en varios institutos y siempre con buenas notas, incluso se matriculó en una universidad para estudiar ingeniería industrial, todo le marchaba viento en popa. Cuando tenía 28 años conoció a una encantadora chica, Marieta la conoció en una de sus escapadas de fin de semana con los amigos, se intercambiaron los teléfonos y fueron quedando ellos dos, sin los demás amigos. A los 30 decidieron casarse, fue una boda majestuosa como la de unos príncipes, los padres de los novios estaban felices, eran una pareja perfecta. Pasados cuatro años ya tenían dos hijos, dos chicos a los cuales pusieron de nombre Ernesto como él y Juan, dos chicos preciosos. Todo empezó cuando celebrando los 10 años del mayor, después de un día feliz con toda la familia saliendo del restaurante, los padres de él cogieron el coche para volver a su residencia, a tres kilómetros del restaurante sucedió. Un tráiler a más velocidad de la permitida arraso el coche de los padres de Ernesto, destrozando el coche y falleciendo instantáneamente, cuando Ernesto fue avisado se quedó conmocionado y desgraciadamente tuvo que reconocer los cadáveres de sus progenitores. El entierro fue dos días después Marieta estaba continuamente apoyándole no lo dejaba solo en ningún momento, el cementerio estaba en una colina bastante alta y con unas vistas impresionantes. La carretera tenía muchas curvas y el coche fúnebre marchaba a poca velocidad, seguido del coche de Ernesto, no fue nadie más, por expreso deseo de la familia. Una vez acabado el sepelio, la familia se quedaron a solas frente al panteón familiar, los dos hijos y el matrimonio, los encargados de la funeraria y los trabajadores del cementerio los dejaron solos respetando su dolor. Veinte minutos después abandonaban el lugar, todo sucedió muy deprisa, al cruzar la carretera para coger el coche, Ernesto marchaba delante y ya estaba llegando al coche, le hizo girar la cabeza un grito desgarrador de su esposa mientras intentaba coger a sus dos hijos para salir de la carretera, no pudo escapar un coche que descendía a mucha velocidad los arrollo dejando la carretera plagada con los cuerpos de sus familiares más queridos, los dos hijos y su esposa. El coche se dio a la fuga. Paso mucho rato llorando junto a los cuerpos, al final lo consiguieron separar de ellos y los sanitarios le dieron un calmante, un poco más calmado se dirigió a su casa cogió una mochila un saco de dormir y abandono para siempre la vida que tenía. Ahora es una persona que duerme en la calle come en la calle y hace sus necesidades en la calle, la sociedad no conoce la historia que tiene detrás, solo le interesa la imagen. P.D.: Seguramente alguna vez en tu pueblo viste una persona como Ernesto, no los mires con odio, ni rabia, ni desprecio si puedes ayudarle en algo ayúdale, sino pasa de largo, no lo juzgues no sabes la mochila que pueden llevar en sus espaldas.

VACACIONES CON EL MAL


  Celebraban sus 25 años de casados y lo celebraban a lo grande, harían un crucero con unos de los barcos más grandes del mundo.

El Symphony, un barco donde podían viajar más de 6000 pasajeros, sería algo inolvidable seguro.

