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CARTA A UN PADRE



¿Te acuerdas, papá, del día que nací? Fue un 17 de julio a las 8 de la mañana. Según me contó mamá, tus ojos se llenaron de lágrimas, pues lo que siempre quisiste se hacía realidad: tener un hijo.

También me contó mamá como, en una guerra cruel entre hermanos, te mandaron fusilar y como tu estando solamente herido, te dejaste caer como si estuvieras muerto y por la hora que era, que estaba anocheciendo, dejaron los cuerpos toda la noche en aquel descampado y tú pudiste huir.

También me contó mamá como estuviste vagando por las montañas herido y hambriento.

También me contó mamá como unos campesinos te recogieron y curaron tus heridas y tú solamente decías quiero ver a mi mujer y mi hijo.

También me contó mamá como conseguiste documentación falsa para poder marchar de tu país al extranjero con tu familia.

Y lo demás no me lo contó mamá, lo demás lo recuerdo yo perfectamente.

Recuerdo que tú llegabas a casa después de estar buscándote la vida para alimentar a tu mujer y a tu hijo y decir me voy a la cama que estoy cansado y no tengo hambre. Tu falta de apetito es que solamente teníamos dos huevos y un chusco de pan y preferías que se lo comieran tu mujer y tu hijo, y tu cada día más delgado.

También recuerdo como no permitías que nadie me hiciera sufrir, ni siquiera una pesadilla. Cuando tenía una pesadilla, te levantabas y me apretabas fuerte entre tus brazos y yo me sentía seguro.

Recuerdo cuando al fin pudimos regresar a nuestro país como todos tus amigos te recibieron con mucho cariño, porque tú siempre ayudaste a todos.

Recuerdo cuando me acompañaste a votar por primera vez y también el día de mi boda, de lo orgulloso que estabas de mí.

Recuerdo cuando falleció mamá, que no lloraste en el funeral porque mamá no estaría contenta si te viese llorar.
En fin, muchos recuerdos y todos buenos que tengo de ti.

Y ahora estoy llorando con una tristeza muy grande, me acaban de confirmar que falleciste de madrugada, solo en una cama de hospital. El maldito coronavirus te llevó, ya no pudiste luchar contra él, y yo no puedo ni ir a despedirte. Tu que lo diste todo por mi y no puedo ni ir a decirte adiós.

Te quiero papá, nunca te olvidaré.

PD: No importa el nombre del hijo que le escribe a su padre, hoy hay muchos hijos que están pasando por esto.

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