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AUTOBUS :245


 Entre por una de las puertas de la estación de autobuses, mucha gente unos esperando que partiera su bus, otros esperando a alguno que regresaba a la ciudad, era muy curioso ver el tipo de personas que esperan, no sueles ver gente elegante, la mayoría somos gente normal que elegimos este medio de transporte por su precio, es más económico que el resto.

Después de media hora esperando, en los paneles pusieron el número de mi transporte. BUS: 245 DESTINO:Ayamonte, Huelva HORA:18,30 ESTACIONADO:parada 13 Bueno, ya sabia donde montarme, el número de parada no me hizo mucha gracia. Aunque no soy muy supersticioso. Fuimos subiendo todos los pasajeros tranquilamente, a mí me toco una chica un poco obesa, y yo que también lo soy, sería un viaje un poco incómodo para los dos. Una fila más adelante, una pareja, que por todos los arrumacos que se deparaban eran recién casados o hacía poco tiempo que eran pareja. Justo detrás del conductor, un hombre bastante dejado en su aspecto físico y con la ropa muy sucia, también una madre con su hijo de corta edad, unos jóvenes bulliciosos en la parte trasera, todo el autobús lleno. Según mis cálculos eran 17 horas de viaje, y con huelga en las estaciones de servicio, todo cerrado, surtidores, cafeterías y tiendas. Uno de los conductores nos dio la bienvenida. --Buenas tardes, son las seis y media, en unos segundos emprenderemos la marcha, no podremos parar en ninguna gasolinera porque están todas cerradas por la huelga, esperemos que no surja ningún problema más durante el trayecto, gracias por viajar con nosotros-- El billete del bus era barato, solo 20 €, pero estaba en buenas condiciones a pesar de los años que parecía tener.
Llevábamos más de dos horas de viaje y empezó el primer contratiempo, alguna persona necesitaba ir al baño, cosa totalmente imposible en el autobús, el conductor pidió un poco de paciencia, que más adelante saldríamos de la carretera y nos desviaríamos por una regional, donde podría parar unos momentos. Ese ratito se transformó en horas, tanto que yo me quede dormido, note un frenazo y que nos deteníamos en medio de la nada, una vieja carretera, rodeados por árboles y matorrales, todos los pasajeros fueron bajando para poder hacer sus necesidades, mire el reloj y eran las dos de la mañana, noche cerrada y luna llena. --por favor no se alejen mucho en diez minutos, emprendemos la marcha—comento uno de los choferes antes de bajar también. Nos fuimos desperdigando por la zona, los más atrevidos se introducían en el bosque, otros se alejaban lateralmente, en medio de la penumbra sonó un grito desgarrador. --ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh-- después silencio absoluto, entre los árboles la madre con el niño continuó buscando un lugar para hacer pipi ajena a todo, fue la última vez que la vimos. Intente localizar a alguno de los pasajeros, nada no se veía, nada solo oscuridad y silencio. Tengo que reconocer que sentí miedo, mucho miedo, nadie de los casi cincuenta pasajeros contestaba, la luz del autobús también se apagaron, la oscuridad era aún mayor. Intente guiarme en la oscuridad en dirección al bus, tropecé con algo y di de bruces al suelo, me incorpore y a tientas intente ver con lo que tropecé. ¡¡¡dios mío era un cuerpo!!!
Ya no tenía miedo, ahora tenía pánico, seguí mi camino mientras gritaba. --hola, alguien me escucha-- únicamente el silencio estaba presente, seguí avanzando y más cuerpos entorpecían el camino, todos estaban muertos, nadie contestaba a mis gritos y nadie más gritaba. No sabía que hacer, hacia donde ir, a lo lejos se escuchaba el sonido de agua, seguramente un río, yo me sentía más seguro si conseguía llegar al camino donde paro el autobús y entrar en él. Al fin vislumbré la silueta del transporte, todo oscuridad, el motor parado ningún movimiento en los alrededores, volví a chillar fuertemente. --donde estáis, no hay nadie-- nada, ninguna respuesta, recordé que al bajar uno de los conductores se quedó al volante, tenían orden de no abandonar el vehículo durante el trayecto. Seguramente estaba dentro y no escuchaba mis gritos. La puerta estaba abierta, mire hacia el lugar del chofer, que horror estaba con la cabeza apoyada en el volante con un gran corte en el cuello. No sabía que hacer, me esconderé entre los asientos, nadie me podrá ver, cuando amanezca puedo pedir ayuda. Cuando avance hacia la parte trasera, una voz sonó fuertemente. --buenas noches, te estaba esperando-- una linterna me alumbro a los ojos, impidiéndome ver quien era. --has tardado mucho, pensé que no volverías jajajaaja-- --quien eres, que quieres-- la linterna ahora se dirigió a la cara del que la sostenía en su mano. Con parsimonia se iluminó su rostro. Era el hombre con ropaje sucio y desaliñado. --que quieres, porque lo has hecho—pregunte --hace tres años, no me dejaron viajar en este autobús, me obligaron a bajar y riéndose de mí, me dejaron en medio de un descampado como este, jure que la siguiente vez que viajara acabaría con todos los ocupantes y hoy es el día, solo quedas tú y será por poco tiempo—comento mientras empuñaba un cuchillo de grandes dimensiones. Fue lo último que dijo, le golpee con una piedra que encontré antes de subir al autobús, también murió, al día siguiente la policía me encontró dormido y en todo los alrededores los casi cincuenta muertos. La policía me interrogo una y otra vez, era el único superviviente, después de varios meses dejaron de molestarmeL.
Hoy estoy esperando el autobús con destino a Ayamonte otra vez, espero que esta vez sea más fácil y no tenga que usar tanta fuerza, acabe agotado.

