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D.E.P`. NALA


 

Era el año 2011,creo recordar que cerca de navidad, temprano cogí uno de los primeros trenes dirección Barcelona Sans, tenía que encontrarme con una mujer que no conocía de nada, a ti tampoco te conocía, pero estaba seguro de que eras lo que estábamos buscando. Toda la vida he tenido algún tipo de animal de compañía en casa, varios perros, pero ninguno como tú, eras la perra más inteligente que he conocido, hoy nos dejas tristes, tu partida no la teníamos asumida todavía, tampoco eras tan mayor solo 13 años.

 Nunca olvidaré cuando de regreso de Barcelona, cuando volvíamos con el tren, descubrí que con tu mirada, podías hablar, me miraste fijamente y te entendí, querías sentarte encima de mí para viajar juntos, no me importo, te di la autorización y te subiste ágilmente de un salto. 

Cuando lleguemos a Calella, paseando en dirección a casa, paremos en el pipi can para que dieras unas carreras, no quisiste te paraste a mi lado y no te moviste, te agarre con la correa (no te gustaba la correa, pero tenía miedo que te asustaras y salieras corriendo) al llegar a casa te solté, me senté en el sofá, mientras tú inspeccionabas toda la casa, saliste al balcón, subiste a las habitaciones continuamente oliendo todo, cuando ya tenías todo el territorio dominado, viniste junto a mí y te acostaste en mis pies, no te moviste hasta que se abrió la puerta y entraron dos personas, al principio les ladraste esas personas eran tu jefa, y tu mamá (muchas personas no entenderán tampoco quiero hacer que entiendan nada) tu jefa era Judith, gracias a ella entraste en esta casa (no queríamos perros en casa, su voluntad y tozudez lo consiguió) la otra era Encarni tu mamá (era tu mamá porque tú la elegiste como tal) eras su sombra donde estaba ella estabas tú, como olvidar las carreras locas que te pegabas cuando te decíamos “”donde esta mamá, recorrías toda la casa buscando hasta que al final encontrabas su escondite, le reñías ladrando por esconderse para asustarte.

Después paz y a seguirla nuevamente, yo para ti era el otro jefe, nunca desobedecías una orden mía, siempre obediente, menos cuando alguien venía a casa, te sentías amenazada y vigilabas al intruso, cuando pasaba un rato y comprobabas que era amigo, dejabas de ladrar, pero seguías vigilando.

 La última persona de la casa David, no te querías juntar con el cuándo era pequeño era muy bruto jugando y a ti no te gustaba, aunque cuando nos veías marchar a todos y solo quedaba él, siempre acababas en la cama jugando con él, él te cambiaba el nombre y eso a tu jefa la cabreaba, tú eras Nala, no quería otro nombre o apodo para ti. 

Tampoco podre olvidar nunca, durante la pandemia, en el patio de casa, monte un circuito para entrenarte, solo necesitaste 15 minutos para saber lo que tenías que hacer, tengo un par de videos donde demuestras tu inteligencia.

 Tu forma de hablar con la mirada, cuando nos mirabas, sabíamos lo que querías, agua, comida, abrir una puerta, siempre te hacías entender, igual que por la madrugada, intentabas despertar a mamá y como no lo conseguías venías a mí, tenías que salir al patio a hacer tus necesidades, nunca las hiciste dentro de casa. Salias te dirigías al lugar reservado para eso y en menos de cinco minutos corrías dirección a casa otra vez, nunca hacías nada en las aceras ni en el asfalto, de pequeña nos diste un susto, gracias a dios lo superaste.

Volviste con más fuerza y energía, cuando regresábamos a casa cualquiera de nosotros tu alegría era increíble, sabías cuando salíamos si podías o no venir con nosotros, nunca te quejabas.

 Durante trece años, hemos sido una familia de cinco (mucha gente no lo entenderá, tampoco quiero que lo entiendan), tenías tu mutua veterinaria, siempre vigilada por profesionales, esta vez nada pudieron hacer por ti el 13 de febrero te fallaban las piernas, no seguías a mama.

