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MASAJE SALVADOR


 Esta historia ocurre en el precioso pueblo de Cadaqués, en la costa brava, un bello pueblo junto al mar Mediterráneo, sus empedradas calles contrastan con la blancura de sus casas y el intenso azul de sus puertas y ventanas.

En este paradisiaco lugar vivía Nani, su trabajo: masajista Pero no era una simple masajista, tenía un don especial, el cual había heredado de su abuela, podía sanar a las personas con sus manos, era reconocida en todas las poblaciones cercanas, solían venir de, Tossa de mar, Begur, y muchas otras poblaciones a poner sus cuerpos en manos de la masajista, la cara de los pacientes a la entrada y la salida reflejaba la mejoría después de pasar por ella. Muchos acudían a ella como si fuera una de las antiguas curanderas que solían encontrar por la zona, pero no, ella solo curaba a través de los masajes con sus manos. La vida de Nani, cambio bruscamente un frío día de invierno con una fuerte tramontana de fondo, mientras cerraba su consultorio, una banda de ladrones la embosco, arrastrándola hacia la oscuridad de los rincones de las frías calles, lucho fuertemente, pero un golpe en la cabeza la dejo inconsciente, llevándola lejos del lugar. Cuando Nani recobro el conocimiento, se encontró en una vieja casa, rodeada por frondosos pinos, podía escuchar de ruido de fondo el mar, claramente se encontraba cerca de un acantilado, la banda la secuestro para que curara todos los golpes que recibían sus miembros en sus fechorías, día a día Nani veía como su espíritu se rompía, en cambio, su poder sanador continuaba intacto. Entre todos los casos que tuvo que sanar en su cautiverio, estaba el de Jordi, este chico fue fuertemente golpeado en una pelea con una banda rival, el cuerpo le quedo lleno de moratones con un dolor prácticamente insostenible. Jordi apenas se podía mover, pasados unos días de la paliza, Nani empezó las sesiones de masaje en el maltrecho cuerpo. El proceso fue agotador y angustiante, Nani en ningún momento dudo de que el joven Jordi, se recuperaría, la energía sanadora de la masajista, luchaba contra el veneno de violencia y odio que dejaron al joven al borde de la muerte. Cuando estaba a punto de acabar Nani, una de las últimas sesiones, Jordi la cogió de las manos, apretándolas fuertemente, dándole las gracias por su trabajo. —gracias por salvarme la vida— —sabes que lo hago obligada, tus amigos me tienen secuestrada— —te ayudaré a escapar, como agradecimiento por tu ayuda--- Una oscura noche, Jordi entro donde dormía Nani, pidiéndole silencio, le susurro que le acompañara. Caminaron media hora y al llegar a una carretera, el secuestrador le dijo lo que tenía que hacer. —sigue recto por la carretera, cuando llegues al primer pueblo pides ayuda, explica a la policía donde estamos, yo no quiero seguir en esta vida, pero la única forma de salir vivo es detenido o muerto— —porque no escapas tú conmigo— —me seguirían y una vez me encontrarán, me matarían— Nani camino tambaleante hacia el pueblo, una vez en él hizo todo como le advirtió su captor. Una vez detenidos todos los integrantes de la banda, por fin pudo volver a Cadaqués, caminaba despacio mirando todos los lugares donde vivió, se paró justo frente al restaurant Nord Est, desde el interior el chef de cocina Gabriel la miraba sorprendido, todo el mundo la daba por muerta, hacía mucho tiempo que desapareció, tímidamente el jefe de cocina levanto la mano para saludarla, Nani esbozo una sonrisa, se acordaban todavía de ella, la noticia corrió como la pólvora, todo el mundo quería estar cerca de ella para escuchar su increíble historia, con lágrimas en los ojos, Nani repetía lo sucedido a todos los que querían saludarla y darle un fuerte abrazo, la gente escuchaba en silencio horrorizada por todo lo sucedido, todos y cada uno de ellos, proferían palabras sobre su inmensa fuerza para sobrevivir. Con el tiempo Nani volvió a practicar el arte del masaje, demostrando a todo el mundo que siempre hay luz al final del túnel

LA ODONTOLOGA


 La ciudad era tranquila, nunca sucedió ningún acto violento, dentro de los negocios que tenían en el lugar, uno destacaba por encima de los demás, la clínica dental de la doctora, Maria Hernández, la clínica era conocida no solo por su impecable reputación, también era conocida por la paz y tranquilidad que sentía todo el mundo cuando la visitaba; sin embargo, detrás de las puertas de la clínica había un secreto que solo la doctora conocía.