DISCO INFERNO


 El número 65 de la calle “Jacinto Velasco” en la ciudad San Andrés De Rabanero, era un pequeño bloque de dos plantas.

Solo eran dos vecinos, una alegría para cualquier persona que anteriormente ha tenido problemas con la comunidad de propietarios, este no era el caso de las dos familias que convivían fraternalmente desde hacía varios años. En el primer piso vivían la familia Marín Garcia, eran tres personas, Juan el padre, Noelia la madre y la hija Susi. En el segundo vivían la familia Martínez Condal y también tenían una hija Mónica, y ellos Rafael y Vicenta, las dos chicas eran muy amigas y siempre salían juntas de fiesta, los matrimonios quedaban para comer y cenar bastante habitualmente, eran unos grandes amigos. Desde hace unos años, pasan cosas muy extrañas en el pueblo, varias chicas han sido violadas y golpeadas, los matrimonios hablaban frecuentemente de ese asunto cada vez que las chicas salían a divertirse, siempre les repetían la misma recomendación. --las dos, siempre juntas, no os separéis-- --si tranquilos no nos separamos en toda la noche-- después de darles los correspondientes besos a sus progenitores, salían con la alegría característica de la juventud. Realmente siempre estaban juntas, pero a veces aparecía un chico apuesto que durante unas horas las separaba, esta noche era Alfredo el que se acercó a Susi. --hola como te llamas-- --Susi y tú – --Alfredo-- cuando empezaba estaba conversación la otra siempre sabia que tenía que desaparecer durante un par de horas. Alfredo y Susi estuvieron charlando un buen rato, él propuso. --que te parece si salimos a tomar el aire fresco-- --si por supuesto, aquí el ambiente está muy cargado-- la joven pareja pasearon durante unos minutos alejándose de la discoteca, al final del paseo encontraron un lugar donde solían acabar muchas parejas para tener algo de intimidad.
La sangre de la juventud, les impulso y acabaron haciendo el amor entre árboles, césped y la luz de la luna, una vez saciados del deseo, emprendieron el camino de regreso, hasta el punto de partida, dentro de la discoteca, Susi busco a su amiga para explicarle lo maravilloso que fue todo. --Mónica fue fantástico, hemos quedado para vernos la próxima semana-- --ten cuidado, Susi, ya sabes lo que está pasando últimamente, violaciones y agresiones muy frecuentemente-- como siempre regresaron juntas a casa.
La que más se preocupaba era Vicenta, su marido muchas veces lo llamaban y tenía que salir de guardia por averías en las alarmas, cuando se quedaba sola no podía dormir hasta que regresaba su hija, la semana paso muy lentamente para Susi, tenía ganas de estar otra vez con Alfredo, este le envió un wasap para quedar en otra discoteca más alejada. --que te parece Susi, si quedamos en la disco “galaxia”-- --es que tengo que ir con Mónica, nuestros padres no nos dejarían salir por separado-- --no tienen por qué enterarse, ella que se quede en la disco de siempre y tú y yo juntos en la otra-- --no sé, me sabe mal por ella-- --piénsatelo, mañana me dices algo-- a través del wasap se