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HISTORIAS Y VIVENCIAS DE UN CAMARERO EN CALELLA parte --IV--


Pues no. No acabaron aquí mis males con los compañeros de colegio. La bicicleta sufría extraños pinchazos cada semana un par de veces. Mi padre me enseño a repararlos y es lo que hacía, el pequeño timbre desapareció varias veces, al final decidí que no valía la pena seguir poniendo timbres, lo que sucedió una de las veces, me ponen los pelos de punta todavía. El que conoce la carretera que va hacia el colegio Salicru (actualmente no existe lo tiraron al suelo) la carretera es de montaña, la misma que te lleva hasta el butano, un gran desnivel y bastantes pequeños baches, yo bajaba siempre a una velocidad acorde a las características de la carretera, seguidamente tenía que atravesar toda Calella, hasta llegar a la primera calle de Pueblo Nuevo, lugar donde estaba mi casa, en la calle General Mola (actualmente 11 de septiembre)una vez en la puerta me echaba la bici al hombro y la subía tres pisos. Este ritual de cargar con la bici hasta el piso era la consecuencia de sufrir el robo de 10 bicicletas y un ciclomotor, creo que es un récord.(todas las bicicletas con su correspondiente candado) Ese día, al cargar la bici al hombro, las dos ruedas se quedaron en el suelo, alguien aflojo las palometas, si hubiera cogido un bache un poco fuerte, hubiera acabado en el hospital como mínimo. El siguiente verano empezaría un nuevo trabajo, mi madre habitualmente acudía a casa de la Sra., Isabel, podóloga y practicante de profesión y una gran mujer, su marido era el propietario de un famoso local nocturno La Quadra en la calle Rabal, después de mis dos años en Cafetería Pekín, tocaba aprender más del oficio en un nuevo sitio, al principio era un mundo, yo me limitaba a recoger el vidrio de las mesas fregarlo y colocarlo de nuevo en su lugar. Recuerdo el día que fui para hablar con el Sr. Pedro, se me quedo mirando y el comentario que realizó, me dio fuerzas para salir adelante. --creo que es muy joven, no lo aguantara-- --vamos a probarlo y si ve que no estoy a la altura me lo dice y me marcho a casa—respondí la prueba fue positiva, me quedaba todo el verano, supongo que estaban contentos con mi actitud porque al final de temporada me regalaron un reloj. Primer detalle que tenía un jefe conmigo, me sentía orgulloso de mí y de mi disposición para el trabajo. Dije antes que suponía que estaban contentos, pienso que lo puedo asegurar, no fue un año, fueron seis los que estuve con ellos, con muchas anécdotas, que os explicaré. Cuando empece trabajaba con Sr. Pedro, él y su hijo Jordi eran mis compañeros, después vendría Jose actual propietario (estaba haciendo la mili entonces él)tengo que decir que aprendí mucho en este local, Jose siempre decía que no éramos camareros, que éramos taberneros vendedores, yo catorce años, en fotos de entonces a duras penas salía mi cabeza por encima de la barra. Acababa la sesión a las 3 de la mañana, entonces, cerrábamos y al día siguiente volvíamos a las una del mediodía para la limpieza, más de una vez tenía que ir a buscar a algún camarero que se dormía y llegaba tarde para limpiar, una de las veces Jose, le dijo a un camarero, que si no aparecía a la limpieza, no tendría su parte del bote, el chico quería ser igual que todos en los beneficios, pero a la hora de currar nada. Me vienen muchos recuerdos a la mente, intentaré explicarlos todos (los que se pueden explicar). Cuando inicie mi andadura, unas de las primeras cosas que me vienen a la memoria, son los días de lluvia. “”Si los días de lluvia en verano “” esa calle tenía un problema, cuando llovía era un río, y encima las cloacas estaban al nivel justo de la calle, si llovía fuerte, los