El secreto era algo aterrador que sucedía cuando la doctora se quedaba a solas con su paciente y empezaba la extracción dental que necesitaba el paciente. La doctora tenía un don aterrador; robar el alma del paciente a través de la extracción dental, este don lo descubrió un día de forma casual. El día del descubrimiento, mientras realizaba una extracción complicada, sacando la muela con raíz incluida, una energía oscura acompañada de una pequeña neblina que fluía desde el paciente hacia ella, haciéndola sentir un poder incontrolable. A partir de ese día cada trabajo de la doctora acababa con el robo del alma del paciente. Un día bastante tarde se presentó en la clínica un nuevo paciente, Jesús. Jesús era un hombre nervioso, con auténtico pavor y terror a los dentistas, la doctora Maria intento calmarle en el trayecto desde la recepción hasta el sillón dental, ella sabía que esté sería un trabajo muy diferente. Mientras empezaba el trabajo, Maria, empezó a notar como la energía que se acumulaba en la pieza dental, saldría como un torrente en el momento que ella ejecutara su protocolo para la extracción, una sensación de inquietud se apoderó de ella mientras hurgaba en la boca de Jesús. Finalmente, llegaba la hora de la verdad, Maria agarro fuerte la muela con los alicates de trabajo, esta vez todo fue diferente, mientras retiraba la pieza, una profunda oscuridad se apoderó de la sala, acompañada de un desgarrador grito que rompió el silencio de la tarde noche. Jesús, con los ojos fuera de órbita y una palidez mortal en su rostro, señalo con su dedo índice, acusadoramente a la doctora Maria. — Me has robado el alma—grito el paciente, con una voz aterradora llena de miedo La doctora asustada por el cariz que tomaban los acontecimientos, retrocedió asombrada por la reacción del paciente. Mientras la oscuridad se apoderaba de la sala, la doctora se preparaba para la batalla final. Las almas de los pacientes anteriores comenzaron a materializarse a su alrededor, eran figuras etéreas con rostros deformados por el dolor y la ira que sufrieron en el momento de su muerte del más allá, las voces de los fantasmas llenaron el aire de la habitación con lamentos y acusaciones sobre la doctora. Las voces de los espíritus clamaban justicia por haber sido despojados de su identidad. Maria se encontraba en el centro de la espiral de espectros que le rodeaba, mientras luchaba por mantener la cordura, aunque la oscuridad que la rodeaba la estaba consumiendo. Si cedía en su lucha acabaría siendo tragada por la oscuridad que había desatado con su acción. Con decisión la doctora invoco el poder que poseía por las almas que consiguió en su trabajo, algunas de almas intentaban defenderla, mientras otras intentaban atacarla para acabar con ella, cada golpe que recibían sus defensores, la doctora se daba cuenta de que su fuerza disminuía, pero se negaba a ceder ante sus atacantes. De repente entre todas las apariciones un alma enfurecida intentaba acabar con ella, era el alma de Jesús, sus ojos brillaban con una fuerte intensidad, la más fuerte de todas y la más decidida a destrozar a la doctora, su voz sonó entre todos. —tu poder no es nada comparado con el nuestro---grito el alma de Jesús —has desatado una fuerza que no puedes parar y ahora se volverá en tu contra, ja, ja, ja---resonó las palabras del espíritu La doctora temblaba ante las amenazas del alma de Jesús, pero no podía ceder o acabaría muerta. Con todas sus fuerzas la doctora ataco enfurecidamente el espectro de Jesús, el golpe que recibió fue de tal magnitud que un destello de luz ilumino la sala, las almas que estaban todavía en ella se dispersaron volviendo a las tinieblas de donde no tenían que haber salido. Cuando la luz desapareció, la sala de la clínica dental quedo en silencio, la doctora Maria estaba exhausta en el suelo pero viva. Se incorporó poco a poco apoyándose en una de las paredes, estaba sola, pero ella ya sabia que la lucha estaba lejos de haber acabado.