 Caminabas con lentitud y apatía, una visita al veterinario varias pruebas y después de una ecografía el mazazo, tenías cáncer muy extendido. Los llantos empezaron por la casa, no sabíamos cuanto durarías ni cuál sería tu calidad de vida, estaremos contigo hasta el final no lo dudes.

 El último día fue muy duro para todos, te tenías que marchar, no valía la pena más sufrimiento para ti, nunca olvidaremos tu mirada de despedida mientras te acariciábamos todos, después del dolor que dejaste, creo que no volveré a tener otro perro con nosotros, no porque no nos gusten al contrario, pero saber que un día lo tendremos que despedir como a ti, o él se quedara sin alguno de nosotros echándolo de menos, no creo que pudiéramos soportarlo, si algún día volvemos a tener otro será lo más parecido a ti, sobre todo en carácter y alegría.

Cuando entre en casa ya no estarás en la puerta esperando que te acaricie y te dé dos golpecitos en el lomo, nadie me saldrá a recibir, nadie me avisará cuando suene el timbre si no lo escucho, estés donde estés serás la estrella que más brille, tus ojos eran signo de alegría y felicidad, siempre estarás en nuestro corazón, pensaremos mucho en ti.

Trece años de amor, cariño, lealtad no se pueden olvidar fácilmente descansa en paz NALA

INMORTALES


 En la oscuridad de la noche, cerca del frondoso bosque del parque nacional de Yellowstone, en el estado norteamericano de Wyoming, el nombre del pequeño pueblo donde vivía nuestro personaje: Moran

Su nombre James, desde tiempos inmemorables, había vagado por la tierra convencido de su inmortalidad, cada día que amanecía nuestro amigo estaba más convencido de su superioridad sobre los vulgares seres humanos mortales que le rodeaban. James era un hombre alto, fuerte, con cabello moreno y lacio, sus ojos negros azabache producían una mirada tan penetrante que el miedo se apoderaba de aquel sobre el que se posaban. Por contra, su piel era pálida, una palidez amarillenta, casi enfermiza, normal, ya que en el profundo bosque donde solía pasar mucho tiempo, el sol prácticamente no se podía ver, por los frondosos árboles que tenía. Los habitantes de Moran, lo veían pasar por algunas de sus calles y sus miradas eran de intentar descifrar el aura de miedo y misterio que le envolvía. A lo largo de su vida James había visto nacer y morir muchas generaciones, también había visto pasar, guerras, hambre y tragedias inimaginables, el todo esto lo observaba como algo ajeno, algo que a él nunca le sucedería, para él la muerte era algo que solo sucedía a los demás él era inmortal. Al estar tan seguro de eso, inicio una frenética carrera desafiando a la muerte, no le importaba pelear contra tres, cuatro o diez, él estaba seguro de salir victorioso, para el matar era una forma de demostrar su superioridad sobre el resto de humanos, lugar por el que pasaba, lugar que quedaba sembrado de muertes innecesarias. Los vecinos de Moran. Lo miraban con auténtico terror, nadie osaba mirarle fijamente a los ojos, cuando él no estaba cerca se contaban historias en voz baja para no ser escuchados por él, auténticas historias de horror, sobre el hombre solitario que pisaba las mismas calles y frecuentaba el mismo bosque que ellos. A James esas opiniones no le importaban, al