lavabos parecían fuentes, hasta llegar a inundar más de una vez el local, con clientes incluidos, realmente era algo espantoso cuando escuchabas los primeros truenos ya sabíamos lo que venía después. Cuando pasaba lo de la inundación, Jose lo primero que hacía era cortar la corriente, para evitar ningún problema, alguna vez los clientes se enfadaban porque querían seguir bailando sin importarle estar con agua sucia hasta los tobillos, se quitaban zapatos, calcetines y medias y querían seguir la fiesta, algo que muy cuerdamente Jose no permitía. Tan bien fui espectador del primer desnudo integral en una sala de baile. Era Julio, mediados, se celebraba el día de Francia, en el local muchos franceses, de vacaciones y celebrando a tope, ese día tan señalado para ellos, una pareja se dirigen al lavabo juntos, un par de minutos después, él sale vestido de chica y ella de chico, seguidamente una nueva pareja y otra y otra al final nadie se marchaba al lavabo y se despelotaban en la pista de baile. Jovencito inocente como yo al ver la gente desnuda, me doy la vuelta y me dirijo a Jose que no visualizaba la pista desde la barra, se dedicaba a poner la música, esto sucedía cuando Franco todavía vivía. --Jose, Jose, nos cierran el chiringuito como venga un poli— --que dices-- --están desnudos todos bailando— Jose se carcajeaba de mi comentario. --como van a estar desnudos, alguno se abra quitado la camiseta-- Jose se dirigió al interior donde estaba la pista, el corazón se le aceleró a 1000, estoy seguro al ver lo que yo ya había visto. --ce n'est pas possible ici, ce n'est pas possible ici (esto no se puede hacer aquí)—repetía una y otra vez Al final todo eran risas cuando lo recordábamos. La Quadra era más pequeña entonces al final de la barra estaba la puerta para ir a los lavabos a la derecha de estos una verja de madera con un pestillo que llevaba donde estaban las cajas vacías, una de las noches en plena sesión de trabajo, Jose me envió a llevar unas botellas vacías, como conocía todo nunca encendía la luz cuando entraba, abrí la verja y me encontré una pareja en plena faena, justo al lado de las cajas vacías, los reconocí, eran clientes habituales, me volví a la barra y nunca conté nada de lo visto, la pareja al salir ella estaba ruborizada y él un poco nervioso, no les dije nada, no me dijeron nada, las miradas explicaban bien lo sucedido. Los que conocen la Quadra se llevarían una sorpresa de sus principios con los actuales propietarios, anteriormente había pertenecido al Sr. Sebastián oliva. Hay caras que nunca se olvidan, la que nunca olvidaré es la de un matrimonio cliente semanal de la Quadra, cuando se marchaban ya al salir del local pasan junto al jefe Pedro, el hombre con la chaqueta en el brazo, levanta una de las manos y... ........................... se le cae una jarra de sangría que llevaba escondida, bajo la chaqueta. Hay ¿que es esto?, se me abra enganchado en la chaqueta al levantarme de la mesa, tardaron en volver mucho tiempo Los primeros años de trabajo allí, era totalmente diferente, las reuniones políticas eran semanales, los políticos locales, concretamente los de izquierdas, tenían su punto de reunión aquí. Otro de los recuerdos era en mitad de la noche, la música bailable dejaba de sonar y para sorpresa general, sonaba La Internacional seguida de els segadors, para continuar con el himno de Andalucía, país vasco, incluso sonaba el gallego, todo esto antes de que falleciera el caudillo, todos los asistentes encima de las mesas con puño en alto cantando, (alguno de ellos tuvieron cargos importantes en política nacional) era impresionante, acabados los himnos volvía la música bailable y aquí no ha pasado nada. El próximo capítulo continuo con más.