pusieron de acuerdo las amigas, lo harían como estaba planeado. Una vez acabados de cenar, las chicas se prepararon para la salida semanal. --Chicas que os parece si os llevo yo con el coche, tengo avisos de averías y pasaré cerca de vuestro destino-- las dos amigas se miraron, los planes podían torcerse. --no te preocupes, iremos caminando-- --de ninguna manera, os llevará tu padre—respondió Vicenta a su hija. Bueno, los planes tampoco variaban mucho, tendría que dar una vuelta más grande Susi, pero al final acabaría entre los brazos de Alfredo. Una vez en la puerta de la disco se despidieron de Rafael. --adiós papa-- --adiós y gracias—repitió Susi una vez alejado el vehículo, las dos amigas se separaron, no sin antes desearse suerte. Antes de llegar a su destino, tenía que pasar por una zona muy solitaria, el corazón le latía a 1000 por hora, en parte por el deseo de encontrarse con su amado y, por otro lado, el miedo a la oscuridad del tramo por el que estaba pasando. Un ligero ruido la asusto, intento girarse para ver si alguien le seguía, no pudo, unos fuertes brazos la agarraron para arrastrarla hacia el interior de un pequeño bosque. No sabe el rato que estuvo en el suelo, con las braguitas en los tobillos y desgarrada en su interior, su amiga al ver que tardaban acabo avisando a los padres de ambas, que inmediatamente avisaron a la policía. Esto sucedió hace seis meses, nadie averiguo quien fue solo una persona, continuo investigando, quería saber quien fue el violador de su hija, ya casi lo tenía. --Juan, déjalo ya, la policía acabará encontrándole y le hará pagar su fechoría-- --no puedo Rafael, encontraré quien lo hizo y le pegaré dos tiros, ya casi lo averigüe-- los dos padres hablaban a menudo. --porque no me lo dijo y yo la hubiera dejado en la otra discoteca-- repetía Juan --supongo que el miedo a que no la dejáramos salir-- durante toda la investigación, el sospechoso número uno era Alfredo, en todo momento él podía demostrar donde se encontraba, era el único que sabía que iría a ese lugar y la hora. Después de mucho investigar, el padre de Susi, ya sabia quien fue el violador y como siempre dijo, lo buscaría y le pegaría dos tiros. Al fin pudo encontrar el día para realizar su venganza, no le dijo nada a nadie, cogió una escopeta, la puso en el maletero del coche y se marchó en su busca. Justo en el momento que arrancaba el coche, sonó el teléfono de Rafael, tenía una avería en la parte alta del pueblo, con desgana salió a proceder al arreglo. Juan regresó una hora después de salir en busca del violador. Vicenta llamó al timbre muy preocupada, su marido salió y nadie sabía nada en la empresa, tampoco responde al teléfono. Cuando estaba hablando con sus vecinos, sonó el celular. --si dígame-- --es usted la señora Vicenta-- --si dígame, ¿le paso algo a mi marido?-- --sí, hemos encontrado a su esposo con dos tiros el frente-- las mujeres se pusieron a llorar histéricamente, mientras en los labios de Juan, se dibujó una pequeña sonrisa. El violador de la zona nunca más volvería a hacer daño a nadie.