fin y al cabo eran simples humanos que en cualquier momento podían perder la vida en un simple giro de sus manos. Un día apareció por Moran, Emma, una mujer rubia, pelo rizado con ojos azules como el cielo en una mañana de verano, desde la primera vez que se miraron, James quedo cautivado por la extrema belleza y el vigor que desprendía, por primera vez veía a una persona diferente a todas las conocidas durante los siglos de estancia en la tierra, lo que más le atraía era su misteriosa presencia. Cuando reía ella, a James le parecía una bella melodía y si solo sonreía enseñando sus blancos dientes, iluminaba la noche más cerrada, nuestro hombre se había enamorado. Poco a poco James se fue enamorando más y más de Emma, por primera vez se empezó a cuestionar su inmortalidad, cuando no estaba con ella, sentía miedo de perderla algún día, aunque su seguridad le impedía pensar mucho sobre ese asunto. Emma también guardaba un oscuro secreto, al igual que James, también estaba segura de ser inmortal, igual que él, había vagado por la tierra durante muchos siglos, ahora en el mismo lugar se encontraban dos almas gemelas en pensamientos, Moran podía convertirse en una olla a presión que en cualquier momento podía explotar. Cuanto más días pasaban juntos, más grande e intenso era el amor que sentían el uno por el otro, ya era un amor obsesivo, juntos exploraron los rincones más ocultos del frondoso bosque, descubriendo algunos secretos desconocidos para todo el mundo, la pasión en el bosque se hacía mucho más intensa, eran dos animales en celo continuamente. El destino tenía preparada una sorpresa para los dos enamorados inmortales, una noche de tormenta cuando los dos se dejaban llevar por la lujuria en una cueva escondida dentro del bosque. Emma le revelo a James su verdadera identidad. —James, quiero que sepas mi secreto, soy inmortal---- —que quieres decir—pregunto James —somos criaturas de la noche, o sea, somos inmortales— —el único inmortal, soy yo, tú solo eres un humana— —ja, ja, ja eres un arrogante, vanidoso— Lleno de furia y negación, James se negó a creer las palabras de Emma, rabioso y furioso, no dudo ni un momento en lanzarse a atacar a ella, convencido de que ella no podía hacerle ningún tipo de daño, por la sencilla razón de que era inmortal. Emma, con lágrimas que resbalaban por sus mejillas, lo miró fijamente a los ojos, mientras susurraba unas palabras —perdóname, perdóname, me estás obligando a hacerlo— Para a continuación, con una daga antigua que llevaba siempre en uno de los bolsillos, clavarla en el corazón de su amado. El dolor le atravesó como un cuchillo ardiente atraviesa la mantequilla, James cayó de rodillas, sintiendo el calor de su sangre mientras se derramaba sobre la fría tierra del bosque, mientras se desvanecía miro fijamente los ojos de Emma, comprendió en ese momento la auténtica realidad.no era inmortal su arrogancia había sido su perdición. Con su último aliento, sintió por primera y última vez como el frío de la muerte le envolvía, mientras Emma lloraba desconsolada por el amor que no podrían disfrutar en la eternidad. En la oscuridad del bosque, dos almas se separaban, condenados a vivir en solitario el resto de la eternidad, nunca más volverían a encontrarse