HISTORIAS Y VIVENCIAS DE UN CAMARERO EN CALELLA parte -III-


El segundo año, también fue bueno en cuanto a trabajo, realizaba los mismos trabajos que el anterior, no podía pedir más, ayudaba en la economía familiar y tenía mis pequeños ahorros, mi madre se encargaba de gestionarlos para que no los malgastara. Este verano, teníamos al abuelo con nosotros, el apartamento tenía dos habitaciones, nosotros éramos cinco más el abuelo, como dice el refrán éramos pocos y parió la abuela, mi familia de Madrid vino de vacaciones a casa, eran cinco más, imaginaros diez en un apartamento de dos habitaciones, éramos muchos, pero nos divertimos un montón, durante el día mi primo Pepe y yo dábamos vueltas por la playa, recogiendo los tapones de champán que encontrábamos, al llegar la noche cuando nos obligaban a meternos en nuestras camas, sacábamos las armas y empezábamos a bombardear a las chicas con los corchos, mientras más gritaban ellas más corchos les caían en la oscuridad de la noche, pasado un rato de guerra, normalmente era mi tío el que se levantaba y ponía orden (alguna vez incluso con un pequeño cinturón)el silencio solo duraba unos minutos, no tardaban en aparecer los corchos y los gritos de ellas, volvían a poner orden los mayores, era la misma situación varias veces durante el horario nocturno. Cuando podíamos íbamos a coger mejillones a la roca grosa y sus alrededores, alguna vez hasta un pequeño pulpo, recuerdo también los paseos por la playa con mi primo, éramos inseparables, al pasar cerca del bar Caribe, Francisco Pérez (una gran persona) nos paraba y a la pregunta dé. --donde van ustedes dos--sabia que no era nuestra direccion habitual logicamente nos devolvía a la casilla de inicio como en el juego de la oca. Tengo que decir, sin temor a equivocarme, que fue unos de los mejores veranos de mi vida, mi familia de Madrid regreso a su hogar, y yo empece el colegio,8º de EGB. En el colegio tengo que reconocer que iba muy justo, sacaría el curso, pero tendría que esforzarme. Las vivencias del colegio son agridulces, uno de los recuerdos que tengo es de las horas de patio. Salíamos todos en bandada hacia la pista de futbol, una vez en ella teníamos que hacer dos equipos, para hacerlos la primera norma era. --a la izquierda los del Barça- a la derecha los del Español-- --y yo con quien juego-- --tú puedes arbitrar, ja, ja, ja-- obviamente me quedaba sin jugar a no ser que faltara uno para completar equipo. No fue esto, lo más duro del colegio, lo más duro, venía a la salida, un grupo de ocho o diez me esperaban, me paraban para preguntar. --tú eres del Barça o del Madrid-- las primeras veces siempre contestaba lo mismo. --de los dos, me gustan los dos-- no era la respuesta esperada por ellos y volvían a insistir. --del Barça o del Madrid-- yo que no me gusta que me impongan nada, daba la respuesta menos esperada por ellos. --del Madrid, ¿qué pasa?-- lo que pasaba, os lo podéis imaginar una oleada de golpes sobre mi cuerpo, hasta el día siguiente a la misma hora, durante aproximadamente 20 o 25 días. Las madres no son tontas, la mía era poco culta, pero no era tonta, cuando cada día veía que yo había llorado, le extrañaba, pensó al principio(mi hijo se puede pelear como cualquier crío, pero cada día no) después del pensamiento paso a la acción, fue preguntando a todos los compañeros de clase que conocía, si me peleaba cada día en el colegio, al final uno fue valiente y le explico lo que pasaba cada día a la salida del colegio. Al día siguiente fue a hablar con el tutor de nuestra clase, el señor Babures (gran maestro por cierto) le explico lo que ella sabía y yo nunca le conté. Al empezar la clase dijo. --me llego una información que me entristeció, me informaron que cada día un grupo de alumnos de esta clase, espera al compañero Marín y por no se sabe que causa le propinan golpes y patadas, no quiero que esto vuelva a suceder ni una sola vez, el o los responsables serán expulsados automáticamente, lo habéis entendido-- lo entendieron perfectamente, ya no me esperaron a la salida del colegio nunca más. Otra cosa que no puedo dejar de contaros, sucedió en la carretera nacional, justo delante del colegio Lestonnac, un tráiler con cajas de cerveza, se le desplazó la carga y acabo toda esparcida por la carretera, justo a la hora que salíamos todos de los colegios, los encargados de vigilar la carga, nos ofrecían un paquete de seis cervezas por cada caja de cartón o plástico que le lleváramos, para ellos poder reciclar las enteras, os aseguro que la mitad de la carga que no se rompió acabo en casa de los alumnos de los colegios, eso hoy sería impensable. ¿Acabarán aquí todos los males de mi estancia en el colegio Salicru?. Eso lo contaré en el próximo capítulo.

EL HOMBRE DE LA CARRETERA


 Soy una persona relativamente joven, actualmente tengo más de 65 años, por lo tanto, estoy jubilado.