SOLO DE SAXO




 Las ruidosas calles de la ciudad, donde los letreros luminosos no dejaban de parpadear al ritmo de la música, que se escuchaban en la mayoría de locales, las notas musicales fluían como un río continuo.

En este lugar era fácil encontrar a Enzo. Enzo era conocido por ser un virtuoso entre los amantes del Jazz, sus improvisaciones eran esperadas por todos en sus actuaciones, su habilidad con el saxo, le supuso estar en la cima de los músicos en ese género, sin embargo, dentro de su reconocimiento había un pequeño problema; su obsesión por la perfección. Desde su más tierna juventud, la música fue su escape personal en un mundo lleno de caos y luchas. Criado en una familia de grandes músicos, Enzo aprendió a amar el jazz.su padre era un pianista consumado, lo solía acompañar a clubs nocturnos de jazz, donde las notas se fusionaban con el ruido ambiental. En uno de ellos es donde Enzo se enamoró del sonido del saxo, escuchaba fascinado como los músicos improvisaban aquellas melodías, que resultaban hermosas y únicas, desde ese instante supo que quería dedicarse a la música. Con el tiempo Enzo se convirtió en un saxofonista experimentado, su facilidad para la improvisación y el conocimiento de la teoría musical, le hacía destacar sobre los demás músicos. Gracias a su habilidad con el saxo, fue reclutado en la banda de Jazz más conocida de la región donde vivía. Mientras más tocaba, más le entraba la obsesión de la perfección musical, cada una de las notas que salían de su saxo, tenía que ser perfecta, diariamente pasaba horas enteras en su estudio perfeccionando cada una de ellas. Cuanto más se esforzaba, más se enfadaba consigo mismo, cada error, cada fallo en la emisión de una nota era un tormento, creándole una gran sensación de ansiedad y frustración. Aunque lo que verdaderamente le atormentaba era el miedo al fracaso, tenía miedo de que alguna vez no fuera capaz de superar la anterior actuación, era tan grande su obsesión que no se daba cuenta de que su salud mental corría peligro. Tan grande era sus ganas de perfección, que empezó a afectar sus relaciones personales, sus choques con sus alumnos y colegas cada vez eran más frecuentes, hundiéndose cada vez más en la soledad: Solos él y su saxo, rodeados de las bellas melodías que conseguían emitir. Después de un enfrentamiento con uno de sus alumnos, tomo la decisión; retirarse temporalmente de la música y buscar ayuda profesional a sus problemas. Encontró un lugar para retirarse aislado en la parte alta de una montaña, antiguamente fue un monasterio, donde el único sonido que podían oír era el canto de los pájaros, al principio pensó en marcharse y afrontar en soledad sus miedos, pasaron los días y se fue dando cuenta que verdaderamente necesitaba estar en aquel lugar. Los residentes del centro eran una veintena, todos luchando contra sus miedos y demonios internos. Empezó a conocer a algunos de ellos, se encontraban en los paseos por los jardines, intercambiaban algunas palabras, con el tiempo su afinidad con uno de ellos fue más grande, este hombre era Francisco. Francisco era mayor, llevaba en el centro más de diez años, Enzo descubrió que era un hombre inteligente y sabio, se sentía muy a gusto junto a él, le contó por qué estaba en el centro y porque no quería salir; tenía miedo al exterior, por eso seguía en el centro. Las palabras de Francisco le hicieron ver a Enzo que no estaba solo en su lucha, que fuera de allí había gente que le esperaba. Con el tiempo Enzo empezó a sentirse bien consigo mismo, aprendió a aceptar sus imperfecciones. Un día un músico visito el centro, era un saxofonista retirado que quería deleitar a los internos con sus melodías, cuando Enzo escucho el sonido del saxo, las lágrimas le resbalaban por sus mejillas. —puedes dejarme tocar el saxo, por favor—pidió Enzo —¿crees que sabrás?—pregunto el músico desconociendo la historia de Enzo —si alguna melodía conseguiré sacar del instrumento— Cuando sonaron los primeros acordes, todo quedo en silencio, nadie quería perderse ni una nota. Cuando acabo la jornada festiva, Enzo tomo una decisión. Estaba preparado para abandonar el centro y enfrentarse de nuevo al exterior, Francisco le dio el último impulso. —sal, sal y comete el mundo con sus imperfecciones, demuéstrales a todo el mundo quién eres, si no lo haces, ahora te pasará como a mí, otro día ya será tarde y no podrás salir, sal ya—acabo la frase con un ligero empujón El día que finalmente salió, el sol brillaba y el aire fresco de la primavera le acariciaba su cara. Cuando llego a su ciudad la primera parada que realizo fue al local donde solía tocar antes de su ingreso, mientras caminaba por las calles sintió emoción y nostalgia de los viejos tiempos. Dos semanas después, el cartel anunciador era claro. “”“”Estreno de los nuevos temas de Enzo“”“” Ese día fue un éxito, arropado por sus viejos camaradas y acompañado por sus alumnos, entre todos los asistentes una persona no se perdía detalle de todo lo que sucedía, esa persona era Francisco que decidió también salir a luchar con la realidad. P.D.: Relato dedicado a juan Carlos Narzequian, un referente entre los músicos en Calella y alma mater de la creación de “Café jazz” en Calella en el 25 aniversario, Gracias Juan Carlos

