El número 65 de la calle “Jacinto Velasco” en la ciudad San Andrés De Rabanero, era un pequeño bloque de dos plantas.Solo eran dos vecinos, una alegría para cualquier persona que anteriormente ha tenido problemas con la comunidad de propietarios, este no era el caso de las dos familias que convivían fraternalmente desde hacía varios años. En el primer piso vivían la familia Marín Garcia, eran tres personas, Juan el padre, Noelia la madre y la hija Susi. En el segundo vivían la familia Martínez Condal y también tenían una hija Mónica, y ellos Rafael y Vicenta, las dos chicas eran muy amigas y siempre salían juntas de fiesta, los matrimonios quedaban para comer y cenar bastante habitualmente, eran unos grandes amigos. Desde hace unos años, pasan cosas muy extrañas en el pueblo, varias chicas han sido violadas y golpeadas, los matrimonios hablaban frecuentemente de ese asunto cada vez que las chicas salían a divertirse, siempre les repetían la misma recomendación. --las dos, siempre juntas, no os separéis-- --si tranquilos no nos separamos en toda la noche-- después de darles los correspondientes besos a sus progenitores, salían con la alegría característica de la juventud. Realmente siempre estaban juntas, pero a veces aparecía un chico apuesto que durante unas horas las separaba, esta noche era Alfredo el que se acercó a Susi. --hola como te llamas-- --Susi y tú – --Alfredo-- cuando empezaba estaba conversación la otra siempre sabia que tenía que desaparecer durante un par de horas. Alfredo y Susi estuvieron charlando un buen rato, él propuso. --que te parece si salimos a tomar el aire fresco-- --si por supuesto, aquí el ambiente está muy cargado-- la joven pareja pasearon durante unos minutos alejándose de la discoteca, al final del paseo encontraron un lugar donde solían acabar muchas parejas para tener algo de intimidad.
La sangre de la juventud, les impulso y acabaron haciendo el amor entre árboles, césped y la luz de la luna, una vez saciados del deseo, emprendieron el camino de regreso, hasta el punto de partida, dentro de la discoteca, Susi busco a su amiga para explicarle lo maravilloso que fue todo.
--Mónica fue fantástico, hemos quedado para vernos la próxima semana--
--ten cuidado, Susi, ya sabes lo que está pasando últimamente, violaciones y agresiones muy frecuentemente--
como siempre regresaron juntas a casa.
La que más se preocupaba era Vicenta, su marido muchas veces lo llamaban y tenía que salir de guardia por averías en las alarmas, cuando se quedaba sola no podía dormir hasta que regresaba su hija,
la semana paso muy lentamente para Susi, tenía ganas de estar otra vez con Alfredo, este le envió un wasap para quedar en otra discoteca más alejada.
--que te parece Susi, si quedamos en la disco “galaxia”--
--es que tengo que ir con Mónica, nuestros padres no nos dejarían salir por separado--
--no tienen por qué enterarse, ella que se quede en la disco de siempre y tú y yo juntos en la otra--
--no sé, me sabe mal por ella--
--piénsatelo, mañana me dices algo--
a través del wasap se pusieron de acuerdo las amigas, lo harían como estaba planeado.
Una vez acabados de cenar, las chicas se prepararon para la salida semanal.
--Chicas que os parece si os llevo yo con el coche, tengo avisos de averías y pasaré cerca de vuestro destino--
las dos amigas se miraron, los planes podían torcerse.
--no te preocupes, iremos caminando--
--de ninguna manera, os llevará tu padre—respondió Vicenta a su hija.
Bueno, los planes tampoco variaban mucho, tendría que dar una vuelta más grande Susi, pero al final acabaría entre los brazos de Alfredo.
Una vez en la puerta de la disco se despidieron de Rafael.
--adiós papa--
--adiós y gracias—repitió Susi
una vez alejado el vehículo, las dos amigas se separaron, no sin antes desearse suerte.
Antes de llegar a su destino, tenía que pasar por una zona muy solitaria, el corazón le latía a 1000 por hora, en parte por el deseo de encontrarse con su amado y, por otro lado, el miedo a la oscuridad del tramo por el que estaba pasando.
Un ligero ruido la asusto, intento girarse para ver si alguien le seguía, no pudo, unos fuertes brazos la agarraron para arrastrarla hacia el interior de un pequeño bosque.
No sabe el rato que estuvo en el suelo, con las braguitas en los tobillos y desgarrada en su interior, su amiga al ver que tardaban acabo avisando a los padres de ambas, que inmediatamente avisaron a la policía.
Esto sucedió hace seis meses, nadie averiguo quien fue solo una persona, continuo investigando, quería saber quien fue el violador de su hija, ya casi lo tenía.
--Juan, déjalo ya, la policía acabará encontrándole y le hará pagar su fechoría--
--no puedo Rafael, encontraré quien lo hizo y le pegaré dos tiros, ya casi lo averigüe--
los dos padres hablaban a menudo.
--porque no me lo dijo y yo la hubiera dejado en la otra discoteca-- repetía Juan
--supongo que el miedo a que no la dejáramos salir--
durante toda la investigación, el sospechoso número uno era Alfredo, en todo momento él podía demostrar donde se encontraba, era el único que sabía que iría a ese lugar y la hora.
Después de mucho investigar, el padre de Susi, ya sabia quien fue el violador y como siempre dijo, lo buscaría y le pegaría dos tiros.
Al fin pudo encontrar el día para realizar su venganza, no le dijo nada a nadie, cogió una escopeta, la puso en el maletero del coche y se marchó en su busca.
Justo en el momento que arrancaba el coche, sonó el teléfono de Rafael, tenía una avería en la parte alta del pueblo, con desgana salió a proceder al arreglo.
Juan regresó una hora después de salir en busca del violador.
Vicenta llamó al timbre muy preocupada, su marido salió y nadie sabía nada en la empresa, tampoco responde al teléfono.
Cuando estaba hablando con sus vecinos, sonó el celular.
--si dígame--
--es usted la señora Vicenta--
--si dígame, ¿le paso algo a mi marido?--
--sí, hemos encontrado a su esposo con dos tiros el frente--
las mujeres se pusieron a llorar histéricamente, mientras en los labios de Juan, se dibujó una pequeña sonrisa.
El violador de la zona nunca más volvería a hacer daño a nadie.
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