Lo que os quiero explicar sucedió hace muchos años, yo vivía en Calella y tenía una amiga, bueno realmente era mi novia aunque no oficial en Pineda , muchas veces el fin de semana me quedaba a dormir en su casa, con permiso de sus padres, siempre en habitaciones separadas, normalmente yo dormía en la habitación con su hermano. Era el mes de noviembre de un otoño gris y lluvioso, yo estaba bastante aturdido y porque no decirlo un poco triste en menos de un mes me tenía que incorporar al servicio militar, mi destino bastante lejos de casa en Murcia. Todo el tiempo que podía lo pasaba junto a mi novia, no quería retirarme de su lado, contaban muchas historias de parejas que hizo terminar su relación el dichoso servicio militar, yo esperaba que este no fuera mi caso. Cuando no estaba con mi novia, estaba con mi otra pasión, mi moto, una Honda BMX. Aquel día estaba preparándome para ir a casa de la novia, mi madre me preparo la ropa como casi siempre que salía de casa(las madres tienen esas cosas)me di una ducha para quitarme el olor a sudor del trabajo diario, me quede mirando fijamente mi reflejo en el espejo, cerré los ojos y me imagine como quedaría mi cabeza con el pelo cortado para la mili, me dio por reír, me vi horrible y con cara de cateto, eso es algo que yo no podía evitar. Me coloqué el pantalón de color gris vison, la camisa del mismo color, unas botas camperas, todo lo que estaba de moda en aquel tiempo, la verdad me veía guapo. Al salir de casa mi madre pregunto como siempre. --Regresaras hoy o te quedaras en fin de semana con la novia-- --si los padres están de acuerdo, me quedaré todo el fin de semana, dentro de pocas semanas no podremos vernos-- la dichosa mili no me la podía quitar de la cabeza, el sábado estuvimos dando vueltas por el pueblo los tres mi novia su hermano y yo, el hermano para mí era un colega un auténtico amigo, nunca jamás contó si nos vio darnos un beso o esas caricias furtivas que solíamos practicar. Al llegar la noche nos juntábamos en el patio de la casa, contábamos historias, nunca antes de la una de la madrugada nos marchábamos a dormir. El domingo paso rápido, cuando empezó a atardecer cogí la moto y después de una ligera charla con la novia nos despedimos, hasta la semana siguiente, enfile la calle hacia la carretera, justo cuando me tenía que incorporar un coche, paso bastante rápido, preferí esperar unos minutos antes de seguir mi camino hacia casa, mire hacia delante, no venía ningún coche, gire la cabeza hacia la derecha y tampoco venía ningún coche, algo me asusto a tres metros de mí un ser deforme como si en la cabeza llevara un casco apretado, me miraba fijamente, acelere todo lo que pude, tenía miedo. --que era aquello, gire la cabeza y desde el centro de la carretera empezó a seguirme a gran velocidad-- acelere más todavía para escapar del horrible monstruo que me perseguía, volví a girar y pude comprobar como de un salto intento subirse en la parte trasera de la moto, no podía correr más la moto derrapo y caí al suelo, la ropa quedo hecha girones, es lo que menos me importaba, solo quería escapar, bastantes metros más adelante y exhausto me pare para recobrar el aliento, a lo lejos aquel ser estaba parado en medio de la carretera mirando fijamente- me escondí entre unas cañas, pasados varios minutos pude observar como nadie estaba a la vista, me acerque temeroso a coger mi moto, le costó arrancar, al fin lo conseguí. Al llegar a casa mi madre se asustó a ver el aspecto que presentaba mi ropa. --no pasa nada mama resbalo la moto en una curva y caí, no paso nada solo la ropa-- --gracias a dios, quítate la ropa y tírala no tiene arreglo-- con la escusa de que la moto estaba estropeada, no frecuente la casa de la novia hasta que volví de la mili de permiso, no fui por la carretera fui por otro camino diferente, no paso nada, cuando me decidí volví a pasar por la zona, nada extraño vi, curiosamente muchos años después cuando paso con mi coche, puedo ver la extraña figura en el arcén de la carretera, me mira fijamente y nunca intenta aproximarse a mí, mirando el calendario siempre la puedo ver en el mes de noviembre, ya no me da miedo, un poco de respeto, y por supuesto nadie que viene conmigo en el coche puede verla.

