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EL HOMBRE DE LA CARRETERA


 Soy una persona relativamente joven, actualmente tengo más de 65 años, por lo tanto, estoy jubilado.

Lo que os quiero explicar sucedió hace muchos años, yo vivía en Calella y tenía una amiga, bueno realmente era mi novia aunque no oficial en Pineda , muchas veces el fin de semana me quedaba a dormir en su casa, con permiso de sus padres, siempre en habitaciones separadas, normalmente yo dormía en la habitación con su hermano. Era el mes de noviembre de un otoño gris y lluvioso, yo estaba bastante aturdido y porque no decirlo un poco triste en menos de un mes me tenía que incorporar al servicio militar, mi destino bastante lejos de casa en Murcia. Todo el tiempo que podía lo pasaba junto a mi novia, no quería retirarme de su lado, contaban muchas historias de parejas que hizo terminar su relación el dichoso servicio militar, yo esperaba que este no fuera mi caso. Cuando no estaba con mi novia, estaba con mi otra pasión, mi moto, una Honda BMX. Aquel día estaba preparándome para ir a casa de la novia, mi madre me preparo la ropa como casi siempre que salía de casa(las madres tienen esas cosas)me di una ducha para quitarme el olor a sudor del trabajo diario, me quede mirando fijamente mi reflejo en el espejo, cerré los ojos y me imagine como quedaría mi cabeza con el pelo cortado para la mili, me dio por reír, me vi horrible y con cara de cateto, eso es algo que yo no podía evitar. Me coloqué el pantalón de color gris vison, la camisa del mismo color, unas botas camperas, todo lo que estaba de moda en aquel tiempo, la verdad me veía guapo. Al salir de casa mi madre pregunto como siempre. --Regresaras hoy o te quedaras en fin de semana con la novia-- --si los padres están de acuerdo, me quedaré todo el fin de semana, dentro de pocas semanas no podremos vernos-- la dichosa mili no me la podía quitar de la cabeza, el sábado estuvimos dando vueltas por el pueblo los tres mi novia su hermano y yo, el hermano para mí era un colega un auténtico amigo, nunca jamás contó si nos vio darnos un beso o esas caricias furtivas que solíamos practicar. Al llegar la noche nos juntábamos en el patio de la casa, contábamos historias, nunca antes de la una de la madrugada nos marchábamos a dormir. El domingo paso rápido, cuando empezó a atardecer cogí la moto y después de una ligera charla con la novia nos despedimos, hasta la semana siguiente, enfile la calle hacia la carretera, justo cuando me tenía que incorporar un coche, paso bastante rápido, preferí esperar unos minutos antes de seguir mi camino hacia casa, mire hacia delante, no venía ningún coche, gire la cabeza hacia la derecha y tampoco venía ningún coche, algo me asusto a tres metros de mí un ser deforme como si en la cabeza llevara un casco apretado, me miraba fijamente, acelere todo lo que pude, tenía miedo. --que era aquello, gire la cabeza y desde el centro de la carretera empezó a seguirme a gran velocidad-- acelere más todavía para escapar del horrible monstruo que me perseguía, volví a girar y pude comprobar como de un salto intento subirse en la parte trasera de la moto, no podía correr más la moto derrapo y caí al suelo, la ropa quedo hecha girones, es lo que menos me importaba, solo quería escapar, bastantes metros más adelante y exhausto me pare para recobrar el aliento, a lo lejos aquel ser estaba parado en medio de la carretera mirando fijamente- me escondí entre unas cañas, pasados varios minutos pude observar como nadie estaba a la vista, me acerque temeroso a coger mi moto, le costó arrancar, al fin lo conseguí. Al llegar a casa mi madre se asustó a ver el aspecto que presentaba mi ropa. --no pasa nada mama resbalo la moto en una curva y caí, no paso nada solo la ropa-- --gracias a dios, quítate la ropa y tírala no tiene arreglo-- con la escusa de que la moto estaba estropeada, no frecuente la casa de la novia hasta que volví de la mili de permiso, no fui por la carretera fui por otro camino diferente, no paso nada, cuando me decidí volví a pasar por la zona, nada extraño vi, curiosamente muchos años después cuando paso con mi coche, puedo ver la extraña figura en el arcén de la carretera, me mira fijamente y nunca intenta aproximarse a mí, mirando el calendario siempre la puedo ver en el mes de noviembre, ya no me da miedo, un poco de respeto, y por supuesto nadie que viene conmigo en el coche puede verla.

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