Después de un pequeño viaje en avión ya llegaban al puerto de Barcelona, lugar desde donde partiría el crucero, solo llegar al puerto para embarcar, les impresiono la majestuosidad del barco, esperaron como todos los pasajeros para embarcar, Marisa ya temblaba de emoción y a Fernando el corazón le latía de excitación, al fin podían realizar su sueño y lo harían celebrando 25 años de casados, mucho tiempo ahorrando para realizarlo, pero hoy era el día. A Marisa le recordó al barco de vacaciones en el mar, por la forma de recibirlos, las azafatas y azafatos, cuando llego su turno, el azafato saludo con un apretón de manos a Fernando y al saludarla a ella le hizo una pequeña caricia en la mano y mirándola a los ojos le dijo. —bienvenida al Symphony el barco que cambiara sus vidas, siempre tendrán un antes y un después, no olvidaran este viaje fácilmente— ella no le dio importancia a las palabras de bienvenida suponía que para todos era igual. Una persona del equipo del barco les acompaño a su camarote, el número 2349 en la planta más alta del barco. Un camarote muy lujoso con vistas al mar que surcaban en todo momento, dejaron el equipaje, y cuando salieron del puerto se aventuraron a investigar por todo el barco. Marisa con 51 años tenía un espectacular cuerpo y muchos hombres se giraban cuando se cruzaban con ella y Fernando se daba cuenta y se sentía un afortunado de que fuera su esposa. Visitaron muchas partes del crucero, pero a la hora de la cena, regresaron a su camarote cansado de caminar por el buque, a ella le encanto la zona de compras era más grande que los centros comerciales que solía visitar cuando estaba en su ciudad. Se dieron una ducha rápida y se vistieron para la cena, ella estaba superelegante con un vestido corto blanco, que dejaba a la vista las torneadas piernas que tenía, y el escote a simple vista llamaba la atención de cualquiera, hombre o mujer. La cena fue espectacular en el restaurante que eligieron, después se dirigieron a la sala de fiestas donde actuaba una orquesta, cuando se cansaron de bailar, (bueno se cansó Fernando por ella seguiría toda la noche, le encantaba bailar) se sentaron en una mesa y pidieron dos cócteles, en ese momento sonaba música de baladas, se le acercó una persona y dirigiéndose a ella. —me encantaría que me permitiera bailar un par de melodías con usted, con permiso de su esposo— ella levantó la vista y la sonrisa que tenía en los labios aquella persona, le puso nerviosa, era el que les dio la bienvenida a subir al barco. —siento no poder complacerle, me duelen los pies—mintió ella —otra vez será, gracias y perdone por el atrevimiento— —porque no fuiste a bailar si te encanta y yo estoy cansado—le pregunto Fernando —quería seguir a tu lado, estoy tan a gusto—contesto ella cuando acabaron los cócteles ya entrada la madrugada, se dirigieron a su camarote, pero entre la bebida y la poca luz que tenían algunas zonas del barco, estaban desorientados. —les puedo ayudar en algo—una fuerte voz sonó a sus espaldas —sí, sí, buscamos el camarote 2349—respondió el esposo Marisa se giró y comprobó que era el mismo que le pidió para bailar, eso le puso nerviosa, la mirada de aquel hombre la dejaba atolondrada. —les acompaño, síganme— la pareja siguió a aquel hombre, que siempre aparecía. —aquí esta su habitación la 2349—que pasen buena noche—dijo el desconocido mirando fijamente a los ojos de ella, manteniendo una sonrisa en la boca —gracias, buenas noches—contestaron los dos al unísono Fernando se tumbó en la cama y miro como se desnudaba su mujer, le excitaba mirarla. Una vez desnuda se acercó a la cama y beso apasionadamente a su esposo, para a continuación hacer el amor apasionadamente como les gustaba a los dos. Sonó el despertador eran las 7,30 la hora que Marisa se levantaba para hacer ejercicio, se colocó unas mallas y jersey ajustados para hacer deporte salió para buscar el gimnasio. No le costó encontrarlo y estaba desierto, a los viajeros no les gustaba madrugar para hacer deporte(ella no perdía su rutina nunca, solo por enfermedad) se subió a una de las bicicletas estáticas, y empezó su entrenamiento, cuando llevaba más de media hora, sudorosa como estaba levanto la vista hacia el espejo del final de la sala, y vio reflejada la imagen de aquel hombre, él siempre él, y nadie más en el gimnasio. Se acercó hacia donde estaba, y se subió a la bicicleta que estaba justamente detrás de ella. Intento mantener la calma, pero aquellos ojos que se clavaban en su espalda, le ponían especialmente inquieta, se bajó de la bici y se dirigió a unas de las saunas, con la esperanza de que desapareciera el intruso. Llevaba diez minutos en la sauna, y percibió como un rostro se acercaba al cristal y observaba el interior, aquella cara con aquella mirada le produjo pánico, pero si salía se encontraría con él cara a cara y no quería. La calor en la sauna ya era inaguantable, tendría que salir, se acercó a la puerta y no pudo abrirla, la temperatura, seguía subiendo y aquella cara seguía en el cristal. Marisa se puso a gritar, era inútil nadie en el gimnasio y un letrero en las puertas “cerrado por mantenimiento urgente” no paraba de llorar y golpear los cristales, la temperatura llegaba a 100º y no aguantaría mucho más, después de veinte minutos en la sauna con aquella calor, el colapso fue lo que hizo callar a Marisa. La puerta se abrió y entro el hombre se paró junto al cuerpo de ella y hablo. —Te lo mereces, tú tenías que ser mía y me despreciaste cuando yo era un jovencito tímido y triste, este es tu castigo por casarte con una persona que no soy yo, llevo mucho tiempo siguiéndote y nunca te diste cuenta yo sabía que este crucero cambiaria nuestras vidas la tuya y la mía y ahora nos reuniremos en el más allá— cuando acabo de pronunciar estas palabras, sonó un disparo, un disparo que le hizo estallar la cabeza cayendo junto al cuerpo de Marisa.

EL SEMAFORO

  En la ciudad de Kiruma, un sitio donde las luces de neón brillaban por las noches como destellos anticipando un nuevo día, justo en el cen...