HISTORIAS Y VIVENCIAS DE UN CAMARERO EN CALELLA PARTE -II-


¡La oferta era buena para mí, tendría que dedicar un tiempo a la colocación y limpieza, las propinas seguían cayendo, yo cuando iba con los amigos al salón de máquinas recreativas, me consideraba un afortunado, podía jugar a cualquier recreativo o futbolín, disponía de mis propinas y eran más que el sueldo, este obviamente se lo entregaba a mis padres integro, me sentía orgulloso de poder contribuir a la economía familiar! Los compañeros camareros eran grandes personas a pesar de la desconfianza del principio, uno de ellos se llamaba Vicente y era canario, un ligón empedernido cada día que le apetecía tenía compañía femenina, incluso alguna vez cogió la pequeña barca de remos y se adentró en el mar con compañía femenina en el bote. Otro de los camareros era Jesús, un maño auténtico, los de Zaragoza tienen fama de cabeza dura, lo confirmo era cabezón como él solo. En la cafetería teníamos una gramola, funcionaba con monedas de cinco pesetas, elegías el disco que querías y automáticamente te sonaba, al jefe le gustaba mucho, la canción "sex machine" de James Brown era como una tortura cada día la ponía por lo menos 15 veces, al final del verano me acabo gustando a mí también Una pequeña anécdota que me ocurrió con Vicente. Diez de la mañana, terraza llena de clientes, me pide ayuda. --niño coge esa bandeja con las pastas y sígueme hasta la mesa que tengo que servir— la bandeja pesaba poco, todo eran unos triángulos de cabello de ángel, yo enseguida me percate que unos de los triángulos llevaba enganchado un gran moscardón negro, intento avisar al camarero. --Vicente, Vicente espera un momento— Él continuaba el camino mientras me seguía hablando. --sígueme, sígueme, ya te digo donde los tienes que dejar— --Vicente para un momento, mira--repetí --tú coge la bandeja fuerte y sígueme, no te pares que tenemos muchos clientes que servir— --para un momento que te explico una cosa— --ya me lo explicaras cuando acabemos de trabajar--pensando que era una tontería más cuando lleguemos a la mesa, Vicente me pide que le pase los platos con las pastas. --Vicente espera un momento—lo intente por última vez --venga pásamelos todos-- le fui pasando uno a uno todos los platos, esperando que él se girara y viera el ocupante de la última pasta, no lo hizo y la cara del cliente fue un poema, cuando vio lo que le estaba sirviendo. La cara de Vicente fue de tierra trágame, obviamente lo retiremos y pedimos las correspondientes disculpas, aceptadas por el cliente. --no te diste cuenta o que –pregunto Vicente --si, pero tú no me escuchabas, todo el camino te lo intente explicar para dar marcha atrás y que no llegara a la mesa— --perdona niño, otra vez te escucharé aunque sea una tontería de las tuyas— al final de temporada explicándolo nos meábamos de risa. Un día, mientras el jefe estaba delante de la caja, se encargaba de cobrar y dar los cambios, se levantó un momento del taburete, abrió una botella de champán, no recuerdo la marca, pero era de calidad, a sus amistades no le ponía cualquier cosa. Lleno dos copas a medias, me alargo la mano para que las cogiera, con un gesto de cabeza me señalo la salida de la cocina, yo soy muy obediente y cogí las copas y salí por la puerta, una vez fuera, me bebí primero una y luego otra, (qué buen jefe tengo pensé). El grito que soltó cuando se percató que me las había bebido se escuchó muchos metros alrededor. --niño, tú eres tonto o qué?