"" BARRERAS ""


 Toda la historia comenzó aproximadamente hace ocho años.

Cristian era un joven activo y lleno de vida, le gustaban los deportes, le encantaba pasar tiempo al aire libre, los deportes que más le gustaban practicar eran los deportes extremos. El día amanecía soleado y Cristian decidió aquel día, practicar senderismo en las montañas cercanas a la localidad donde residía, eran un grupo de cinco amigos, todos ellos de la misma edad 15 años. Exploraban un camino empinado y rocoso cuando sucedió la tragedia, mientras descendían por una pendiente pronunciada, una roca se desprendió provocando que Cristian perdiera el equilibrio y cayera barranco abajo, la caída fue rápida y violenta, cuando llego al fondo del despeñadero, quedo inconsciente entre las rocas. Sus amigos corrieron hacia él para socorrerle, viendo el estado en que se encontraba, urgentemente llamaron a los servicios de emergencia, la cobertura por la zona era escasa, casi nula, varios minutos después pudieron al final pedir socorro para su amigo. Cristian fue rescatado y llevado de urgencias en un helicóptero al hospital más cercano. Los médicos hicieron todo lo posible para salvarlo, desgraciadamente las lesiones en la columna vertebral eran graves, dejando a Cristian paralizado de cintura para abajo. Todos los amigos y familiares se volcaron en el apoyo de la recuperación del lesionado, a pesar de la grave lesión Cristian demostró una fuerza mental muy grande para luchar contra el percance tan grave sufrido. Este traumático suceso fue el que le dio fuerzas para luchar a favor de los derechos de la comunidad con discapacidad, al principio no le escuchaba nadie finalmente se hizo oír en todas partes. A pesar de su limitación física Cristian era indomable y su pasión por la justicia le impulso a su lucha. En su ciudad las barreras arquitectónicas eran una realidad, dificultando enormemente el desplazamiento en sillas de ruedas, calles sin rampa, aceras estrechas y muchos edificios sin accesos adecuados eran los obstáculos más normales en su día a día Cristian y muchas personas más. Cristian decidió no quedarse de brazos cruzados y pelear contra el silencio administrativo. Con determinación y coraje organizo manifestaciones pacíficas para exigir que se hicieran cambios en las calles de las ciudades, cada marcha que organizaba, más fuerte era el silencio administrativo, la burocracia no se hacía eco de lo que reclamaban, no tenían ningún interés en atender las necesidades de esta comunidad. A pesar de las dificultades, Cristian no se rindió, siguió convocando más manifestaciones, en una de ellas, ante la negativa de los manifestantes de abandonar la vía publica, la policía los intento desalojar, Cristian con rapidez cogió unas esposas y se encadenó a otro compañero de la manifestación, al no poder quitarlos de en medio, los cogieron de los brazos arrastrándoles varios metros por el sucio asfalto. Si se tenía que desplazar desde su casa a la ciudad, cuando regresaba ya era noche cerrada, su trágico final sucedió un día que su regreso rondaba las 12 de la noche. —tu lisiado, dame todo lo que tienes— —no tengo nada, solo la silla— —no te creo, dame el móvil, dinero, tarjetas de crédito, reloj, todo y rápido— Cristian se dio cuenta de que no podía escapar de aquella peligrosa situación. Le fue entregando todo poco a poco, las manos temblorosas del asaltante, dejaban bien claro que estaba pasando el mono. La droga deja ciego y sin sentimientos a quien la consume. La lentitud de la entrega, puso nervioso al asaltante, el cuchillo de cocina que sostenía en la mano izquierda, se introdujo en su pecho atravesando el corazón, fue una muerte instantánea. Aunque Cristian ya no está físicamente entre nosotros, su espíritu vive en cada una de esas personas que las barreras arquitectónicas no le dejan integrarse dentro de una sociedad que desgraciadamente no ve los problemas hasta que se los encuentra en su casa o en una persona cercana. P.D. Si ves cualquier barrera arquitectónica en tu ciudad (aceras sin rampa, aceras estrechas que impide pasar una silla de ruedas, coches que impiden circular por las aceras, motos entorpeciendo la movilidad, edificios sin rampa para acceder, coches en párquing de minusválidos sin serlo etc. etc.) puedes aportar tu pequeño grano de arena, haciendo una foto, y poniéndola en las redes sociales, comenta en ella donde está y porque molesta, si todos lo hacemos al final puede ser que llegue a la persona que puede solucionarlo y la lucha de Cristian no sea en vano.

EL DETECTIVE

 

