visitas

MUERTES SIN SENTIDO


 Alberto llevaba desde hace 30 años en policía científica y todavía no entendía lo que estaba pasando en ese pueblo.

Un pueblo con un índice de mortalidad inferior a 50 personas al año, llevaban dos, superándolo con diferencia el pasado año 78 y al anterior 85. Algo estaba pasando, muchas muertes en extrañas circunstancias, sin violencia, sin robo sin aparentemente suceder nada extraño, las autopsias no revelaban nada todas ponían lo mismo. Parada cardiorrespiratoria sin causa que la justifique. Su experiencia le decía que no era normal y se pasaba las noches estudiando caso por caso y no tenían nada que ver unos con otros, eran casas con los adornos típicos de la región, fotos familiares y los cuadros habituales en cada casa, todo era muy normal, las plantas bien cuidadas y regadas, igual que toda la casa limpia y ordenada. Jueves 5 de agosto: Todo bien, pero algo se le estaba escapando, estaba pensando, cuando le sonó el teléfono. —Sargento Miraflores?— —si diga—contesto él —acabamos de recibir un 3415 en la calle arganda número veinticinco vaya para allí— —recibida gracia—
Sabia lo que se encontraría un 3415 era persona encontrada muerta en su domicilio, una más de las muchas que sucedían últimamente. Siempre eran personas que vivían solas o en pareja. Varias veces fueron dos los fallecidos a la vez, pero ¿Qué es lo que pasaba?. Entro en la casa y encontró lo que esperaba una mujer de unos 50 años fallecida en el sofá. Sus gestos no delataban dolor ni sufrimiento buscaron huellas o algo que les indicara el porqué de la muerte, pero como siempre nada, el juez pasadas tres horas permitió el levantamiento del cadáver, para trasladarlo al hospital donde se le practicaría la autopsia, aunque sabia que como en los demás casos no tendrían nada para esclarecer el fallecimiento. Estos casos le estaban desgastando mucho, estudiaba todos los dosieres de muertes parecidas en los dos últimos años y siempre lo mismo nada en común, o mejor dicho todo era común en los casos, gente solos o en pareja, nada anormal en las casas, y nada de robos ni violencia. En la última reunión cuando llego su turno de exponer sus pesquisas, lo dijo claro. —estamos ante un caso de asesino en serie— todos los asistentes a la reunión se miraron y sus miradas lo decían todo incluso en voz baja comentaban. —este Alberto está muy perdido, quien es el asesino y porque mata y lo más importante como los mata— Cuando le preguntaban, él no sabía que contestar, pero estaba seguro de lo que decía. Domingo 15 de agosto. Alberto se disponía a salir de casa para marcharse una semana a una serie de reuniones policiales. Dio un beso a su mujer y le prometió que la llamaría todos los días, arranco el coche y enfilo la carretera con destino Madrid. Cinco minutos después de su marcha, alguien llamo a la puerta. —señora Luisa Garcia— —si soy yo que quería—pregunto ella —floristería Gómez traigo una planta para usted— Luisa recogió la planta, la miro fijamente y pensó, este marido mío es un encanto, cinco minutos fuera y ya me manda una planta, lo quiero como a mi vida. Ella ni se fijó que no tenía ninguna tarjeta ni nada que indicase de quien era, como le indico el chico que le entrego la planta la tenía que regar un poquito y luego dejarla en un lugar soleado del interior. Se dirigió a la cocina para regar la planta con mucho mimo y cuidado le dejo caer un pequeño chorro de agua y después la puso cerca de la ventana para que no le faltara el sol. Cuando la dejo al sol ella se tumbó en el sofá pues tenía un poco de sueño. Lunes 16 de agosto: Alberto llamaba insistentemente a su mujer, y ella no contestaba, ya se empezaba a preocupar, tomo la decisión de llamar a un vecino que tenía llave para que echara un vistazo en la casa pues era muy extraño que su mujer no le contestara durante todo el día. El vecino se acercó a la casa llamo al timbre, espero paciente un par de minutos y como no le contesto nadie, saco las llaves de su bolsillo y abrió la puerta. —Luisa, Luisa—llamo en voz alta. Nadie le contesto abrió la puerta del comedor y vio a Luisa en el sofá sin respiración, estaba muerta salió rápido de la casa y llamo a la policía y ambulancia, a continuación llamo a Alberto. —Alberto algo horrible paso en tu casa, Luisa esta muerta en el sofá— —Que— grito Alberto si esta muerta igual que tanta gente últimamente en este pueblo. Alberto cogió el coche y saltándose todas las normas de tráfico se dirigió donde residía con su mujer. Cuando llego el cuerpo ya estaba en el anatómico forense y no la pudo ver, el policía que llevaba el caso ante su ausencia le enseño unas fotos de su esposa en el sofá, Alberto solo pudo llorar. Fue a su casa y al ser policía le dejaron entrar, para una inspección ocular, todo estaba igual que cuando se marchó, nada fuera de sitio, solo una cosa le llamo la atención y que empezó a recordar vio en otros casos esa pequeña planta que estaba en el comedor, no estaba cuando él se marchó, pero ¿cuándo llego a casa? Envió la planta a analizar. Resultado, hiedra venenosa rociada con un elemento líquido que hace reacción con el agua, la poca cantidad que tenemos no nos da la certeza que sea la causante del fallecimiento. Después de volver a analizar, comprobaron que tenía un trozo de plástico biodegradable que al contacto con el agua liberaba una pequeña nube de gas supertoxico que producía la muerte casi instantánea. Albero consiguió las grabaciones de una cámara de un banco cercano, para ver quien era el que llevaba la planta a su casa, pudo ver al repartidor con un jersey rojo y el letrero de la floristería en la espalada. Esa floristería no existía y en todas las casas de gente fallecida estaba la planta, estaba claro que la causante era la planta pero, ¿por qué? Mirando las imágenes pudo reconocer a la persona, era un vecino del pueblo que tenía un local de copas y se lo hicieron cerrar por problemas con drogas, cuando fue a la cárcel juro vengarse de todo el pueblo y lo estaba realizando uno a uno, el veneno que ponía en la bolsa que enterraba en la planta era un veneno que conoció en un viaje a Brasil, visitando una parte de la selva Amazonas, la policía llego a su casa y tenía tres plantas más preparadas, cuando los policías se acercaron a él para detenerlo tiro un vaso de agua sobre las tres plantas, produciendo la reacción de fatal desenlace, murieron en el acto el asesino en serie, Alberto y los dos policías que le acompañaban en ese momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

TELEFONO MALDITO

 En un pequeño barrio de la ciudad, había una tienda vieja y mugrienta que vendía las antigüedades más inverosímiles que uno pudiera imagina...