— no sabía por qué, me decía eso, yo al fin solo hice que obedecer sus órdenes. --usted me dijo que me saliera y me las bebiera—eso entendí yo --yo te di dos copas para los dos clientes que estaban acabando de comer en la mesa de la casa, desgraciado— después supe que los dos clientes a los cuales estaban destinadas esas copas eran La Camboria y Lauren Postigo, dos folclóricos habituales en el establecimiento, grandes amigos del jefe, solo puedo decir una cosa el champán estaba fresquito y muy bueno, la faena de colocar las botellas se me hizo muy llevadera esa tarde. Dos días después recibí una visita inesperada, un camarero del chiringuito Masip, se acercó mientras colocaba las botellas y me pregunto. --cobras por hacer esa faena— --si, claro, cada día me pagan— --cuanto— --100 pesetas— -si vienes a nuestro chiringuito a hacer lo mismo te damos 125 pesetas cada día— mi puesto estaba solicitado. --vale, pero no puedo ir hasta que acabe de aquí— --mientras estén colocadas antes de las 11 de la noche, perfecto— aquí empezó mi primera relación con el pluriempleo, como era un poco inquieto amplíe el negocio. Como explique anteriormente, todo era a base de botellas y vasos, los clientes venían al bar, compraban las consumiciones y se llevaban vaso, botella y un ticket de 5,10,o 15 pesetas, depende de lo que se llevaran, los extranjeros normalmente no los devolvían, aquí empezó mi nuevo trabajo, yo cargado con una caja rastreaba la zona de playa de nuestra influencia recogía, botellas, vasos, y tickets, que me eran abonados en el bar al entregar todo. Descubrí otra fuente de ingresos, las botellas grandes de refrescos, agua o cervezas, las llevaba a una tienda en los apartamentos codina, regentada por el Sr., Sanguino y su esposa Isabel, donde también me las abonaban, al final de mes yo tenía más dinero con mis trabajos extras que el que le daba a mis padres del sueldo. Otra cosa que me cautivaba durante mis veranos en el xiringuito Pekín, eran las casas de los pescadores, justo enfrente, no sé el porqué, aquellas casas me encantaban, (hoy día no queda casi ninguna)veía salir los pescadores y coger sus barcas que estaban en la arena para regresar después con el pescado recién cogido, era un espectáculo inimaginable, la calidad humana que tenían aquellos hombres, era inigualable (recuerdo sus caras, pero no recuerdo sus nombres). Fue un primer verano laboral muy bueno, aparte de mis gastos pude ahorrar para comprarme mi primera bicicleta, una BH de carreras, con seis piñones y tres platos. El precio fue de, 12500 pesetas y el lugar de compra Can Proyecto, un poco más arriba del hotel Vila. Me encantaba el color verde de la máquina, estaba orgulloso de mí, había trabajado muy duro, pero al fin conseguí mi pequeño sueño, mis amigos me envidiaban, tenía que volver al colegio, mi medio de transporte ya no serian, mis pies, sería mi bicicleta. El otoño e invierno paso rápido, la primavera la sangre nos alteraba y ya se acercaba el nuevo verano, pero eso lo contaré en el nuevo capítulo.