EL VIGILANTE


 Las luces de neón eran habituales en las noches de fin de semana, la música solía retumbar como un pequeño terremoto, incluso el suelo temblaba de la cantidad de watios de sonido que emitían los gigantes altavoces. El nombre lo decía todo “Discoteca Tsunami”.

Cuando empezaba a entrar la noche, la fila de jóvenes que esperaban para entrar parecía infinita, los que se encontraban en la cola, estaban deseosos por entrar, los que ya habían entrado bailaban frenéticamente al ritmo de la música electrónica que pinchaba el DJ. Controlando entre la multitud, se encuentra David, un joven de aspecto serio que durante su trabajo raramente sonreía, llevaba ya en esta discoteca varios meses trabajando. Para mantener la seguridad y el orden dentro del local, aunque su trabajo a veces era ingrato, David siempre se esforzaba por mantener la calma en situaciones límites. La noche avanzaba sin apenas ningún incidente importante, el vigilante salió del interior del establecimiento, para controlar la zona del parking. El estruendo fue ensordecedor, el edificio tembló todo. La explosión retumbó desde el interior, seguido de gritos de pánico, era interminable el sonido de cristales rotos. David rápidamente se dirigió hacia el interior de la discoteca, esquivando a los heridos que salían por su propio pie, su misión en este momento era sacar a los heridos que no podían salir por sí mismos. Cuando llego al centro del desastre una densa cortina de humo y polvo impedía una visión correcta de la situación, las alarmas de emergencia rompían el silencio de la tragedia. Entre los escombros, David vislumbro la silueta de una chica inconsciente en el suelo, bajo una columna derrumbada. Con un impulso de valor, David se acercó a la chica, apartando todos los escombros que tenía sobre ella, apartándola de los restos que seguían cayendo todavía. Una vez la joven estaba a salvo, el vigilante se giró para intentar ver alguien más que necesitara ayuda, avanzo dos pasos, no pudo avanzar más, una nueva columna se desprendió del techo cayendo sobre él, aplastando su brazo, con un ruido ensordecedor, a pesar del dolor David se negó a rendirse, con las únicas fuerzas que le quedaban consiguió quitar todo lo que le cayó encima, se dirigió de nuevo a la chica para sacarla del infierno que se había convertido la discoteca. Una vez fuera de peligro, evaluó el desastre, la discoteca era un caos total, la explosión dejo heridos y personas atrapadas entre los escombros. Con el brazo roto y una fuerte sensación de dolor, siguió ayudando a los heridos, las ambulancias y policías no tardarían en llegar, intento tranquilizar a los más histéricos, y puso algún torniquete a quien lo necesitaba. Finalmente, llegaron los servicios de emergencia, con equipos de ayuda profesional. A medida que la noche llegaba a su fin, el caos disminuía lentamente, la discoteca unas horas antes llena de vida y música ahora era un montón de ruinas, gracias al coraje y determinación de David y otros anónimos ayudantes, se evitó una tragedia todavía mayor. En los días siguientes la historia del vigilante corrió como la pólvora, su cara salió en muchos medios, fue elegido como héroe, su brazo se sanó y pudo continuar trabajando. Después de la noche del desastre de la discoteca Tsunami, la vida de David cambio mucho. Nunca podrá olvidar el miedo de aquellos atrapados entre los escombros, la angustia de los heridos y la desesperación de los que buscaban a sus amigos. Con el tiempo la vida volvió a la normalidad, la discoteca Tsunami volvió a abrir sus puertas, aunque la sombra del desastre nunca se olvidara en las mentes de aquellas personas que habían sido testigos del desastre. La noche de la reapertura, las luces brillaban con un brillo renovado y la música volvía a resonar en el aire. El alcalde habló para todos, igual que el dueño de la discoteca, pero las palabras más esperadas eran las de Eva; este era el nombre de la chica que el vigilante salvo. —David, no hay palabras suficientes para expresar mi gratitud por lo que hiciste por mí esa noche, eres un héroe, siempre te estaré agradecida— No pudo continuar la chica, las lágrimas le resbalaban por sus mejillas, igual que por las de muchos recordando la tragedia. David volvió a su trabajo, todo el mundo le llamaba el héroe del Tsunami, pero él solo quería olvidar ese desgraciado día, donde no pudo salvar a más personas.