SOTOV, EL FINAL


 Ernesto llevaba más de 30 años en la lucha contra la delincuencia, muchas detenciones y muchas trifulcas, por supuesto, muchas veces ante el juez, aunque siempre era lo mismo, entraban por una puerta y salían por la otra, excepto en casos muy concretos, tenía muy pocas ganas de continuar en la lucha, su mujer lo notaba.

--que te sucede Ernesto, te veo muy apagado-- --me queda poco tiempo para jubilarme toda la ilusión que tenía al empezar, se me está acabando-- --normal cariño, muchas detenciones en tu hoja de servicios-- --no son los delincuentes los que me causan esta desmoralización, eso forma parte del trabajo y entra dentro del sueldo-- --entonces, ¿qué te pasa?-- --veo cada día nuestra ciudad, peor con la delincuencia-- --no te entiendo, eso es normal, hay más gente-- muchas veces mantenía con su esposa ese intercambio de opiniones, a él escasamente le quedaban dos años en activo, pero no sabía si los podría acabar. Dos días después de la charla con su mujer, llego a casa casi llorando. --Ernesto, no me asustes que te pasa--- --tuvimos una reunión con las autoridades locales, ¿sabes lo que sugirieron?-- --no, por supuesto que no, pero me lo explicaras tú si puedes—Ana tenía claro que su esposo tenía ganas de hablar. --según ellos, nosotros tenemos culpa de muchas cosas que están pasando-- Ernesto ya no pudo parar. --según los políticos de turno, tenemos que ser más discretos en nuestras actuaciones, que estamos espantando a la sociedad--- --¿qué podéis hacer vosotros?--pregunto Ana --a pesar de explicarles que cada día que pasa, hay más bandas organizadas y más violentas ellos insisten en que lo que tenemos que hacer es nuestro trabajo más delicadamente-- --estamos cansados de decirles que ellos tienen que crear nuevas fórmulas para que entre todos acabemos con la lacra que nos está comiendo, ellos se limitan a reírse en nuestra cara-- Ana abrazo a su marido, secándole las lágrimas de impotencia que caían por sus mejillas, nunca en todos los años que llevaban de casados lo había visto tan mal psicológicamente. --quieres creer que nos están acusando de no hacer nuestro trabajo para generar inseguridad y exigir aumentos de sueldo-- --cuando se darán cuenta de que la mayoría de policías lo somos de vocación, queremos que se cumpla la ley, esas que ellos tienen que gestar, para que la sociedad las cumpla-- -no te hagas mala sangre, te falta poco para jubilarte y ya difícilmente podrás cambiar nada—intento calmarlo Ana cuando acabaron de cenar, Ernesto se quería fumar un cigarrillo, pero se les acabaron. --me acercaré a la gasolinera a comprar tabaco-- --espera a mañana nos metemos en la cama y mañana ya comprarás—pidió Ana --no tranquila, son cinco minutos y regreso-- Ernesto arranco su coche para acercarse hasta la gasolinera que estaba a menos de dos kilómetros, dejo aparcado el coche en un lateral y se introdujo en el interior de la tienda a comprar tabaco como muchas veces anteriormente lo solía hacer. Esta vez sería diferente, no se percató que en la entrada una persona con gorra, estaba vigilando, mientras otra estaba atracando al trabajador. Cuando se dio cuenta de la situación, intento ayudar al dependiente, pero no pudo hacer nada, el que venía tras él atravesó su espalda con una catana, malhiriendo los dos pulmones, fue una muerte instantánea, no se pudo hacer nada por salvarle, la ambulancia fue rápida en la actuación pero con resultados estériles. Dos días después, en el entierro estaban todos los gobernantes locales y autonómicos, el féretro tapado con una bandera, que fue retirada por una de las autoridades para entregársela a la viuda, ella recogió la bandera y una medalla por el mérito al valor. Ana se dirigió donde estaban las autoridades, se parió delante de ellas, lanzándole la bandera y la medalla a la cara del más cercano. --Podéis hacer con esto lo que os dé la gana, él no volverá, pero vosotros continuaréis diciendo que todo está bien, que los periodistas y la policía son los que crean alarmismo, espero que mi marido sea el último caído por falta de oídos que los escuchen, porque la culpa no la tenéis nunca los políticos, la culpa es de los demás-- acabada la frase Ana se alejó de ellos para no girarse ni una sola vez, a pesar de las muchas llamadas que recibió nunca contesto a ninguna de los políticos, ella los consideraba culpables de la muerte de su marido. ¿Es solamente un relato de ficción? Eso lo sabremos en poco tiempo, la sociedad está cambiando a marchas forzadas, pero los políticos están estancados, a muchos de ellos solo le interesa una cosa, y esa cosa se denomina VOTOS…

