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MISTERIO EN LA CAFETERIA
Como cada mañana desde hace cinco años a las seis de la mañana, Isidro se dirigió hacia la cafetería "El destino", cada día a las 6,15 subía la persiana y una vez dentro la bajaba hasta la mitad, tenía que organizar todo para abrir a las 6,30. Encendió algunas luces y puso en marcha toda la maquinaria para que cuando llegara el primer cliente estuviera todo preparado, llego el camión de reparto y le entrego la caja del día, unas piezas de bollería y pan bastante pan, muchos trabajadores de los alrededores venían a comerse un bocadillo cada día en la pausa del desayuno, la cafetera se calentaba bastante rápida, cuando ya estaba caliente se preparaba su primer café del día, el olor y aroma de ese café era algo indescriptible le encantaba y lo saboreaba con placer sobre todo los días de frío, con la persiana ya subida esperaba al primer cliente que no era otro que Andrés un asiduo que se marchaba cada día con el coche a trabajar, pero antes se tenía que tomar su gasolina como él decía a Isidro. --Isidro prepara mi gasolina--- y él le preparaba un café doble y un pequeño bocadillo de jamón ibérico, y como cada día se jugaba unas monedas en las máquinas traga perras mientras Isidro le preparaba lo suyo, casi nunca tenía suerte y ese día no fue diferente al final saco la cartera e introdujo un billete de cinco euros para intentar buscar la suerte. --Andrés ya tienes tu gasolina preparada – le comento Isidro y el dejo la máquina y se subió a un taburete de la barra para tomar él, tentempié de la mañana estuvieron cinco minutos charlando sobre la vida y lo difícil que era mantener el negocio la respuesta de Isidro fue. --un día me tocará la primitiva y ese día podre dejar de trabajar y dedicarme a mi esposa con fibromialgia hace bastante tiempo-- --ojalá tengamos esa suerte algún día—fue la respuesta de Andrés. Le dejo cinco euros por la consumición y se marchó hacia su coche como cada día. El segundo cliente normalmente solía tardar un poco más e Isidro se preparaba su segundo café y miraba que todo el local estuviera en orden mientras se lo bebía, al pasar junto a las máquinas traga perras vio unos papeles en el suelo, le extraño que estuvieran en el suelo, los recogió y se sorprendió eran dos boletos para la primitiva de esa noche y el único cliente que entro y jugo a las máquinas fue Andrés, las guardaría y se las daría al día siguiente. El día fue como otro flojo, a duras penas podía cubrir gastos hizo caja y el total fueron menos de 150 euros a pesar de estar desde las seis de la mañana hasta las 7 de la tarde luego tocaba la limpieza a esa hora venía su mujer y le ayudaba a limpiar si se encontraba bien. Ese día quería hacer un poco de inventario para ver el género que le quedaba se alargó el día de trabajo y pasadas las diez acababa todo, se puso una pequeña caña y se sentó en una de las mesas junto a su mujer para ver la televisión antes de marcharse para casa, justo en el momento que sorteaban la lotería primitiva empezaron a salir los números de la suerte. --2, 5, 7, 20, 25 48 complementarios 22 reintegros 8-- Isidro miro su boleto como cada semana y nada ni el reintegro. Se acordó del boleto que encontró y fue a mirarlo por curiosidad. Dos, cinco, siete, veinte, cuatro de cuatro trago saliva y continuo veinticinco, el corazón se le disparó cinco de cinco con temblor en las manos miro el último número cuarenta y ocho. Dios mío tenía en sus manos un billete de seis aciertos, eso era mucho dinero, pero no era suyo, se lo comento a la mujer que se encontró el boleto delante de las máquinas y solo entro un cliente tenía que devolvérselo. Llegaron a la casa y se metieron en la cama hablando bastante sobre si devolverlo a su dueño o quedárselo y podrían pagar sus deudas, al fin de cuentas el boleto no tiene nombre y sus deudas eran muy grandes, no pudo dormir en toda la noche pensando, su conciencia no le dejaba en paz, antes de la hora se levantó y se marchó hacia la cafetería siguió su rutina como cada día llego el pan y la bollería y le dejo la factura para pagar al fin de semana 60 euros la mitad de la recaudación del día y cada día llegarían nuevas facturas se sentó mirando el infinito y tomando su primer café. Hoy no podía saborearlo no estaba tranquilo, todavía no sabía que hacer con el boleto de seis aciertos su dueño estaba a punto de llegar, empezó a escuchar pasos entrando en el bar, se giró al mismo momento que escucho. --Isidro prepara mi gasolina-- Isidro se fue a la cocina y le preparo el bocadillo y el café doble. Cuando se sentó Andrés para desayunar después de jugar a las máquinas traga perras lo miro fijamente y le pregunto --tú que harías con mucho dinero si te tocara-- --me iría de viaje y dejaría de trabajar-- fue la respuesta Isidro trago saliva y le pregunto si había perdido algo la respuesta fue clara. --yo perdí la vergüenza, pero de eso hace muchos años – Isidro insistió no perdiste ayer un boleto de primitiva pregunto. --Andrés fue tajante, no imposible no juego a nada solo las monedas que hecho por la mañana en la máquina, nada más de juegos-- entonces Isidro le explico que se encontró el boleto justo delante de la máquina y que el único cliente que entro era él por lo tanto tenía que ser suyo. Eres muy honrado y yo podría aprovecharme de tu buena acción, pero no, no es mío. --me lo puedes enseñar, nunca vi un boleto premiado con millones dijo Andrés-- Isidro cogió el boleto y se lo enseño, Andrés se quedó pálido esos números le sonaban y tanto que le sonaban y se lo explico a Isidro, --esos números son los que jugaba siempre el anterior propietario de este local,2, 5, 7, era la edad de sus hijos cuando cogió este negocio 20 era la edad de su mujer cuando se casó y 25 la suya y 48 era el número del local. --donde vive esa persona –pregunto Isidro para entregarle el boleto --jajajajajajajajaja--fue la respuesta de Andrés esa persona no vive, murió hace 10 años de un infarto delante de las máquinas traga perras jugándose los últimos euros que tenía para intentar pagar deudas lo encontraron muerto justo delante y con un boleto de primitiva en la mano y ese boleto tenía esos números, muchos años el jugo los números, pero nunca le toco nada. Isidro miró el boleto y comprobó que la fecha era de ayer y en el banco dieron conformidad al pago nunca nadie reclamo nada, nunca nadie le pregunto nada, solo alguna vez las máquinas traga perras se encendían solas y de vez en cuando daban alguna moneda.
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