La noche caía sobre la ciudad de Ozum, era unan ciudad bastante fría, no solo por el clima, también sus habitantes eran bastantes fríos en el trato con los demás. El detective Frank un veterano de la policía y su ayudante Fidel, se encontraban en la fase final de una investigación que llevaban hace años. Varios años, siguiendo pistas de un asesino, siempre dejaba algo en el lugar del crimen, era muy fácil relacionarlo. —¿pero quién era el asesino?— Por muchas pistas que dejaba era imposible relacionarlo con alguien. —¿por qué dejaba pistas siempre?— Eran muchos casos sin resolver y muchas muertes, los habitantes de Ozum, tenían miedo, con toda la razón del mundo. —Fidel, esta noche puede ser la definitiva— —¿quieres que te acompañe?— —no ya sabes que esto me gusta resolverlo yo solo, tú descansa con tu familia— Frank no sabía por qué siempre le decía que descansara con su familia, si Fidel vivía solo con la única compañía de un gato. Podía sentir la adrenalina como le dejaba un gusto amargo en la boca por la intensidad del momento. Más de 10 asesinatos, todos ellos brutales con ensañamiento y sin aparente motivo, ningún nexo para poder unirlos entre sí, lo único las pistas que dejaba el asesino. La investigación de los crímenes llevo a Frank a sumergirse en los más bajos fondos de la sociedad, lugar donde la corrupción y el miedo eran monedas corrientes. Cuando le propusieron resolver el caso, no lo dudo, quería atrapar al asesino y llevarlo delante de la justicia. Cada asesinato era un rompecabezas que no encajaba por ningún lugar, cuando aparecía un posible testigo, el miedo les impedía hablar, nadie contestaba nunca. A pesar de que muchas veces se sentía desmoralizado por no poder avanzar en la resolución de los casos, Frank continuo intentando ligar todos los cabos. Tenía que capturar al asesino en serie que tenía atemorizada la ciudad. Cada día cuando llegaba a su despacho se sentaba en su mesa, le pedía un café bien cargado a su ayudante Fidel, mientras miraba la pizarra de corcho con todos los puntos donde habían sucedido los terribles sucesos. —acabaré con el Fidel, te lo aseguro— El ayudante lo miraba y esbozaba una leve sonrisa, muchos años escuchando la misma frase, y nada concluyente. Cuando todo esto empezó, Frank estaba a punto de cerrar la agencia de detectives de la cual él era el jefe, llego a tener diez investigadores en nómina, finalmente solo quedo él y su ayudante Fidel, el cual lo tenía en nómina todavía por amistad y edad, aún le quedaban unos años para jubilarse y le quería ayudar, cuando resuelva este caso cerraré y me marcharé lejos de esta fría ciudad que me produce depresiones. Frank había descubierto un patrón en todos los crímenes, por eso estaba seguro de que esa noche sería la definitiva. Se dirigió al sur de la ciudad, cerca de un pequeño almacén abandonado en las afueras, pudo ver claramente como una sombra arrastraba un cuerpo hacia el interior del local, al verse descubierto el asesino empezó a disparar para acabar con la vida del detective. Los disparos resonaban en la oscuridad, mientras Frank intentaba sobrevivir para detener al maleante, en su vida había peleado contra mafiosos, traficantes, y sicarios a sueldo, nunca tuvo la sensación de que podía morir, esta vez sí, tragaba saliva con un ligero regusto ha salado, el dramatismo alcanzo su punto más alto, cuando Frank descubrió la identidad del asesino. Era alguien muy cercano a él, algo que nunca hubiera sospechado, las balas seguían resonando, tenía que actuar rápido o acabaría con su vida. Pudo despistar al asesino tras dar una vuelta a unos palets abandonados en un rincón del local, apareció por sorpresa tras el homicida, este no pudo reaccionar, le coloco las esposas dándole la vuelta mientras lo interrogaba. —¿por qué?— pregunto Frank —por miedo— —¿miedo de qué?— —Estabas a punto de cerrar el despacho, solo estábamos tú y yo, si cerrabas sería el fin para mí, por edad y conocimientos, nadie me contrataría, de esa manera si te hacías cargo de la investigación yo continuaría trabajando, mi vida es este trabajo ahora tú lo acabas de destrozar todo. —Fidel, que culpa tenían las personas que matabas—pregunto el investigador —ninguna, pero tenía que hacerlo, era mi futuro— —me has hecho mucho daño, nunca pensé que mi ayudante pudiera cometer estas atrocidades— —¿cómo me descubriste?—pregunto el asesino. —no supe que eras tú, hasta que te detuve, sabía que esta noche actuarias en esta zona porque siempre seguías el mismo patrón, atacabas norte, sur, este y oeste luego vuelta a empezar, siempre atacabas en jueves y la hora casi siempre era la misma, eras muy básico en tu forma de actuar, por eso estábamos todos tan despistados demasiado simples— Varios meses después Frank dejo la ciudad cerro el despacho y nunca más volvió a aparecer por el lugar, lo único que hizo fue cada mes le llevaba tabaco a la cárcel a su excompañero Fidel.

EL SEMAFORO

  En la ciudad de Kiruma, un sitio donde las luces de neón brillaban por las noches como destellos anticipando un nuevo día, justo en el cen...