AVISOS HORARIOS


 Como cada año la familia se reunía para celebrar el cumpleaños del patriarca, el señor Ramón.

Es como le llamaban la mayoría de vecinos y conocido señor Ramón, el señor delante del nombre era muy acertado. Ramón estaba casado con Conchita, todo el mundo en el pueblo lo apreciaba mucho. Esa noche vendrían a cenar con ellos sus hijos, Montserrat y Agustín. Como solía suceder desde que abandonaron el nido los hijos, ese día estaba reservado para la familia, siempre se reunían los cuatro para cenar, todo lo preparaba Conchita, que desde la mañana no paraba de preparar cosas para agasajar a sus hijos. Por la mañana se levantó un poco más tarde de lo normal, el despertador estaba parado a las 7,15 de la mañana, antes de sonar. Ese pequeño retraso no le impidió realizar todas las cosas que tenía en mente para la cena. Ramón, como cada año, les tenía preparada una sorpresa para sus hijos (él siempre decía que no quería regalos, que prefería tener un detalle con ellos por poder celebrarlo juntos). Algunos años les obsequiaba con ingresos en sus cuentas. --el dinero que tengo a mí ya no me sirve, prefiero dárselo a mis hijos y que lo disfruten—solía comentar. Se acercaba la noche y los padres estaban nerviosos esperando a sus hijos, ninguno de los dos estaba casado ni tenía pareja. Sonó el timbre y corrieron Ramón y Conchita, para abrirles y darles los primeros achuchones –buenas noches-- gritaron al unísono los dos hermanos Conchita fue la primera en abrazarlos, después Ramón la siguió. --cuantas ganas de volver a veros—siempre repetía lo mismo la madre, a pesar de verlos semanalmente, porque se desplazaban casi cada semana para estar un rato con sus padres --mama no digas esas cosas, ya sabes que siempre que podemos venimos mi hermano o yo---replico Montserrat --tenéis razón, pero es que os añoro tanto-- --cuando vais a venir acompañados—soltó Ramón --ya sabes papa que eso son palabras mayores, estamos bien y eso es lo importante--respondio Agustin los padres tenían ganas de que tuvieran pareja y poder reunir más gente en la mesa, ellos estaban solo por la labor de acabar sus correspondientes carreras y después estabilizarse, antes de formar una familia. Soñaban los dos con formar una familia como la de sus padres, siempre encontraron amor y ayuda en esa casa todo el que se acercaba. Mama tienes el reloj de cuco parado a las 7,15 acuérdate de darle cuerda y ponerlo en hora. --si no te preocupes de que lo pondré en hora más tarde. Después de cenar y como cada año llegaba la entrega del regalo que les hacía Ramón y Conchita. --Queridos hijos, cada año os hago un regalo, casi siempre económico, esta vez será diferente hace siete años que marchasteis de casa a vivir vuestra vida y nosotros nos alegramos, también hace quince que falleció vuestro hermano, como él siempre comentaba que quería conocer Paris, y ya que desgraciadamente no será posible, aquí tenéis dos pasajes para la ciudad de la luz, con las consiguientes reservas en los hoteles. --estos pasajes son para dentro de un rato—interrogo el hijo- --no puede ser, tenemos que trabajar mañana-- --tranquilos, una parte de la sorpresa es que ya hable con vuestros jefes y está todo solucionado --pero papa como hiciste eso—lloraban los dos de alegría. --como soléis tener ropa en casa, mama ya os preparo las maletas-- los dos hermanos estaban