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VÍSPERA SANGRIENTA




                  





      Se acercaba San Valentín, fue la noche del 13 de febrero de 1983. Juan era policía local en Calella, y realizaba una de las ultimas guardias que le quedaban. Se jubilaba ,el dia1 de abril ,a los 59 años.

En el coche, de compañero, tenia a jordi. Un agente joven que hacía un año que estaba en el cuerpo de policía. La noche era tranquila, lo clásico, gente buscando la farmacia de guardia, alguien dando patadas a las basuras y poca cosa más.

La central manda un aviso a la patrulla de que hay problemas en la calle San Josep esquina con Bruguera, cerca del Hotel Vila. Van para allí.

Se encuentran varias personas ayudando a otra que estaba en el suelo. Juan bajó del coche y advirtió un hombre en el suelo sangrando por la barriga. Inmediatamente llamo a una ambulancia para que lo recogieran.

Un vecino les informo que eran una pareja y fueron asaltados por alguien para robarles pero, ¿donde estaba la chica? Un testigo les informó que el asaltante se la llevó. El chico herido les dijo que ella se llamaba Rosa y era su prometida.

Juan se impactó mucho porque tenía una hija y le pasaba por la cabeza que también le podían pasar cosas como esas.

Los sanitarios llegaron, pero no pudieron hacer nada para salvar al joven herido, que falleció. Le comentaron a Juan que no se podía hacer nada más, la herida era de muerte. Murió desangrado. A Juan se le llenaron los ojos de lágrimas, no podía evitarlo, estas cosas le afectaban a pesar de los años en el cuerpo.

Cuando recogieron el cadáver, Juan y su compañero siguieron la ruta en silencio. Al pasar por la zona de la playa, a Juan le llamó la atención algo: una pareja en un coche que hacían unos movimientos extraños. Un chico agachaba la cabeza a la chica.

Él estaba muy acostumbrado a ver parejas, pero aquello no era una reacción normal. Pararon el coche y se acercaron al vehículo. De repente el coche arranco derrapando, golpeando al compañero de Juan, Jordi, que saltó por los aires del golpe. Juan pudo esquivarlo.

Juan asistió primero a su compañero y se dio cuenta que no era nada grave, sólo los golpes. Llamó refuerzos, pero poco podía esperar, ningún coche más estaba de patrulla esa noch. Le avisaron que mandaban una ambulancia para ayudar a Jordi. Juan arranco el coche patrulla e intentó localizar al coche que los arroyó pero podían estar ya muy lejos.

La intuición de policía le guío hasta la riera de Calella, la que separa Calella de Pineda. Allí vio un coche de las mismas características que el sospechoso. La zona estaba oscura, apagó las luces del coche de policía y fue, poco a poco, acercando hasta donde estaba el coche con la pareja, Juan vio que el chico estaba forzando a la chica.

Desabrochó la cartuchera y se preparó para actuar. Se acercó despacio y cuando estuvo al lado de la puerta del conductor, escuchó como la chica lloraba y le suplicaba que la dejase que no le hiciera daño. El hombre le gritaba que si no quería que le pasase lo mismo que a su chico que no se resistiera.

Juan de golpe abrió la puerta y apuntó al individuo con la pistola. De forma instantánea, aquel individuo paró de agredir a la chica. No le veía la cara, estaba de espaldas, fue saliendo del coche. Y en un segundo que Juan lo perdió de vista, recibió una fuerte patada en la cara que le hizo caer la pistola.

La chica salió del vehículo corriendo. El maleante arrancó el coche, lo hizo girar bruscamente y acelero para atropellar a Juan. El policía no sintió nada, sólo vio como un coche le pasaba por encima de su cuerpo. El tiempo justo de girarse para que el coche no le pasara por encima la cabeza y, después, oscuridad total.

Cuando despertó, se encontraba en una cama del Hospital Can Ruti donde lo llevaron de urgencias. Las primeras curas, allí mismo en la calle mientras llegaba la ambulancia, las hizo la chica del coche.

Después de varios días en la UVI pudo subir a planta. Mientras se estaba recuperando, al segundo día de estar en planta, la pesadilla volvió. Un hombre vestido de enfermero se acercó a Juan y le dijo: -Tu no me volverás a molestar nunca más.

Media hora después, la enfermera vio horrorizada como Juan estaba muerto con un corte en el cuello. Fue asesinado por el secuestrador de la chica. Nadie sabe el porqué, cual fue el motivo.

Se sabe que el asesino fue detenido dos años después en Almeria y pagó sus crímenes. A día de hoy todavía está en la cárcel y casi ya tiene 65 años.

PD: A la viuda de Juan le fue entregada la medalla al valor, y a los hijos una pensión de orfandad de la policía para que pudieran estudiar. Uno de sus hijos actualmente es policía en un pueblo cercano a Calella.

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