EL DIA 22


 En los límites del pequeño pueblo, perdido entre colinas y verdes campos, no muy lejos del mar, te encontrabas con el antiguo camposanto, conocido vulgarmente como cementerio de los cojos (parece ser que le pusieron ese nombre, por la cantidad de personas enterradas que solo tenían uno de los pies)

Los vecinos del pueblo evitaban pasar cerca de él, no solo por el recuerdo de la muerte, también tenían otro miedo, por una antigua leyenda que rememoraban los residentes en el pueblo. Cuentan la historia que todos los 22 del mes una aparición se materializaba en una de las paredes del cementerio. Algunos juraban haberla visto, otros la atribuían a historias de las abuelas para asustar a los niños atrevidos. La mayoría empezaron a cambiar de opinión cuando varias personas fallecieron después de comentar que habían visto la misteriosa figura que se aparecía. Todos recuerdan la muerte de don Gilberto; hombre, elegante, con bastantes años encima, la guerra le dejo como recuerdo una herida de grandes dimensiones en el pecho. Cada día solía pasear por los alrededores de la tapia del cementerio, un día regreso temblando a casa, susurrando haber visto algo espantoso, a pesar de las preguntas no supo responder con claridad su visión. Dos días después de su contemplación, fue encontrado muerto en su cama con una expresión de terror congelada en su rostro. La noticia corrió como la pólvora por los pueblos más cercanos, la obsesión por conocer más detalles hizo que muchas personas se acercaran a la necrópolis cuando el día 22 estaba cerca, cada vez que alguien osaba estar cerca del cementerio ese día, solía acabar en tragedia. Los más atrevidos se dedicaban a investigar por su cuenta, contando luego su visión. —era una figura etérea, envuelta en tenebrosas sombras, que desprendía dolor— Entre los que no creían nada de esos relatos estaba; Jacinta Jacinta era una mujer valiente y atrevida, nunca creyó en supersticiones, decidió investigar por su cuenta, estaba segura de que detrás de todo eso había una explicación lógica. Mientras intentaba buscar una lógica, se acercaba el temido día 22 del mes, cuanto más cerca estaba el día, más grande era la sensación de inquietud y temor que se estaba apoderando de ella. La temida noche llego con una intensa niebla que rodeaba todo el pueblo, aunque mucho más densa en la cercanía del cementerio. Jacinta estaba dispuesta a aclarar para siempre el misterio de las apariciones del día 22,se puso un gorro granate sobre su rizada melena, un anorak gris oscuro para no sentir el intenso frío, con paso decidido se dirigió hacia el cementerio, su única arma una potente linterna y su decisión. Noche cerrada, el silencio era total cuando sus pasos entraban en el interior del camposanto, solo se rompía cuando sus pies hacían crujir las ramas de los árboles caídas. Al acercarse a una de las paredes del cementerio, pudo distinguir claramente una sombra entre la espesa niebla. Jacinta contuvo la respiración, su corazón latía en su pecho, como un caballo desbocado. La figura se fue formando lentamente frente a ella. Era una figura de mujer alta y esbelta, con el rostro muy pálido y unos ojos negros y profundos, que se meterieron en lo más hondo de su ser. Jacinta se quedó quieta y sin pestañear, luchando internamente contra las ganas de salir huyendo del lugar. La figura no demostraba ningún tipo de amenaza hacia ella, al contrario, el rostro emanaba una profunda tristeza. Con voz temblorosa, Jacinta rompió el silencio. —¿quién eres?