EL ABUELO


 Estamos contentos en la familia, mañana iremos a la casa nueva, una casa de tres plantas y sótano, mis padres la compraron hace tres meses y al fin llego el día.

La verdad es que en toda mi vida, nunca viví en otro lugar, solo las vacaciones en casa de mi tía Jacinta, esta noche siento pena de marcharme, es una sensación agridulce, por una parte, quiero empezar la nueva vida en el nuevo hogar, sé que tendré una gran habitación para mí, podre colocar una gran pantalla y conectarla a mi consola de videojuegos, pero otra parte de mí se siente triste, al dejar muchos recuerdos de la infancia, en esta casa también vivieron mis abuelos hasta que fallecieron. Recuerdo la noche que murió mi abuelo, toda la familia estaba junto a la cama donde estaba prostado, mi madre lloraba, igualmente mis tíos que llegaron del pueblo para darle el último adiós, todo fue triste, lo queríamos mucho, la última vez que hable con él a solas en la oscura habitación nunca lo olvidaré, estas fueron sus palabras. Carlitos (él siempre me llamaba por el diminutivo de mi nombre)siempre estaré junto a ti en esta casa, aunque no me veas, estaré cuidándote a ti y toda la familia, nunca os abandonaré, pórtate bien. Esas palabras fueron las últimas conmigo, hoy tengo una gran pena, me gustaría saber si verdaderamente está junto a nosotros, las lágrimas me caen en su memoria. Llevo acostado más de tres horas, son la una de la mañana, no puedo pegar ojo, intento relajarme para conciliar el sueño, nada de lo que intento lo consigue, continuo con los ojos como platos. Me viene a la cabeza un reportaje que vi en televisión sobre diferentes formar de relajarte cuando no puedes dormir, no podía perder nada, intentaría alguno de sus trucos. Me fui a la ducha en el silencio de la noche, mis padres estaban dormidos profundamente, deje correr el agua hasta que empezó a salir caliente, me introduje en el plato de ducha dejando correr la templada agua sobre mi cuerpo, la puerta cerrada hizo que el vapor de agua mojara las paredes y el espejo, era una sensación muy agradable. Salí de la ducha y me sequé delante del espejo, mi imagen salía borrosa, reflejada en él, una raya en la condensación me saco de mi relajación, podía ver claramente como alguien escribía en el espejo. “”si os marcháis de esta casa, mi alma no podrá descansar nunca más” --quien eres—pregunte asustado --soy tu abuelo, Lucifer me dio a elegir, quedarme en esta casa para siempre o ir al infierno junto a él—respondió en el espejo --abuelo, puedes venir con nosotros a la nueva casa-- --no, el pacto fue hasta el fin, pero solo en esta casa-- --abuelo que puedo hacer yo, mis padres ya lo tienen todo preparado-- --tienes que conseguir que no abandonen esta casa-- --no podre impedirlo, ellos están deseando marcharse-- --si hay una solución-- --dímela, lo intentaré-- --tus padres tienen una estufa en su habitación verdad-- --no lo sé, casi nunca entro en su cuarto-- --si esta te lo aseguro-- --y que pasa con la estufa—pregunte aturdido --solo tienes que ir sin meter ruido, girar la espita de la bombona, cerrar la puerta y salir a la calle a pasear un par de horas-- --abuelo, eso puede ser peligroso-- --si quieres que continuemos juntos es lo único-- --que pasara con mis padres-- --no puedes pararte a pensar, quieres dejarme aquí solo, para toda la eternidad—ya no solo escribía en el espejo también en las brillantes azulejos de las paredes --de acuerdo abuelo, lo haré, porque te quiero mucho-- me dirigí a la habitación de mis padres, entre en completo silencio, gire la espita y antes de salir ya note el característico olor a gas. Tal como me lo indico, me marche de casa un par de horas, al acercarme de nuevo al hogar, pude ver como bomberos y policías estaban dentro, uno de ellos, se acercó a mí. --chico, no puedes estar aquí, hay una fuga de gas, es muy peligroso-- --yo vivo aquí, mis padres están dentro-- después de largos interrogatorios confesé lo de mi abuelo, el policía se quedó sorprendido de mi declaración, dirigiéndose a su compañero. --otro caso como el de la vecina viuda del bloque adyacente, también murió intoxicada por gas, esta vez si tenemos al culpable-- me acuerdo de esa vecina, fue la primera mujer con la cual tuve relaciones sexuales. Su esposo fue el que me pidió que lo hiciera y lo hice, aquella vez nadie sospecho de mí, esta vez no pude esconder mi acto, los doctores dijeron que tenía esquizofrenia, nadie creyó que me podía comunicar con los que nos cuidan

HISTORIAS Y VIVENCIAS DE UN CAMARERO EN CALELLA 1ª PARTE


 Aquí empiezo una serie de historias y vivencias de un camarero en Calella, empece a trabajar de esto hace muchos años, de lo primero que recuerdo fue en los 70 aproximadamente.

Lugar, un chiringuito de la playa, de los de antes los auténticos, todo de cristales y madera, muchas veces solo aglomerado, pero que resistían un verano tras otro, yo tendría unos doce años no más, mi padre el Sr. Hilario era el encargado de las hamacas y los parasoles del establecimiento, unas cien sillas y veinticinco parasoles, aunque al final del día, casi duplicaba los alquileres, eran muchos los extranjeros que venían por la mañana y no regresaban por la tarde, al dejar el ticket de las hamacas mi padre tenía de alguna manera el permiso para volver a alquilarla (se me olvido dar el nombre del chiringuito, el nombre PEKÍN, cerca de la riera de capaspre).