supercontentos. --tenemos que marcharnos a descansar, el vuelo es a las 7,15 de la mañana, tenemos que estar un par de horas antes para facturar—comento la pequeña de la familia. ---hijos, quiero que tengáis un gran recuerdo de esa ciudad, vuestro hermano siempre soñó con ir un día, vosotros seréis sus ojos, recordadlo, todo es en su memoria--- --lo sabemos, tendremos a nuestro hermano siempre en el pensamiento durante el viaje-- los cuatro se marcharon a descansar, pero la verdad es que durmieron poco los nervios no les dejaron pegar ojo. A las 3,15 todo el mundo se levantaba en la casa, un poco de café caliente y alguna magdalena para meterle algo en el cuerpo Ramón saco el coche del garaje para acompañar a sus hijos al aeropuerto, el equipaje ya lo dejaron en el maletero la noche anterior, todos contentos y un poco tristes porque el tercer viajero no podía estar. Durante el trayecto, ya que se acercaban al aeropuerto, una gran caravana impedía ir más deprisa. --raro esta retención—comento el padre --parece que hay un accidente un poco más adelante—comento el hijo la caravana avanzaba muy lentamente, eran las 4,15,suerte que salieron con tiempo, la madre daba cabezadas y no se enteró de lo que comentaban. Al pasar cerca del accidente, Conchita abrió los ojos y se espantó mientras estaban pasando junto a los coches accidentados, le causo una sensación de repugnancia y tristeza cuando vio dos cuerpos tapados con unas mantas, habían fallecido en el accidente, le sorprendió que el coche era el mismo modelo que el suyo, y lo que más le llamo la atención era el reloj del salpicadero marcaba las 7,15. Una vez pasado el accidente ya se divisaba la entrada al aeropuerto, aparcaron en uno de los grandes parkings y acompañaron a sus hijos hasta el lugar de facturación. Un rato charlando y tomando un café en la cafetería, les ayudo a hacer más llevadero el tiempo de espera, abrieron la puerta de embarque y empezaron a entrar los pasajeros, todos con caras de felicidad, los hijos se despidieron de sus padres y entraron en el avión. Los padres recogieron el coche y abandonaron el aeropuerto, estaban felices de poder hacer felices a sus hijos. El avión de Air France, cerro puertas y enfilo el principio de la pista de aterrizaje. Ramón y Conchita regresaban por la misma carretera que anteriormente les llevo al aeropuerto, parece que todo está normalizado. --Air France 747,destino Paris, puede comenzar las maniobras de despegue, pista libre adelante y buen viaje-- --gracias torre de control, iniciamos despegue-- 7,14 de la mañana las turbinas se revolucionan para despegar, los motores rugen atronadoramente. --7,14 este sol mañanero molesta mucho la visibilidad para conducir—comento Ramón --buenos días, pasajeros son las 7,16 de la mañana, temperatura que nos espera en Paris 20 grados disfruten del viaje, las azafatas les proporcionaran un pequeño refrigerio gracias, pueden desabrocharse los cinturones. Las ambulancias y bomberos llegaron rápidamente al lugar de los hechos, un camión arroyo a un coche que volvía del aeropuerto, los dos ocupantes murieron el acto, todo sucedió a las 7,15 de la mañana, es lo que les contaron a sus hijos, durante el reconocimiento de los cuerpos.

TELEFONO MALDITO

 En un pequeño barrio de la ciudad, había una tienda vieja y mugrienta que vendía las antigüedades más inverosímiles que uno pudiera imagina...