---susurro con un pequeño hilo de voz La figura permaneció impasible durante unos segundos, después extendió una pálida mano hacia ella, Jacinta retrocedió instintivamente, cuando pudo ver los ojos de la aparición se detuvo, de sus ojos solo salía dolor, nada de miedo, solo dolor. —soy un alma perdida—sonó la aguda voz como un eco lejano —solo quiero perdón y paz— A Jacinta le vinieron ganas de llorar, un nudo apretaba su garganta, la tristeza de la voz la emociono totalmente, extendió su mano derecha hacia la aparición, esta vez Jacinta no retrocedió, los dedos de las dos se encontraron en el aire, uniendo dos mundos el terrenal y el celestial. —que quieres—pregunto Jacinta La figura pareció estudiar la pregunta antes de responder. —quiero descansar en paz, pero no la encontraré hasta que no se haga justicia—respondió con una voz rota por el dolor —¿justicia?, que quieres decir—pregunto Jacinta La figura emitió un profundo suspiro de dolor. —Fui injustamente condenada por un crimen que no cometí, mi alma vago en busca de perdón, pero solo encontré sufrimiento—sonó con amargura en su voz Jacinta sintió un escalofrío que le recorrió toda la espalda, la historia que le acababa de contar hizo que se despertara una sensación de compasión y empatía hacia la figura que se la estaba explicando. —que puedo hacer yo—pregunto Jacinta angustiosa La figura se acercó a ella, envolviéndola en una unión de sensaciones que nunca antes había sentido. —tienes que encontrar la verdad, solo entonces podre descansar eternamente---- acabada esta frase, la figura se desvaneció entre la niebla, desapareciendo de los ojos de Jacinta El corazón de Jacinta seguía latiendo a gran velocidad, pero ella no tenía miedo, lo que sentía era una determinación total para resolver el enigma. Se levantó temprano, empezando la investigación para ayudar a la figura misteriosa, descubrió papeles oficiales donde pudo empezar a averiguar lo que atormentaba a la aparición del cementerio, varios días después ya lo tenía claro, sabía quién era y podía ayudarle. La figura que aparecía cada día 22 era el espíritu de una mujer, injustamente acusada de un asesinato que nunca cometió, y que fue ejecutada sin poder defenderse, decidida a hacer justicia, Jacinta consiguió las pruebas suficientes para demostrar que no fue esa mujer la culpable del asesinato que se le imputaba. Presento todo ante las autoridades y después de una revisión minuciosa del caso se llegó a la conclusión que la mujer fue víctima de una persona con poder e influencia en aquellos tiempos. El día que se revelaron los hallazgos, todo el pueblo fue en romería al cementerio, colocando flores en toda la pared donde solía aparecer, rezando y pidiendo perdón. Jacinta observaba con una sonrisa de gratitud la multitud allí reunida, su tenacidad había hecho posible que se supiera la verdad. Ese mes el día 22 no hubo ninguna aparición en el cementerio, lo que encontraron fue una sensación de paz y tranquilidad, nunca antes vista. Desde entonces el cementerio ya no es un lugar prohibido, la historia contará que una mujer llamada Jacinta ayudo a una aparición a descansar eternamente en paz, a partir de ese día el espíritu que vago, descansaba en paz, gracias a una heroína que pudo limpiar su memoria

EL SEMAFORO

  En la ciudad de Kiruma, un sitio donde las luces de neón brillaban por las noches como destellos anticipando un nuevo día, justo en el cen...