Cuando yo empezaba las “merecidas”vacaciones del colegio, mi madre me enviaba de buena mañana con mi padre a la playa, estaba moreno a tope, varios días enredando por la cafetería e intentando ayudar a mi padre fueron suficientes para que dueño del chiringuito se fijara en mí. --niño, tú pareces un poco espabilado, quieres trabajar aquí-- --no se tengo que preguntar a mis padres-- salí corriendo hacia donde estaba mi padre y con el corazón latiendo fuerte le explique a mi progenitor lo sucedido con el jefe, el Sr. Fernando. Un hombre de mucho peso, no solo por sus cargos, entre ellos jefe de la sección local de la cruz roja, también por lo que pesaba. Su encantadora esposa Sra. Paquita, su sobrina Nati, y el esposo de esta . --y tú qué dices, te ves preparado para trabajar, tendrás que venir todos los días y obedecer todo lo que te ordenen sin rechistar--me comento mi padre --si yo quiero trabajar para ayudar en la casa-- --bueno vamos a hablar con él jefe, te diré un secreto yo ya lo sabía me lo comento esta mañana, y le dije que te lo preguntara a ti, a ver que decías-- Como ellos ya habían hablado, yo solo tuve que escuchar, cuál era mi trabajo fregavasos, la parte que más me gusto es cuando dijo el Sr. Fernando. --ganaras 3000 pesetas y lo que hagas de propinas, estas cinco mesas del paseo te encargaras tú de mantenerlas limpias, igual que el jardín, si a la gente le gusta te dejarán buenas propinas-- a mí me pareció un mundo todo esto, tenía trabajo podría ayudar a la familia y lo más importante una responsabilidad mantener limpio y ordenado el jardín que daba al paseo. La verdad al principio fue decepcionante nadie se sentaba en aquellas mesas a pesar de que cada 15 o 20 minutos limpiaba las mesas, el polvo del camino del paseo al pasar algunos coches lo dejaban igual, las que si lo agradecieron las plantas, cada día recibían su ración de agua, nunca las vi tan alegres y coloridas creo que su nombre era Dondiego de noche, diferentes colores alegraban el pequeño jardín, mis mesas vacías y la terraza de la playa a tope, qué injusticia pensaba para mí, estaba tan bien regado el jardín que justo en el final del jardin, empezaron a crecer varias sandias, alguien tiro un trozo de sandia y las semillas agarraron, pasado un tiempo recogí las tres sandias la verdad es que la calidad no era para estar orgulloso, pero lo que cuenta es la intención y el esfuerzo que puse para que crecieran, me sentí feliz de sacarlas adelante. Algo cambio en mitad de verano, una ordenanza municipal impedía pasar coches a partir de cierta hora por el lateral del paseo, mis mesas ya eran más solicitadas, se me acumulaba el trabajo, la pica de fregar no la podía desatender y los clientes eran muy importantes.
La propina empezaban a caer, cada peseta que me daban, me infundía un poco más de fuerza para seguir adelante, el boom llego en agosto los clientes habituales de fin de semana, casi todos residentes en Barcelona les pareció un lugar muy bueno para comerse la paella del domingo, los camareros intentaron ser ellos los que sirvieran esas mesas, la respuesta del jefe fue tajante.
--el niño cuida y limpia el jardín y las mesas, además de estar siempre atento a ellas, cosa que vosotros no hacéis, él se encargara de servirlos-- --si es un niño, no ve jefe que la liara-- --es un niño, pero responsable y él lo hará bien estoy seguro-- Juntaba dos o tres mesas preparando todo lo necesario bajo el control del Sr. Fernando al final una mesa de refuerzo para dejar la paella en ella y que se pudieran servir ellos. Los camareros oficiales no paraban de observar y a pesar de mi corta edad y experiencia lo saqué adelante. Los camareros me llamaron al final de la jornada, como ellos eran los encargados de cobrar, me dieron la correspondiente propina orden del jefe y me ofrecieron otro trabajo. En aquellos tiempos toda la bebida era en botellas retornables al final del día se encontraban con 12 o 14 cubos de los de basura grandes llenos de botellas para colocar en sus cajas correspondientes y ellos muy cansados del trabajo, me ofrecieron 100 pesetas por colocárselas y limpiar la zona donde se colocaban, indudablemente yo acepté todo lo que fuera ganar algo de dinero me parecía interesante, de momento lo dejo aquí, el próximo capítulo más historias y vivencias reales de un camarero(bueno, aprendiz) en Calella, hay muchas historias espero que os guste un poco la regresión al buen turismo en este encantador pueblo os espero la semana que viene con más y espero que interesantes y divertidas historias de mi vida laboral y social.
Arxiu Josep Martí Gay FOTO

TELEFONO MALDITO

 En un pequeño barrio de la ciudad, había una tienda vieja y mugrienta que vendía las antigüedades más inverosímiles que uno pudiera imagina...